Los Miserables

Capítulo III

El día estaba lluvioso, el piso sumamente frío, me entraban ganas de escuchar música deprimente para luego andar llorando sin tener un motivo real para hacerlo. Lorena no estaba en su habitación y lograba que la casa se sintiera aún más vacía. Ya había hecho de todo para no aburrirme más, había pintado mis uñas de diferentes colores, me pinté el cabello en un arranque de aburrimiento total, espero no arrepentirme en las próximas veinticuatro horas. He cocinado cosas que pensé jamás intentar cocinar. He arreglado mi ropa y sacado algunas cosas que ya no uso, compré  planticas que probablemente me duren un mes, ordené la comida para luego volver a desordenarla intentando preparar algo para comer.
Ahora mismo estoy de pie mirando que más puedo arreglar antes que me tire por el balcón.
Aún no tengo noticias de Suárez y el inepto de Gonzalo y Benjamín no han procedido a realizar el siguiente paso en el plan. No puedo solo concentrarme  en eso, tengo otras cosas en mente, he atrasado todo un poco para no generar sospechas de ninguna parte, pero no puedo esperar tanto. Llamo a paola.

eh, hola jefa. Toco el puente de mi nariz.
— ¿Que lograste investigar con Marcos?
Me muevo por toda la sala mientras busco mi agenda. Ella suspira.

— no dejó  salir mucho, solo habló de una posible reunión en las afueras de la ciudad, no es tan idota como parece.
Si es idiota, pero no es tan pendejo como parece gritar su cara.

— Tienes que hacer que te lleve, no importa como, tienes que ir. Ella intenta rehusarse pero no le permito que lo haga. Yo no puedo hacerlo, ellos no pueden verme todavía.

********

Estamos todos reunidos en la sala colocandonos los uniformes y preparando todo el armamento que vamos a utilizar. Veo al idiota de Benjamín y espero que a algún soldado se le escape un tiro y le dé en la cara.
Ya le he avisado a Suárez todos los movimientos  que vamos a hacer. Espero que no lo arruine. El comandante me mira. 
— Necesito  que te quedes fuera de esto. No quiero que tus emociones hagan que perjudique esta misión. Esto es el colmo, yo planeo esto y me quieren dejar fuera.
Eso no va pasar, ya he demostrado que soy más que un ser controlado por sus emociones. Me merezco esto.
— Escuchame bien, dalia , un solo error de tu parte y te quedarás fuera de todas las misiones, ¿entiendes?. Afirmo con la cabeza y hago el saludo protocolario.

En las camionetas todos parecen en suspenso, y no es que estén asustados, eso es ridículo. Esta debería de ser una de las misiones más fáciles para cualquiera de nosotros. Suárez no ha dado señales de vida desde que lo llamé hace unas horas y eso me está comiendo la cabeza, no quiero sorpresas estando allá, eso solo podría delatarme, no soy una traidora, pero eso haría que pensaran lo contrario. Comenzamos a bajar en un pequeño escondite cerca del lugar donde debemos entrar. El pitido en mi oído hace que salte tirando una pistola que tenía en la mano. Maldito suarez. Me he ganado todas las miradas por su culpa. Me agacho para levantar el arma.

—¡contesta, zorra desgraciada!. El grito de suarez me vuelve a cojer desprevenida y se me vuelve a caer el arma. Te voy a matar
Me levanto rápidamente y voy a la parte de atrás. presiono el botón del micrófono.

— ¡TE VOY A MATAR INFELIZ! . Es lo primero que digo al encender el aparato. Suarez ríe.

ya ya, solo dime y todo va bien.

— Claro que va bien, diota. ¿ Por qué no contestabas? Se hace el interesante.

—  Chismosa. Pero para que veas te lo voy a decir. Estaba con una Morena que tenía unas severas t... Corté la transmisión. Eso no es relevante ahora, ni mañana ni nunca.
Mientras limpio y ordeno algunos planos, lorena se acerca a mi oído.
— De veras que te pasas de inútil, mira que caerse dos veces tu arma y que en ninguna de esas se te escape un tiro para alguno de esos inútiles.‐ niega con la cabeza fingiendo un pesar infinito.—Que tristeza my queen. La ignoro y continuo ordenando algunos planos.
Puedo ver cómo el comandante va ordenando a los soldados que entraran primero. Miro al que paola fichó. De todas formas tiene cara de soplón. El soldado es bastante alto y  tiene porte de mano derecha de mafioso. Me entra la risa, ganandome una mirada del comandante.
— ¿ Le parece que estar a punto de ser coladera es gracioso? Me paro  firme.

— claro que no mi comandante. Sigue mirándome.

— No quiero más accidentes por hoy. 
Afirmo para luego prepararme. Faltan aproximadamente media hora para que pueda entrar. Activo el aparato y escucho las conversaciones  de los soldados.

—  ¿ quién crees que es la más linda del escuadrón?
  Y yo esperando información que me sirva. Hay que ver que los hombres ni en las situaciones más peligrosas se enfocan.
yo digo que paty. Escucho algunas risas.
—¿No te parecerá guapo también el comandante? 
— Nah, más guapo me pareces tú.  Alzo una ceja. Se escuchan risas al fondo. Corto la transmisión. El pitido en el odio me exalta. Contesto enseguida.

ya entramos. Sonrio.




 



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En el texto hay: traicion mentiras amor muerte promesa

Editado: 22.07.2021

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