Los Mensajes de Dios - Simbología

Las Consecuencias de la Apostasía

La Biblia contiene una gran cantidad de historias acerca de hombres y mujeres que se destacaron por su valentía, su fe y su obediencia a Dios, lo que les permitió gozar de la bendición de Dios en todo aquello que realizaban. Muchos de ellos perseveraron hasta al final a pesar de que tuvieron grandes tropiezos o luchas que los llevaron a experimentar sus limitaciones, después de todo eran personas de carne y hueso que tenían deseos, sentimientos y personalidades con los cuales contendieron, ya que su amor hacia Dios era más grande que cualquiera ellas. Pero también hubo algunos que no quisieron hacer ese sacrifico y prefirieron deleitarse en sí mismos luego de que el mismo Dios los levantara para ser un ejemplo dentro de su pueblo; pudieron tener muchos motivos para no hacerlo, que en la mayoría de los casos, ellos mismos los pusieron al dejarse guiar por sus sentimientos y no por el Espíritu de Dios, ya que talvez pensaron que dañarían su intachable reputación (según ellos) o porque simplemente sus corazones se habían apartado del amor de Dios. En estos casos se puede ver claramente el aprovechamiento que el enemigo ha tenido en aquellas vidas que fueron bendecidas en gran manera de parte de Dios, pero que no supieron distinguir entre su voluntad y la de Dios para lo cual fueron bendecidos desde un principio. 
La palabra apostasía tiene su origen en dos términos griegos: apo, que significa “fuera de” y stasis, que significa “colocarse” al cual se le asocia con el abandono parcial o total de la fe (Ámbito religioso) o de un determinado grupo político dentro la sociedad (Ámbito político) lo que convierte al desertor de dicho grupo en un símbolo de desprecio, desconfianza o vergüenza. Cuando esta situación ocurre dentro del pueblo de Dios, se convierte en un tema muy difícil de tratar, dado que se centra en su mayoría, en la doctrina de la congregación. Para que se dé la apostasía dentro del pueblo de Dios, es obvio que aquellos que se vuelva apostatas, tuvieron que haber conocido la verdad muchos antes de desligarse de ella y mancharla a causa de sus concupiscencias (2 Timoteo 3:2-5). Para comprender mucho mejor este mal, la Biblia a lo largo de la historia de la nación de Israel nos ofrece una gran cantidad de ejemplos acerca de la apostasía, con la cual nos da una idea sobre la gravedad que esta conlleva. 
De seguro una de las historias más conocidos de la Biblia, es el de Esaú y su hermano Jacob, lo que a simple vista nos muestra una relación familiar un tanto complicada por el favoritismo de sus padres, pero que en realidad nos da un ejemplo de lo terrible que es despreciar la bendición de Dios para toda una generación (Génesis 25:32), tal como lo hizo Esaú, quien apostato contra Dios al dejarse llevar por los deleites de la vida y las riquezas que tendría cuando llegaría a ser el líder de su pueblo, lo que le nublo la vista e hizo que despreciara la promesa que Dios le había dado a su padre Isaac;  
Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? 
Génesis 25:32 (RV 1960)  
Las palabras de Esaú son muy claras al mostrarnos lo que en verdad había en su corazón y la forma en la pensaba, ya que Esaú era de aquellos que pensaban solo en sí mismos en el aquí y ahora, a pesar de que él era muy afortunado en ser parte de la promesa que Dios le había hecho a su abuelo Abraham, termino por ignorarlo. Así como Esaú, podemos mencionar a otros personajes que apostataron contra Dios, tal fue el caso de Core quien influyo en el pueblo de Israel en su momento para revelarse en contra de Moisés y de Dios (Números 16:49); también se encuentra la apostasía del Rey Saúl el cual obtuvo toda clase de bendiciones departe de Dios, pero al final también lo termino despreciando todo (1 Samuel 15:23). Estos solo son algunos de los muchos casos de apostasía que la palabra de Dios nos proporciona, en los cuales los autores de tales actos jamás se arrepintieron de lo que habían hecho y en unos ya era demasiado tarde, lo que termino en una tragedia para sus vidas y para sus descendientes. Los apostatas que más dañaron al pueblo de Dios empezaron desde el rey Saúl hasta la deportación del Reino del Norte (Israel) y el Reino del Sur (Judá), ya que estos siendo reyes, en su mayoría despreciaron la palabra de Dios a través de los profetas y dispusieron sus corazones a hacer lo malo y a revelarse contra Dios; es esta línea de orgullo y desobediencia en el corazón de los reyes, en la cual se encuentra el rey David, el rey Salomón, quienes también cometieron errores y pecaron contra Dios, pero que al ver las consecuencias de sus actos, se arrepintieron y Dios los restauro, aunque esto dejo serias consecuencias para la nación de Israel y el linaje real ya que Dios volvió a rasgar el reino, en este caso el del rey Salomón quien por medio de la idolatría apostato gravemente y llevo a un conflicto inminente entre el pueblo y su hijo Roboam en donde el reino de dividiría definitivamente. 
