Abi estaba muy fuera de la conversación, en cuanto se subieron al carro Abi sacó el comic, noto los pequeños detalles en el dibujo cuando iba hacer el momento exacto en el cual comenzó la riña. No se concentró en las clases, no prestó atención a los profesores y mucho menos a sus calificaciones, agradeció que no tenía ningún examen. A la hora de la comida observó cómo algunos chicos platicaban, poco a poco las viñetas del cómic, los cuatros, los dibujos e incluso el movimiento de las hojas tomó un significado. Pronto un chico se enojó con otro, después discutieron, incluso la distancia del perfecto era la indicada para llegar en el momento exacto en que estaban peleando.
—El cómic enseña el futuro —dijo Abi mientras veía inpotente cómo se golpeaban.
De inmediato pensó en que nadie le iba a creer, por muchas pruebas que mostrará, si el cómic podía predecir lo que iba a pasar, el cómic sabía lo que ella iba hacer. «¿Cómo anticiparse a eso?», se preguntó. Se quedó observando la pelea, Neo notó su presencia tranquila, como si nada le sorprendiera y fue cuando le prestó más atención. Al terminar las clases Abigail se dirigió a su trabajo a la cueva del juego. Se preparó con su mandil a que entrara el primer cliente, pronto se escuchó la puerta y entraron Silvia, Erick y Neo.
—Hola Abi —dijo Neo mientras entraba—, deja presentarte a unos amigos, los verás por aquí muy seguido. Él es Erick y esta señorita se llama Silvia.
Señalo a cada uno respectivamente, Erick tenía una caja vacía y Silvia ya se había cambiado la ropa del uniforme.
—Mucho gusto —dijo Abi nerviosa.
—Mucho gusto Abigail —respondieron al unísono Erick y Silvia.
—El gusto es mío, adelante si tienen algo que les guste me encantaría atenderle.
—Yo primero —dijo Erick—, tengo un encargo del dueño. Me conoce como fugitivo, tiene un paquete para mí.
—Dejame te busco en la lista de encargo, mira, eres el primero. Deja ir por tu pedido.
Abigail tardó algunos segundos y regresó con una caja muy pesada. Tomó el dinero de Erick y lo colocó en la caja registradora después de registrar la entrega. Neo había ido a las novedades y Silvia a la sección de aperitivos. Abigail se dio prisa en encontrar a Neo,
—Hola Neo, oye tengo una pregunta.
—Dimela Abi.
—¿Conoces algún rumor? ¿de algún cómic que predice el futuro?
—Es una pregunta bastante extraña y muy específica. No he escuchado sobre algún cómic, pero siempre hay comparaciones de las cosas que pasan, pero siempre he creído que son coincidencias, la probabilidad de que suceda algo muy similar a un cómic son muy altas, algunos artistas se inspiran de las historias reales y así su conexión con nosotros. ¿Por qué?
Pensó en decirle sobre el cómic. Pero por alguna extraña razón se quedó callada.
—Oye, por cierto ¿qué harás hoy en la noche?
—Trabajaré hasta las 8, ¿por qué?
—Por nada, es que íbamos a ir más allá del parque en la cima del cerro a caminar un rato, pero para esa hora ya estábamos bajando. Si llego antes de que cierren tal vez pueda acompañarte a tu casa.
—Me parece bien, muchas gracias.
Los chicos hablaron un poco más hasta que llegó la hora para irse. Erick se subió en su bicicleta y colocó su caja en la parte de atrás donde había una canasta metálica. Silvia camino a su lado y después estaba Neo. Sus mochilas estaban completamente llenas, en la calle principal hasta la parte superior donde se encontraba el parque de juegos después de un gran cúmulo de árboles, Erick dejó su bicicleta en la última cancha de basquetball. Siguieron caminando, subiendo entre algunas pendientes o bajando entre otras. El camino tenía mucha vegetación, tardaron varios minutos en llegar al punto donde querían, una pared gigantesca se elevaba entre toda la vegetación, la pintura, los nombres de cientos de personas y las marcas de algún objeto contundente. Erick estaba
—Linda chica —dijo Abigail.
—¿Quien?
—¿Enserio no me tienes confianza? —continuó Silvia—, nos conocemos desde la guardería.
—Solo es una chica.
—La vez con ojitos tristes todo el tiempo —dijo Silvia.
—Es la nueva si, es diferente a todos nosotros.
—Si, es diferente. Creo que no hay ninguna chica igual a ella en muchos kilómetros a la redonda.
—Lo sé —. Después Neo exhalo profundamente.
—¿Aún la recuerdas? —preguntó Silvia mientras sonreía—, la conociste hace un año y apenas te hablo, ¿no entiendo por qué pierdes el tiempo?
Silvia se quedó observando en dirección donde estaba Erick.