Había demasiada tensión en el ambiente, estaba inquieta, después del aviso de suarez no había recibido nada más, y aunque le tenía algo de confianza no podía dejar de estresarme.
— el equipo A se dirige al sur y el equipo B al norte. Un error y los meto en el calabozo. Suárez en estos momentos tendría que estar en el en cualquier pasillo del lugar, yo iría al norte. Adentrándonos por la parte de atrás de la enorme mansión, podía ver las pequeñas pistas que había dejado Suárez, pistas sin importancia para el resto del equipo. Caminando en absoluto silencio, comenzamos a separarnos por los dos equipos. Me dirijo al resto de mi equipo
— Iremos de a cuatro personas, ustedes dos- señalé a los cuatros soldados.— Vayan a la izquierda. Asintieron sin hablar marchándose por donde les señalé. Caminando por el pasillo, habían algunos cuerpos descabezados, otros sin manos y uno con el sin hueso metido en la boca. Asco
El pitido del micrófono conectado a suarez, se escuchó en mi oreja.
— Aqui hay hasta mierda de Cristóbal Colón, nose qué carajos tenían aquí metido, pero huele asqueroso.
— Espero que no te comunicaras para quejarte como niño pequeño. Enfócate hombre.
— Aburrida,
— Suárez. Resopla
— Ya lo tenemos, es un escandaloso pero no te preocupes, ya lo puse a dormir.
— Tienes que salir por el ala sur.
— ¿No estás tú en el norte, acaso me quieres entregar, traidora? Se supone que es el más inteligente. Estoy perdiendo mi dinero con él
— te estás quedando sin neuronas, no vas a salir por el ala que está a mi responsabilidad, si pasas no será bajo mi cargo. Tienes la localización del fichado.
— Por eso eres la mejor je.... cuelgo la transmisión. Me acerco al resto del equipo.
— vigilen las entradas, nadie entra nadie sale. Los dejo haciendo guardia mientras busco una habitación, Las cámaras ya están apagadas así que no me preocupo por nada. Se supone que ahí se hacía todo tipo de negocio y también se reunían la mayoría de los socios. Saco unos guantes de mis bolsillo y me los coloco. La sala de computadoras sigue activa aunque no esté grabando en estos momentos, necesito encontrar algunos rostros, por eso conecto una memoria al computador y comienzo a mover todos los archivos. Pasan diez minutos, la desconecto y saco otra con un virus instalado. No puede quedar nada, lo que este ahí se tiene que quedar conmigo. El virus comienza ha hacer sus efectos y la computadora se apaga, pero como soy una maniática, me levanto y agarro el vaso con alcohol que estaba en una de las mesas y lo vierto en todas las entradas del computador, lo tiro al suelo, lo reviento contra la pared y luego lo dejo donde estaba. Escucho algunos gritos y salgo de donde estaba.
— Tenemos un calabozo para ti solo, para los violadorcitos como tú. Luego se dirige a los demás soldados.— No se cual de todos terminará siendo el jugete del otro si todos son la misma porquería.
Me acerco hasta donde el soldado Gabo.
—¿Quien es este? Pregunto mientras reparo al sujeto que tienen esposado y lleno de golpes.
— Es uno de los hombres del otro enfermo. Lo atrapamos en el acto. Luego señala a una jovencita de talvez unos quince años. Me dirigo al desgraciado y le susurro en la oreja.
— Espero que te den una muy buena bienvenida. Te va a gustar si eres de ese tipo de infelices. Me repara por primera vez
— pudrete. Lo agarro del cabello y lo golpeo contra la pared.
— El único que se va a pudrir aquí, eres tú, Basura. Lo suelto y cae al piso. Alza su mirada aún con la cara toda reventada, Me mira y ríe.
— él te va matar. Eso sí que logra sorprenderme, y aunque no lo demuestro, logra confundirme. Su mirada, su forma de hablarme ha sido de alguien que sabe cosas que no debería saber. Estas muerto.
— Llevate a esta basura. Ordeno al soldado que se lo lleva a otra parte, no quiero seguir viendo esa cara.
El comandante y los soldados siguen sacando a más personas, algunas víctimas y otras solo basuras vivientes.
Se escucha una explosión a lo lejos. Todos nos ponemos en posición mientras el comandante comienza a gritar.