Luego de estos acontecimientos, la apostasía se hizo más común en el Reino de Israel y posteriormente en el Reino de Judá, quienes cargaron con el castigo provocado por sus reyes. Comúnmente nos encontramos con la frase: “E hizo lo malo ante los ojos de Jehová”, la cual encontramos en la descripción del reinado de distintos reyes, que en su mayoría fueron del Reino de Israel. La situación se habría agravado desde que Jeroboam fue nombrado rey de Israel quien apostato por medio de la adoración a los becerros de oro dejando por un lado los mandatos que Dios le había dado por medio del profeta Ahías (1 Reyes 13:21), este pecado fue tan grave a tal punto que hizo caer a todos los reyes de Israel en la apostasía de modo que no hubo ningún rey (del Reino del Norte) que hiciera lo bueno ante Dios; obviamente el rey Acab no sería la excepción y es aquí donde la Biblia nos muestra las consecuencias terribles que puede tener la apostasía en el pueblo y en la vida del que participa en el mismo, porque la apostasía de Acab llego a convertirlo en el peor rey que haya visto Israel en el trono, un título que no consiguió solo, al ver la forma en la que era manipulado por Jezabel para cometer toda clase de atrocidades. A pesar de que Acab ya traía la apostasía en la sangre, fue Jezabel quien termino por hundirlo ante los ojos de Dios por medio de la adoración y la edificación de templos dedicados a Baal y el asesinato de los profetas que Dios le enviaba, aunque al final Jezabel también seria parte del castigo que Dios mandaría más adelante.  
Es muy importante establecer la gravedad de la apostasía, porque esta será determinante en la vida del que lo comete y del pueblo que le sigue, al momento de que estos reciban la advertencia, el castigo y por último la sentencia de parte de Dios. Es aquí donde la misericordia de Dios se hace presente, ya que él siempre le ha advertido a su pueblo y aquellos que le temen, acerca de la idolatría, la iniquidad y obviamente la apostasía, para que no caigan en ella y sean de los que reciban su ira cuando el juzgue a cada pueblo. Cuando el pueblo caía en ese pecado o en otros más, la misericordia de Dios prevalecía sobre sus vidas, al llamarlos una y otra vez al arrepentimiento por medio de los profetas, no importando quienes sean o que hayan cometido, él siempre estuvo y está dispuesto a perdonar. Pero siempre hay un punto de quiebre, en donde la maldad es excesivamente grande y la apostasía se convierte en algo normal dentro del pueblo de Dios, esto hace que el corazón del hombre se oscurezca por completo y lo conduce por un camino del cual no podrá salir; así de grave era la apostasía que se estaba dando en Israel bajo el mando y la manipulación de Jezabel. Dios trato primero con el corazón del rey Acab al mandarle al profeta Elías y anunciarle sobre la sequía que vendría sobre Israel y que solamente él podría hacer llover nuevamente; a pesar de que el rey Acab continúo apostatando, Dios vuelve a manifestarse ante él y todo el pueblo, cuando hace descender fuego sobre el altar que había hecho el profeta Elías en contra de los profetas de Baal, con la diferencia de que en este caso el también trataría con el corazón de Jezabel para que esta se arrepintiera de los males que había cometido y de la influencia que había tenido en la apostasía del rey Acab, porque ella era consciente de que había un solo Dios en Israel al cual ella desafiaba continuamente a pesar de todas las señales que Dios había enviado a través del profeta Elías. Los distintos escenarios en los cuales se demostró la falsedad y la crueldad de Jezabel fueron puntos claves para la sentencia que Dios mandaría para ella y su familia; lo que se ajusta a la perfección al mensaje que Dios le envía a la iglesia en Tiatira, quienes también tenían espiritualmente a Jezabel dentro de su congregación; 
Pero hay algo que no me gusta de ti, y es que has dejado que Jezabel siga engañando a mis servidores. Esa mujer anda diciendo que yo la envié, y les ha dicho a mis servidores que pueden comer de lo que se ofrece a dioses falsos, y los anima a serme infieles. Yo le he dado tiempo para que vuelva a obedecerme, pero no ha querido hacerlo, ni ha dejado de creer en dioses falsos. 
