Los Lobos de Needville

Capítulo 1


«Bienvenidos a Needville»

Mis ojos recorren con un ligero nerviosismo y curiosidad todos los alrededores, detallo el viejo cartel con algunas letras caídas que da la bienvenida a mi nuevo hogar. El auto se va adentrando en una calle un poco estrecha rodeada de casas y con una fila consecutiva de árboles que la adornan. A medida que avanzamos se perciben algunas miradas de rareza, el lugar es húmedo, frío, la gente es ambigua y aparentan tener el mismo ánimo del clima.

Mi mamá se voltea y le dedico una mirada de extrañeza total, ella se limita a levantar los hombros en señal de estar tan descolocada como yo. Voy mirando hacia atrás, como si le dijera un adiós que no quiero darle a mi vieja vida. Avanzamos hasta dejar el pequeño pueblo y nuestras vistas ahora enfocan casas exageradamente elegantes, muy separadas entre sí. El lujo se desborda por cada esquina entre coches caros y viviendas obstentosas.

Llegamos a la que al parecer es la última, la impresionante vista me hace abrir los ojos, tiene dos pisos perfectamente diseñados, cubiertos de grandes cristales, está totalmente rodeada de un espeso bosque, que le da un pequeño toque de misterio y el frío se siente atravesar la piel. El auto se estaciona, mi madre se baja torpelosamente con todos los bolsos que viene cargando, rezoplando que el chofer no la ayuda.

— Permítame señorita Hooper —dice mientras se coloca apresuradamente al lado de ella

— Aprende a ser más rápido Roald —responde vaciando su carga en el hombre

Roald y las bolsas que trae son lo único que tiene en común la nueva casa y la antigua, ya que según el mánager de mi madre tiene que estar en un ambiente totalmente nuevo para poder tener inspiración. Me bajo lentamente admirando todo el esplendoroso paisaje, el camino es empedrado y veo a mi mamá tropezar sujetándose del chofer, haciendo que se me escape una risa. Mis pies van escalando los peldaños de la escalera principal, la vista me sigue sorprendiendo, en la entrada hay una alfombra roja que llega hasta la enorme puerta que se divide en dos, mi madre las abre y todo lo que podíamos haber imaginado se deshace en pedazos con lo que hay ante nuestros ojos.

Realmente no le teníamos fe a los gustos de su mánager, pero todo está perfectamente arreglado y cuidadosamente detallado, tiene una pared repleta de pequeños escritos de motivación, en otra hay pegados varios retratos de antiguos escritores y un estante con algunos de los libros más reconocidos, reposa en la esquina de las dos paredes. Unos escalones cristalizados se desliza hasta el piso superior, cuadros pintorescos que al mirarlos producen energía positiva.

La curiosidad de explorarlo todo se enciende en mí, descubro lo que es el primer piso: la cocina bien conjuntada, una pequeña sala de estar bien amueblada, una habitación curiosamente arreglada y una terraza digna de proporcionar la mejor tranquilidad, con un panorama perfecto para la hora del café y libros que tenemos pactado mi progenitora y yo. En mi recorrido, mi atención recae detrás de la casa, desciendo de la elevación que hay al lado de las escaleras traseras, observo atontada los árboles es realmente un ambiente de paz, continúo en el camino dejándome llevar por el murmullo del viento, cuando me doy cuenta de que me he alejado lo suficiente al punto de no ver la casa, al alzar la vista estoy cerca de un sendero, es estrecho, como los que son hechos para hacer senderismo o andar en bici.

Del otro lado del camino hay lo que detallo como una flor, blanca, tan blanca que rápidamente llama mi atención, sin mirar hacia los lados sigo recto, mi mirada sólo se enfoca en ella, apagando el susurro externo, en mi ido mundo reconozco lo que es un timbre que cada vez se va acercando más y más a mi posición. Antes de que pueda reaccionar me roza una ágil bici montada por un chico que me empuja hacia el suelo con rapidez, él se detiene estrepitosamente, sin bajar de su transporte haciendo que chirreen las gomas contra el pedregal del camino.

— Eres estúpido? —logro decir estallando de rabia desde el suelo

Su cabello es tan blanco como la flor que llamó mi atención y que segundos antes había provocado el choque, su mirada recae intensamente fija en mí, tiene la respiración agitada haciendo que el calor que expulsa su cuerpo se refleje como humo en el aire, la expresión de su cara es seria que genera un temor extraño en mi interior, provocando que un cosquilleo leve en el estómago se haga presente tensionando mi cuerpo.

«Y si me hace daño »

Estamos solos en medio del bosque y tiene toda la pinta de asesino, fácilmente podría matarme y ocultarme entre los árboles, tardarían semanas en encontrarme, ésta no es la forma en la que pensé que moriría.

Mi estúpida cabeza pensaba en silencio, además de que la intensidad de sus ojos azules no cooperan ante la situación, son extremadamente temerarios e imponentes, nunca había visto un tono azul tan intenso y penetrante como aquellos. Queda unos cuantos segundos así, observando algo en mí que no logro descifrar. Aparto mis ojos de su figura, pero sigo sintiendo la vibración de su mirada sobre mí, él es el lobo asechando a su presa y yo sólo soy la indefensa víctima asustada.

«Estará pensando en la despiadada forma de matarme »

Sin decir nada, baja la mirada hacia mis piernas expuestas, levanta la vista y en sus labios se dibuja una maquiavélica sonrisa, dejando ver la blancura de sus perfectos dientes, haciendo que mi corazón funcione a latidos acelerados, devuelve la mirada a su bici y sigue su camino como si no hubiese ocurrido nada. En ese momento el alma regresa a mi cuerpo y una sensación de alivio lo recorre.

Lo maldigo siete veces mientras un ardor que cuece mi piel lleva mi mirada a la pierna que minutos antes observaba el chico, un hilo de sangre recorre desde mi rodilla magullada hasta la parte baja de mi tobillo, enseguida trato de ponerme de pie aunque lo hago con un poco de dificultad, mis manos se sacuden restándole el polvo que recogieron, intento caminar y el dolor que siento al hacerlo me obliga a ir apoyándome con las manos en el arbusto más cercano a mí. Doy la vuelta tratando de encontrar el camino a casa, guiándome por el mismo rumbo que venía, cruzo el sendero y como puedo me voy internando en el bosque nuevamente.



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En el texto hay: psicopata, lobo, sangre

Editado: 15.11.2023

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