Los Mensajes de Dios - Simbología

El Poder de la Palabra

Al momento que una persona es instruida por medio de la palabra, esta va experimentando cambios radicales en su vida, desde la manera de comportarse hasta la forma en la que ve las cosas. Lo que a simple vista nos parece algo natural dentro del evangelio, pero para esta persona son grandes escalonadas, por la situación en la que se encontraba anteriormente involucrada, ya sea en adicciones, depresiones, temores, etc. 
Esta es la maravillosa obra que el Espíritu Santo hace en una persona al momento de que esta acepta a Jesús en su corazón y decide servirle fielmente, esto no solo es el inicio de una nueva vida en el evangelio sino que, es el inicio de una preparación espiritual para las cosas venideras, porque hay que ser sinceros; el evangelio no es una vida en la que todo te llegara fácil y posteriormente te llenes de riquezas, sino que es un trayecto en el que tu adversario tratara de distorsionar tus caminos a través de las vanidades de este mundo y poder alejarte de la única verdad que Jesucristo a quien aceptaste desde un principio; y es esta área en la cual se pone a prueba la fe de un cristiano en sus inicios. Pero como es que alguien puede pelear contra fuerzas tan grandes como el de la tentación por medio de la vista y de los pensamientos, pues la respuesta es: “La palabra”. 


Anteriormente se trató el tema de la “Espada de Doble Filo”, en donde se demostró la forma en la opera la palabra de Dios en el corazón de un creyente, en el área espiritual ya que si alguien está firme en la palabra de Dios tal como está escrita, esta persona reconoce el poder que radica en la misma, no solo para derribar fuerzas enemigas y darnos la victoria, sino para reprendernos cuando nuestro corazón se llena de orgullo y vanidades. La reprensión es una de las mayores cualidades que tiene la palabra de Dios en la vida de un creyente e incluso en la de un inconverso, pero la esa reprensión jamás vendrá sin algún motivo que la haya impulsado. Comúnmente ocurre cuando un creyente peca deliberadamente o por placer en contra de Dios, que en muchas ocasiones está ligada a intensiones vanas y pasajeras que al momento de su acto no provocan remordimiento en la persona, al contrario, le produce satisfacción y la lleva a enraizarse a dicho acto; es en ese momento en que la palabra llega a reprender a esta persona, que en el peor de los casos no reacciona al llamamiento que Dios le hace y por ende la toma como si no fuera para su vida. 
Esta situación, de no atender a la palabra de Dios, es la misma en la que se encontraba la iglesia en Pérgamo en aquel tiempo, por ello el Señor le advierte a su iglesia por el camino en el que anda;  
Por eso, vuelve a obedecerme, porque si no lo haces, vendré pronto y, con el poder de mi palabra, te castigaré a ti, a los nicolaítas y a sus seguidores. 
Apocalipsis 2:16 (BLS) 


Cuando el Señor utiliza el verbo “vuelve”, nos indica que estas personas estuvieron en la verdad de la palabra en algún momento, pero a causa de la incitación de la secta de los nicolaítas y de aquellos que enseñaban de acuerdo a las prácticas de Balaam, la iglesia se desvió de la doctrina de Jesucristo. Una doctrina que tenía como resultado la “Santidad”, pero vino a distorsionarse a causa de la tolerancia de la iglesia hacia las distintas sectas que no traían otra cosa, más que perversión e inmundicia al pueblo de Dios, que los convertía en unos desobedientes en el evangelio, porque el Señor en su palabra los llama nuevamente a la obediencia: “Por eso, vuelve a obedecerme”. la primera vez que Dios llama a la obediencia a una persona, es cuando esta aun es “inconversa” y la segunda vez es cuando la persona, ahora “creyente”, se desvía de la verdad. 
Sinceramente el primer llamado que Dios le hace al hombre, es el que le genera más gozo al momento de recordarlo, pero el segundo queda grabado en su memoria como una advertencia seria que puede generar en la persona, conciencia, temor y en mejor de los casos “Firmeza espiritual”. Ciertamente el objetivo de la represión o castigo es afirmar el corazón el hombre y que este ya no vuelva al camino que lo llevo a dicho castigo, que realmente viene por la mano de Dios por “Amor” y no por odio”. Y es en esta área, en la cual Dios deseaba trabajar en la iglesia en Pérgamo ya que lo que Dios les escribía era una “advertencia”, porque eran conscientes de la verdad y aun así algunos la obviaron y prefirieron crear lazos de amistad con aquellos que los segaron a causa de sus falsas doctrinas. 
Para esta situación era necesario que el Señor enviara una seria advertencia a su iglesia, porque lo que se perdía no era cualquier cosa, se estaban perdiendo “almas” para su reino, y de esta forma nos muestra el medio por el cual castigara a aquellos que no atiende a la reprensión, en donde el empleara la espada de su boca, o sea “El poder de su palabra”, y como ya todos sabemos, la palabra de Dios es más cortante que una espada de doble fino, que en el caso de que la persona esté bien doctrinalmente, la palabra confortara su alma y lo llenara de gozo (1 Tesalonicenses 1:16), pero algunos son destruidos espiritualmente por la palabra, ya que en muchas ocasiones lo toma en medio del pecado o la situación lo compromete. 
Recordemos que la palabra discierne hasta lo más íntimo de la persona, y esto deja al descubierto toda clase de mentira y mala intención. De esta forma la palabra también puede desenmascarar todo clase de herejía, contradicción y blasfemia concentrada en las falsas doctrinas, que en este caso sería la de los nicolaítas y los que la doctrina de Balaam. 


A lo largo de la historia antigua, la palabra de Dios ha destruido a una gran cantidad de falsos profetas por medio de los cuales el nunca hablo, y fue el pueblo de Israel quien tuvo que lidiar con una enorme ola de falsos profetas que los hostigaban a toda hora durante su camino hacia la tierra prometida; para ello Dios les advirtió de lo que se encontrarían al momento de entrar a la tierra de Canaán, y lo que debían hacer al momento de que se les presente algún profeta y este les diera palabra; 
Si se levanta en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncia una señal o un prodigio, y la señal o el prodigio se cumple, acerca del cual él te había hablado, diciendo: "Vamos en pos de otros dioses (a los cuales no has conocido) y sirvámosles", no darás oído a las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños; porque el Señor tu Dios te está probando para ver si amas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. 
Deuteronomio 13:2-3 (BLS) 



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En el texto hay: estudios biblicos e históricos

Editado: 23.12.2020

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