Apocalipsis 2:20-21 (BLS) 
Es impresionante el paralelismo que hay entre el relato histórico y espiritual de Jezabel en la Biblia con respecto a la misericordia que Dios tuvo con ella y las oportunidades que le dio para que se arrepintiera. Muchos creen que al ver un milagro o una obra de Dios en vivo y a todo color, los corazones de aquellos que blasfemaron o apostataron contra él en su congregación, se doblegarían y al instante se estarían arrepintiendo de todo lo que han hecho, pero esto no es lo que la Biblia nos dice; ya que con el ejemplo de la apostasía del rey Acab, la influencia de Jezabel y la apostasía de todos los reyes de Israel (Reino del Norte), nos damos cuenta de que mientras más grande sea la apostasía, menos oportunidades hay para el arrepentimiento, y es esto lo que nos demuestra la Biblia más adelante; tras lo sucedido en el monte Carmelo, vemos que el corazón de Jezabel en vez de doblegarse, se endurece más y se dispone a acabar con la vida del profeta Elías (1 Reyes 19:2). La demostración del poder de Dios sobre los profetas de Baal, no solo era para Jezabel, sino para el rey Acab, ya que luego de esto la sequía llego a su fin y todo indicaba que el rey reconocería la grandeza de Dios, pero esto nunca paso, al contrario, las cosas se agravaron aún más; Dios en su infinita misericordia vuelve a hablarle al rey Acab al momento de que este saldría a la guerra contra el rey de Siria, enviándole un profeta quien le daría a conocer su voluntad; 
Mientras tanto, un profeta fue a ver a Acab y le dijo: —Dios quiere que sepas que, aunque este gran ejército te ataque, él te dará la victoria; así sabrás que él es el único Dios. 
1 Reyes 20:13 (BLS) 
El rey Acab terminaría ganando la batalla a pesar de la unión que hubo de treinta y dos reyes contra él, pero aun así el rey de Siria volvería una vez más contra él tras blasfemar contra Dios;  
Un profeta de Dios fue a ver al rey de Israel y le dijo: Dios quiere que sepas lo que ha dicho el rey de Siria. Según este rey, el Dios de Israel sólo reina en las montañas y no en el campo. Por eso te dará la victoria sobre este gran ejército sirio. Así sabrás que él es el único Dios. 
1 Reyes 20:28 (BLS) 
En dos ocasiones el rey Acab vio la mano de Dios, en donde no solo quería darle la victoria sobre el rey de Siria, sino que también quería darle la victoria sobre la influencia de Jezabel sobre su vida al llevarlo a la apostasía excesiva, porque en dos ocasiones Dios le dijo: Así sabrás que él es el único Dios, es evidente el llamado que Dios le estaba haciendo, para que el reconociera la soberanía de su único Señor y se volviera a él. Pero una vez más el rey Acab desprecio lo que Dios había hecho por él y decidió hacer un pacto con su enemigo al perdonarle la vida, cuando Dios claramente le dijo que él había blasfemado contra su santo nombre y que lo entregaría en su mano, o sea que acabaría con él y su ejército, por esta razón el profeta que Dios había enviado, le dijo estas palabras cuando se lo encontró en el camino; 
El profeta le dijo al rey: —Dios me ordenó que te dijera que debiste haber matado al rey de Siria, pero tú lo dejaste escapar. Por eso vas a morir en su lugar, y también tu pueblo morirá en lugar de su pueblo. 
