El Llamado Final

El Señor demuestra el amor que le tiene a su iglesia, constantemente y renueva su misericordia a diario, aunque en muchas ocasiones la propia iglesia ha renegado de ese amor incondicional que Dios demuestra en distintas formas, dependiendo de las circunstancias en las que se encuentre el creyente con respecto a su relación con Dios. Una muestra de ese amor, es la corrección, que muy pocos desean recibir; 
Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia. 
Apocalipsis 3:19 NTV 

Hoy en día la iglesia ha tenido muy en poco estas palabras de parte de Dios, porque están acostumbrados a escuchar a falsos predicadores que solo hablan lo que agrada al oído y nunca tocan estos temas de suma importancia. La situación se vuelve más crítica cuando la iglesia es mal doctrinalmente, y le es necesario recibir una corrección a través de creyentes que predican la verdad y en última instancia, el propio Dios. En este estado, es fácil caer en enredos pecaminosos, ya que no hay certeza en el corazón de los creyentes de que Dios trata con las impurezas, las faltas y los errores a través de la disciplina. Esta idea a llevado a el creyente a creer que “la corrección es una agresión”, al momento en que esta llega a su vida, y se aferran a su condición espiritual sin saber las consecuencias que acarrean; 
¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo: Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor y no te des por vencido cuando te corrija. 
Hebreos 12:5 NTV 

Cuando esta situación se da en un creyente, la primera impresión que da, es que jamás ha leído una Biblia o no le han enseñado a hacerlo correctamente, porque Dios no demuestra su amor solamente en las bendiciones sino también en las correcciones que le hace a su pueblo, tampoco lo hace por odio o desprecio, sino por amor para que una vez dada la corrección su pueblo no vuelva a cometer los mismos errores; 
Pues el Señor disciplina a los que ama y castiga a todo el que recibe como hijo. Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca fue disciplinado por su padre? 
Hebreos 12:6-7 NTV 

Lo más terrible de esta situación, es que los mismos pastores de la iglesia les enseñan a los creyentes que Dios no castiga, sino que solo es amor y bendición, sin darse cuenta que están convirtiendo a esos creyentes, en unos bastardos, a los cuales Dios no ha reconocido porque simplemente no desean ser sus hijos; 
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 
Hebreos 12:8 RV 1960 

Estos creyentes no solo se constituyen en bastardos por sus propias acciones, sino que desprecian el amor que Dios les tiene (Apo 3:19); la corrección es el medio por el cual, el Señor trata de rescatar a su pueblo que está sumergido en falsas doctrinas o en medio de falsos predicadores, para que desechen todo aquellos que no conviene y se purifiquen por completo para que puedan regresar al camino correcto; 
El castigo físico limpia la maldad; semejante disciplina purifica el corazón. 
Proverbios 20:30 NTV 

Dios siempre reconoció a su pueblo, empezando con Israel, que a pesar de la infidelidad que esta nación demostraba, el Señor oía su clamor y les respondía, mas su corazón se apartaba de Él cuando llegaba el momento de ser disciplinados por tanta desobediencia e infidelidad, por el simple hecho de que no entendieron el amor que Dios les tenia;  
Ya que respetábamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, entonces, ¿acaso no deberíamos someternos aún más a la disciplina del Padre de nuestro espíritu, y así vivir para siempre? 
Hebreos 12:9 NTV 

En el caso de la iglesia, Dios siempre se ha visto en la necesitad de reprender y castigar a los creyentes, porque estos se han desviado de su verdad y prefirieron obedecer a los falsos predicadores y las doctrinas que estos se inventaban. La iglesia contemporánea va por los mismos pasos erróneos sin saberlo, y en el peor de los casos, los creyentes insisten en seguir doctrinas humanas, aun sabiendo que están mal y con todo eso afirman seguir a Dios; en pocas palabras la iglesia demuestra hoy más que nunca la hipocresía con la que se presentan delante de Dios. 
El llamado final que el Señor le hace a las iglesias, es muy fuerte pero necesario, ya que no es casualidad que la última iglesia, sea el de Laodicea, y la penúltima sea la de Filadelfia, estableciendo un parámetro entre las dos, dando a entender que estos son los dos tipos de creyentes más influyentes en los últimos tiempos, por un lado, la iglesia fiel que espera la venida de su Señor y por el otro, la iglesia que prefiere aferrarse a sus falsas doctrinas y ser guiados por ciegos espirituales dentro de la misma congregación; porque a pesar de han escuchado la sana doctrina, no entienden lo que se les dice  vuelven a la misma miseria espiritual como en la que estaba la iglesia en Laodicea; 
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. 
2 Pedro 2:20-22 NTV 

Este pasaje va complementado al versículo que describe el fin para estos creyentes que habiendo recibido la sana doctrina, deciden en su corazón andar por el camino erróneo y no prestar oídos a la verdad del Señor; 
Fuera de la ciudad están los perros: los que practican la brujería, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los que rinden culto a ídolos, y a todos los que les encanta vivir una mentira.  
Apocalipsis 22:15 NTV