Los Miserables

La ira

Si alguien pudiera leerme la mente en estos momentos seguramente llamaría a la policía. Tenía tantas ganas de golpear a  alguien que solo rondaba en mi cabeza pensamientos bastantes agresivos.

Llevaba una  semana sin contestarle el teléfono, ignoraba sus mensajes y sus estúpidos regalos que llegaban a mi puerta. Solo faltaba que mandara señales de humo el muy infeliz.

Dalia se burlaba de mí, y de mi poco profesionalismo. la ignoraba para no desquitar mi rabia en ella. A los dos días de haber visto las fotos quería ir poner una bomba en donde él  estaba, a los cuatro días quería mandarle a dar una golpiza pero conociéndolo seguramente los otros terminaban golpeados y yo escondiéndose debajo de las piedras. En los entrenamientos ponía  a sufrir  a todo el mundo, porque si yo era infeliz todos  debían serlo también. Duré insoportable hasta el sexto día.

Hoy estaba bastante contenta, el operativo salió bastante bien, atrapamos a algunos asquerosos y el comandante parecía amenos satisfecho. Dalia me recordaba a mí en mis etapas de ira. Al entrar tiraba de la puerta tan fuerte que pensé que nos quedábamos sin apartamento, la pobre nevera también era una de sus víctimas, ni que decir del pobre que se le cruzara enfrente. Prefería no reír mucho delante de ella para no ganarme una de de sus miradas más espantosas de loca desquiciada.  Ahora estabamos en la base y ella se estaba encargando de un pequeño grupo de novatos.

Solo podía escuchar sus gritos y órdenes, el comandante estaría orgulloso de ella.

— ¡No quiero un solo quejido en lo que resta del entrenamiento! ¡Quien se queje,  corre por toda la base hasta que amanezca! .  La mayoría tenía alrededor de dieciséis a veinte años. Dalia debía estar en el dia uno.

Tenía amigos y compañeros dentro de la base, algunos me saludaban mientras salía. Eran casi las nueve de la noche. 

— ¿Como está la mujer más bonita que tiene esta base ?

El saludo tan extenso de Antonio me sorprendió.

— Está  muy bien y sigue tan bonita como siempre. Le sonreí mientras sacaba las llaves del carro.

— No lo dudo. Se rascó  la frente y luego me miró — Mepreguntabasiqueriassalirconmigomañana.

Casi me río, y sí, aunque parezca extraño alguien que trabajaba en este asunto de armas y en un  ambiente bastante movido, Antonio era tímido, me preguntaba si antes de dispararle a alguien le pedía permiso.

—claro.  Mi respuesta le sorprendió, creo que esperaba que le dijera que no, pero no encontraba nada malo salir con él 

— ¿Está bien si te llamo a las siete o mejor a las nueve? No se si estés desocupada a esas horas, talvez una misión. Yo te llamo. Luego de eso se fue. Se f-u-e 

Me quedé quieta mientras procesaba su extraña forma de invitar a salir a alguien.

Llegué  a un restaurante antes de llegar a casa, tenía bastante hambre y no estaba como para colocarme a cocinar  eseas horas. El restaurante era bonito y no se si era publicidad engañosa pero por las imágenes que estaban en el menú se veía todo muy bueno. Encargue algunas cosas y luego me fui. Estaba todo oscuro, dalia no llegaría hasta la madrugada haciendo nose que no podía esperar porque era señorita no me preguntes, soy misteriosa. Puse todo en una mesa mientras me quitaba los zapatos y una chaqueta por el frío. Me lavé las manos porque sí, soy así  y abri una de las cajitas.un ruido me sacó  de todo tipo de pensamientos, alcancé a levantarme y cuando iba a a agarrar lo que estaba en la mesa para defenderme una mano fuerte me inmovilizó. Sentí la respiración en mi espalda y aunque quise voltearme no pude. Cuando intenté  darreglar una patada me soltó  y le vi la cara. Creo que no fui la única con etapas de ira . Sonreí e hice lo único que se pasó por la cabeza.

— holis

 

 

 

 

 



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En el texto hay: traicion mentiras amor muerte promesa

Editado: 22.07.2021

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