1 Reyes 20:42 (BLS) 
Esta ya sería el castigo que Dios enviaría sobre la vida del rey Acab y la del pueblo de Israel, en donde dios mostraría su total descontento por la decisión del rey. La apostasía de Acab era irreversible de cierta forma, ya que luego de estas batallas, nos encontramos con los actos de injusticia y avaricia cometidos por Jezabel contra Nabot por el conflicto que él tenía con Acab acerca de una viña, lo cual no se quedaría con la injusticia de Jezabel sino con la avaricia del rey quien sin pensarlo dos veces tomaría la viña de Nabot a pesar de la forma en la que la consiguió (1 Reyes 21:16). Con estos acontecimientos podemos deducir, que Dios jamás castigo al rey Acab y a su familia sin antes darles no una, sino varias oportunidades para arrepentirse y quitar el mal que habían sembrado en el pueblo de Israel a causa de su apostasía; al parecer sus corazones ya estaban totalmente entenebrecidos y no daban cabida a la luz que Dios les enviaba por medio de los profetas. 
Entonces Dios le dijo al profeta Elías: Ve a Samaria y busca a Acab, el rey de Israel. Él fue a adueñarse del viñedo de Nabot. Debes decirle que va a morir, pues mató a Nabot y se adueñó de su viñedo. Los perros van a lamer su sangre en el mismo lugar en que lamieron la de Nabot. Cuando Elías encontró a Acab, este le dijo a Elías: —¡Vaya, mi enemigo Elías anda por aquí! Elías le contestó: —Sí, así es. Siempre haces lo que a Dios no le agrada, y por eso él ahora te enviará una desgracia. Destruirá a tu familia; todos tus descendientes en Israel morirán. Dios hará con tu familia lo mismo que hizo con la de Jeroboam hijo de Nabat, y con la de Baasá hijo de Ahías. Porque hiciste pecar a Israel, y eso ha enojado a Dios. Los perros se comerán a Jezabel en los campos de Jezreel. Cualquier familiar tuyo que muera en la ciudad será comido por los perros, y los buitres se comerán a los que mueran en el campo. 
1 Reyes 21:17-24 (BLS) 
Dios sentencio al rey Acab de la misma manera que lo hizo con el rey Jeroboam y el rey Baasa quienes apostataron gravemente contra de Dios y no atendieron a las palabras que este le enviaba una y otra vez por medio de sus profetas; ellos despreciaron las bendiciones que Dios le daba y nunca meditaron sobre ello, al contrario ignoraron el hecho de que había un solo Dios en Israel y que su característica principal eran los celos, ya que su ira se encendía cada vez que el pueblo iba en pos de la adoración hacia falsos dioses, desechando de esta forma su fe en Dios que no es nada más que apostasía. Luego de que el profeta Elías le hablara al rey Acab de parte de Dios acerca de su sentencia, Acab se humillo delante de Dios a causa del mal que vendría sobre su familia; el fin eterno de su alma solo Dios lo sabe, ya que él es quien profiere la sentencia definitiva, pero el punto aquí, es que la sentencia que Dios le había hecho a su familia no podía ser perdonada, sino que a través de la humillación de Acab, lo único que hizo fue aplazar el castigo hacia su dinastía; 
Cuando Acab escuchó eso, se puso triste; por eso rompió su ropa, se puso ropas ásperas y ayunó. Entonces Dios le dijo a Elías: ¿Viste cómo se arrepintió Acab por lo malo que hizo? Por eso no voy a castigar a su familia mientras él viva; esperaré a que su hijo sea rey. Y es que antes de Acab, nadie había desobedecido tanto a Dios como él. Su esposa Jezabel fue la que más lo animó a hacer lo malo. La peor maldad de Acab fue adorar a los ídolos, como lo habían hecho los amorreos, antes de que Dios los expulsara del territorio israelita. 
