Los misterios del Tzolkin

III

Continuo y observo a todos los chicos que frecuentemente estaban en detención, los saludo a todos y preguntó porque estaban ahí, de igual forma les dijo lo que hizo.

—Por dios, tan solo por cinco minutos más tarde —dijo Irvin, subiendo las manos como si el equipo contrario de su equipo favorito hubiera anotado con facilidad.

—Lo sé, cada vez por tonterías más pequeñas.

El perfecto llegó algunos minutos después de que el último alumno. La salida de la escuela era justamente a las 2 de la tarde y a las 2 con 10 minutos comenzaba el castigo. El perfecto llegó justo a tiempo, pasó lista, observó a los alumnos y pido un silencio absoluto. Así pasaron dos horas de completo aburrimiento. En cuanto salió de la escuela se despidió de los otros 17 alumnos de último grado en detención. Se desgastó la corbata del cuello para colocarla en su mochila, pasó enfrente del gimnasio donde estaba el club de karate de la escuela, pensó en buscar a Silvia para irse juntos a casa, pero faltaba una hora completa para terminar, decidió marcharse. En la esquina lograba escuchar el ruido de algunos pasos apresurarse para no perderlo, camino hacia unas bodegas y comenzó a elevarse en vertical. Los muros parecían adherirse a sus dedos, sus movimientos similares a los de un jaguar a la casa, pero flexibles como un mono. Esperó con paciencia desde lo alto, trató de ocultarse lo más posible y poco después observó a la chica, era la empleada de La Cueva del Juego. Desde las alturas observó cómo perdió su rastro, pronto llegó a un callejón sin salida. Neo desciende rápidamente y en cuanto la chica se dio la vuelta ella se asustó y cayó.

—Hola —dijo Neo mientras se apresuraba en levantarla.

Cuando sus manos se quedaron conectadas se vieron por algunos segundos a los ojos y rápidamente se soltaron.

—Hola, Neo, ¿cierto? —dijo la chica mientras recogía su cabello rizado.

—Si —se extraño Neo—, disculpa creo que no nos han presentado.

—Mi nombre es Abigail —respondió la chica—, vamos a la misma escuela y quería hablar sobre algo contigo.

—¿Qué cosa? —respondió rápidamente Neo.

—Es sobre un comic que dejaste en La Cueva del Juego, es bastante curioso, lo leí anoche y no lo entendí. Soy nueva en los cómics al decir verdad.

—No entiendo —dijo Neo—, trabajas en la cueva del juego, es el lugar con más cómics en toda la ciudad. ¿por qué elegiste trabajar en ese lugar?

—Es un trabajo, bueno al decir verdad era el único que se adapta a mis horarios, es después de la escuela algunos días y algunos fines de semana. De hecho ayer me impresionaste, conoces muy bien el lugar, me pregunto si podrías ayudarme un poco con el lugar y esas cosas. Pero primero el dueño del lugar me dijo que te diera esto, que no bromees y le entregaras el comic que tomaste por este.

Abigail comenzó a notar el rostro de Neo, en realidad parecía sorprendido por lo que decía, sacó el cómic y lo colocó en sus manos, el chico leyó la portada.

—Los misterios del Tzolkin número 1 —dijo Neo—, ese comic no es mio, lo quería comprar y la verdad ese señor aun no me perdona que intente robar un comic hace muchos años.

—No lo entiendo —dijo Abigaíl.

—Tranquila, el señor es raro, pero no lo culpo. Siempre escucho que tiene problemas financieros, hace cuentas y hace cuentas, pero no logra tener las ganancias que quiere, por más que hace promociones, consigue más mercancía no lo logra.

—¿A qué crees que se debe? —se concentró Abigail en el chico.

—Creo que no se adapta —dijo Neo sonrojado—, podría poner una tienda en línea y aumentar sus ganancias lo suficiente para permitirle ahorrar y mejorar el lugar. Ya se que se llama la cueva del juego, pero creo que es mejor hacerlo en un lugar cómodo como la madriguera o la casa Ravenclaw.

—¿La madriguera? ¿La casa Ravenclaw?

Neo se quedó mirando fijamente a la chica.

—¿Estás bromeando verdad? —dijo Neo.

—No, enserio no se que son esos lugares.

—¿Cómo es que te dejó trabajar en la cueva del juego si no sabes eso?

Abigail miró hacia otro lado, observó el suelo y después el cielo.

—Creo que se está haciendo tarde, será mejor que deba ir a mi casa, lamento molestarte con mis preguntas.

La voz de Abigail se escuchaba un poco entrecortada.

—No, me refiero a que —dijo rápidamente Neo—, podría ayudarte con todo lo que necesitas saber, me gusta mucho ese lugar aunque no quiera admitirlo y no me gustaría que lo cerraran, es los pocos lugares divertidos a los que puedo ir. Dime ¿quieres que te acompañe a tu casa mientras te cuento más sobre cosas raras de cómic y libros?

 



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En el texto hay: mayas, mayas y aztecas, criaturasmagicas

Editado: 29.09.2023

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