Los mellizos Quintana

Capítulo 30.

El resto del ciclo no fue tan interesante como antes. Los alumnos se dedicaron a estudiar duro para pasar los exámenes de admisión. Eva decidió estudiar Ciencias Políticas y no se sorprendió cuando verificó los resultados y vio que quedó en la USRP. Se puso muy feliz cuando esa misma tarde Víctor le marcó y le dijo que él también había quedado para la carrera de Cultura Física y Deportiva. Estaba en los últimos lugares pero aun así quedó dentro del cupo y le ofrecieron la beca por ser bueno en los deportes.

La chica se dirigió a la habitación de su hermano y tocó la puerta.

—¿Qué? —Escuchó al otro lado.

—Erick, soy yo, abre.

—¿Qué quieres? —Se quejó—. Siempre andas molestando.

—¡Erick!

El chico le abrió la puerta. Su hermana pasó y la cerró tras sí. Después lo miró fijamente. «Al menos no está en ropa interior como siempre» pensó al verlo con una camisa y un pantalón deportivo puesto.

—¿Qué? —Preguntó fastidiado.

—¡Quedé en la USRP! —Dijo con felicidad—. ¡Y Víctor también!

—¡Qué bien! —Exclamó sin mucho ánimo. Eva no supo si lo dijo con sarcasmo o no—. ¿Van a vivir juntos, o qué?

—No… —Rodó los ojos.

—¿Qué va a estudiar Víctor?

—Cultura Física y Deportiva.

—¿En serio? ¿Maestro de educación física? Está bien que es bueno con los niños y le guste el deporte, ¿pero es verdad?

 —Sí. —Frunció el ceño—. Es muy bueno con los niños y esa carrera le llamó la atención. Además tú no presentaste para ninguna universidad, ¿cierto?

—No.

—¿Por qué no? —Puso los brazos en jarra—. ¿Qué piensas? ¿Ser nini, o qué?

—No. Solo pienso tomarme un año sabático.

—¿Por qué? Nuestros padres se van a molestar…

—Sabes que no me importa.

—Amanda entró a la Estatal, ¿no? ¿Por qué no estudias con ella?

—Lo pensaré.

—¡Pero ya! No tienes mucho tiempo.

—Eva —le tocó el hombro—, relájate. No todos tenemos la urgencia de terminar la universidad para casarnos.

La chica se ruborizó.

—¡No…! Oye, no lo dije por eso, yo no quiero casarme. —Erick alzó una ceja con burla—. Bueno, sí, pero después, digo, es para nuestro futuro. —Se cruzó de brazos.

—Si eso dices…

—¿Qué va a estudiar Amanda? —Preguntó, cambiando de tema.

—Administración. Según le llamó la atención. Curiosamente le dije que la veía como maestra de preescolar pero no quiso, dice que según la administración es la carrera del futuro… Yo la molesto diciéndole que la escogió porque es de las más fáciles.

—Erick, ninguna carrera es fácil, todas tienen su grado de complejidad —dijo ella con tono serio.

—Sí, todas tienen su grado de dificultad, pero el de administración es menor… —se burló.

—¡Erick! —Exclamó.

—Ya, ya, estoy molestando.

En ese momento alguien más tocó la puerta.

—¿Ahora qué quieren? —Murmuró Erick molesto—. No se puede descansar a gusto en esta casa…

El chico abrió la puerta y vio a una de las muchachas que trabajaban con ellos.

—¿Qué pasa?

—Sus padres quieren hablar con ustedes. —Miró de él a Eva—. Están en su habitación.

Erick miró a su hermana con un gesto pensativo.

—¿Será que sí se divorcien?

—¡Ay, Erick, cállate!

Los chicos fueron con rapidez al cuarto de sus padres. Al entrar los miraron atentamente; no tuvieron un buen presentimiento al verlos serios. Antonia estaba sentada en el borde de la cama. Ernesto, en cambio, se encontraba parado junto a ella.

—Mamá, papá —Eva fue la primera en hablar—, ¿qué sucede?

—Verán, chicos —empezó su padre—. Su madre y yo empezamos a tomar terapia de parejas para no separarnos, sin embargo…

Se detuvo al ver la expresión afligida que puso Eva y que Erick hizo una mueca de disgusto; se rio un poco. Ambos chicos se sorprendieron, pues era un gesto raro en él.

—Se la estaban creyendo… —siguió riendo. Antonia rio un poco y le dio un suave codazo.

—¡Cómo eres! Te dije que no.

—Ya, bueno, diles tú.

Los mellizos se miraron entre ellos sin comprender y después volvieron a ver a sus padres.

—¿Decirnos qué? —Preguntó Erick, cruzándose de brazos.

—Chicos, yo… —Se detuvo.

—¿Qué, mamá? —Preguntó Eva con exasperación.

—Son tan desesperados. —Volteó a ver a Ernesto—. Se parecen a ti.

—¡Mamá! —Exclamaron los dos chicos al mismo tiempo.




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