1 Reyes 21:25 (BLS) 
Ni la humillación y el arrepentimiento más grande de todos los tiempos, hubiera podido evitar la desgracia para la descendencia real y mucho menos para Jezabel, quien desde el principio fue la causa número uno del castigo que le sobrevendría al pueblo de Israel por la apostasía del rey Acab. Cuando nos referimos al arrepentimiento genuino para poder alcanzar el perdón de Dios, hay una enorme diferencia con respecto a los ejemplos que la Biblia nos muestra, ya que el pecado que se haya cometido y su gravedad es determinante para que la persona que peco, pueda arrepentirse y salvarse a tiempo; 
Uno de los casos más conocidos del arrepentimiento genuino fue el del rey David quien cometió adulterio y asesinato, pero este no podría entrar en esta sección, ya que David cometió un “pecado moral”, no apostata lo cual es muy distinto. Pero el pecado de su hijo, el rey Salomón si fue un pecado apostata ya que se dejó seducir por sus esposas que en su mayoría eran extranjeras lo que hizo que su corazón se desviara a la adoración de falsos dioses, es este caso Salomón si se arrepintió de lo que había hecho, como prueba tenemos el libro de Eclesiastés. Así como Salomón hubo otros reyes en Judá (Reino del Sur) quienes apostataron y se enaltecieron, pero que se arrepintieron antes de que Dios mandara su ira contra ellos, tal fue el caso del rey Ezequías tras enaltecerse luego de ser sanado por Dios de una terrible enfermedad  
En esos días, Ezequías se puso tan enfermo que estaba a punto de morirse. Sin embargo, le pidió a Dios que lo sanara, y Dios le dio una señal de que así lo haría. Pero Ezequías fue tan orgulloso que no le dio gracias a Dios por su ayuda. Entonces Dios se enojó tanto que decidió castigar a Ezequías, y también a todos los de Judá y de Jerusalén. Sin embargo, Ezequías y los que vivían en Jerusalén se arrepintieron de su orgullo. Así, mientras Ezequías estuvo con vida, Dios dejó en paz a los habitantes de Judá y Jerusalén. 
2 Crónicas 32:24-26 (BLS) 
Otro acto de arrepentimiento genuino, fue el del rey Manases quien apostato gravemente a tal punto que ofreció a sus propios hijos como sacrificios para los falsos dioses (2 Crónicas 33:6); lo peor de todo fue que el hizo una imagen fundida la cual introdujo al Templo de Dios (2 Crónicas 33:7) y allí edifico altares a la diosa Asera, a Baal y a los astros de los cielos a los cuales ofrecía sacrificios (2 Crónicas 33:3-4). El rey Manases no solo apostato contra Dios, sino que profano su Templo de una manera terrible, pero llego el día en que la ira de Dios llego a su reinado, cuando los generales del rey de Asiria lo llevaron encadenado a Babilonia, y ahí fue afligido, hasta que elevo una oración a Dios humillándose de tal forma que Dios llego a perdonarlo y restauro su reinado;  
Allí, mientras sufría tal humillación, Manasés le rogó a Dios que lo perdonara. Se humilló tanto delante del Dios de sus antepasados, que Dios escuchó su oración y lo perdonó. Además, le permitió volver a Jerusalén para reinar sobre Judá. Sólo así pudo Manasés comprender que su Dios era el Dios verdadero. 
2 Crónicas 33:12-13 (BLS) 
Como podemos ver, son muy pocos los casos en los cuales los reyes que apostataron contra Dios se arrepintieron y dejaron la idolatría con la cual desviaron al pueblo de Dios. Siempre fue necesario que Dios los afligiera de tal manera para que estos se arrepintieran y se volvieran a Dios, esto no quiere decir que Dios solo haya tratado con la vida de estos reyes, es todo lo contrario ya que Dios llamo al arrepentimiento a cada rey que apostato contra el e incluso llego a hacerlo más de una vez en algunos. Dios siempre tuvo misericordia de cada vida a lo largo de la historia, tanto con los de su pueblo, como los extranjeros; y en esta larga lista de reyes que apostataron, Jezabel es la destaca al ser la esposa del peor de todos, ya que en el ámbito histórico ella tuvo pudo presenciar el poder, lo suficiente como para dejar de manipular al rey Acab y al pueblo en general,  esto hace que su nombre trascienda hasta lo espiritual cuando Dios también le hace ese llamado en la iglesia en Tiatira, específicamente a aquella mujer que también manipulaba al pueblo a través de las falsas profecías, la incitación a cometer pecados sexuales y la participación en actos idolátricos, torciendo la fe de algunos por medio de la fornicación espiritual, lo que se conoce como apostasía porque están fuera de los rudimentos que Dios ha establecido para la santificación de su pueblo. De la misma forma en que Dios ha tratado con su pueblo a lo largo de la historia, lo hace con la mujer influenciada por el espíritu de Jezabel dentro de la iglesia; 
Yo le he dado tiempo para que vuelva a obedecerme, pero no ha querido hacerlo, ni ha dejado de creer en dioses falsos. Yo voy a hacer que esa mujer se enferme gravemente, y que se mueran los que obedecen sus enseñanzas y siguen creyendo en dioses falsos. Pero si ellos se arrepienten y vuelven a obedecerme, no les haré ningún daño. Así, todas las iglesias sabrán que yo conozco los pensamientos y deseos de todos, y que a cada uno le daré el castigo que merecen sus malas acciones. 
Apocalipsis 2:21-22 (BLS) 
Las oportunidades que Dios da para el arrepentimiento, no solo son para los que iniciaron con la apostasía en la congregación, sino para todos los que obedecieron y toleraron tales enseñanzas para disponer sus corazones a actos impuros condenables por Dios. Este mensaje es impactante y de suma importancia para la iglesia en general, porque Dios ha dejado plasmado en su palabra una gran cantidad de ejemplo de lo terrible que puede ser la apostasía y las consecuencias permanentes que causa en la vida de algunos, es por esta razón que al enfocarse en la vida de los reyes de Israel es más entendible el tema de la apostasía, porque al igual que los pastores de distintas congregaciones, los reyes también influían en la fe del pueblo tanto para seguir a Dios, como para desobedecerlo. La situación del pueblo de Israel en la antigüedad no es ajena a la iglesia de Cristo, el mensaje en Tiatira confirma esta postura, porque un espíritu con el nombre y las características de Jezabel no es algo que deba pasarse por alto, ya que este puede provocar serios daños en la congregación a tal punto que la apostasía llega a introducirse a la iglesia, disfrazada de doctrina, supuestamente bíblica. La peligrosidad aumenta cuando ni siquiera la palabra arrepentimiento se llega a escuchar desde los pulpitos y el corazón del pueblo se enorgullece; la apostasía se ha convertido en una de las enfermedades más graves que causa el veneno introducido por Jezabel, espiritualmente hablando. La comprensión acerca de este tema tiene como punto final el arrepentimiento como lo es en la mayoría de las situaciones que afectan a la iglesia, no sea que el arrepentimiento de aquellos que hayan sido envenados con tal doctrina, sea tardía como le ocurrió a Esaú (Hebreos 12:17) o al rey Saúl (1 Samuel 15:24-26) quienes ya no tuvieron tiempo para enderezar sus caminos, sino que fueron desechados por completo a causa de sus concupiscencias. Además de que la apostasía se convertiría en una señal contundente acerca de los últimos tiempos tal como lo dijo el Apóstol Pablo (1 Timoteo 4:1), esta será la causa principal por la cual muchos que habían estado en la verdad, caerán por su propia mano, porque simplemente no obedecieron a la voz que los rescato y prefirieron corromper sus corazones al oír voces ajenas que iban en contra de la Biblia y de la santidad que Dios demanda en el corazón de su pueblo; no importando que la apostasía venga por las artimañas del espíritu de Jezabel o de algún otro espíritu, las consecuencias seguirán siendo graves si se tolera por el líder de la congregación, que una vez cauterizado por la apostasía,  intentara hacer lo mismo con el pueblo hasta que este se corrompa y sea sentenciado por Dios; 
Ahora bien, el Espíritu Santo nos dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe verdadera; seguirán espíritus engañosos y enseñanzas que provienen de demonios. 
1 Timoteo 4:1 (NTV) 
 



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En el texto hay: estudios biblicos e históricos

Editado: 23.12.2020

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