Los misterios del Tzolkin

VII

—Tienes toda la razón, pero incluso si no regresamos recordarán nuestros nombres y mucho se deberá a esa pintura —dijo Erick.

—Muchos recuerdan nuestros nombres —dijo Neo—, ¿pueden creer que el de la Cueva del Juego me acuso de que robe algunos de sus cómics?

—No lo puedo creer, el gran Neo conocedor de los cómics acusado de haber robado a un precioso. Sencillamente no lo puedo creer —continuó Silvia con una sonrisa al final de su argumento.

—¿Verdad que sí? —dijo Neo siguiéndole el juego —, un cómics es de las últimas cosas que robaría.

—¿Qué cosas te robarías? —preguntó Erick.

—Un automóvil, algo que pudiera usar y con algo de habilidad hasta presumir.

—¿No te verían con el auto? ¿Cómo podrías presumir? —preguntó Silvia.

—Es ahí donde entra la habilidad, podría pintarlo de un color diferente, personalizarlo para que fuera otro auto.

—Aja, y cómo conseguirás el dinero para todo eso —continuó Silvia.

—Eso es lo de menos. Lo principal es tener el carro.

—Creo que lo principal es no comparar la vida con un videojuego. En el videojuego tienes vidas infinitas y aún si te las terminas podrías decidir seguir jugando —dijo Silvia mientras se adelantaba un poco.

—Claro, no a todos se nos compran los nuevos juegos y consolas para comparar todo con un videojuego —dijo Neo con voz alta para que lo escuchara.

Silvia salió de vista por algunos segundos dejando atrás a Neo y a Erick.

—¿Cuánto tiempo tardaremos en terminar la pintura? —preguntó Neo.

—¿Creo que en un mes antes de acabar la escuela? —dijo Erick sin mucho ánimo.

—¿Por qué esa cara? ¿No será una gran pintura? —preguntó Neo.

—Me acordé cuando tomé mi primera lata de pintura. Estábamos en tu casa y tu papá nos prestó una tabla para pintarla. Ese día terminamos verdes de la cara y la ropa.

—Si me acuerdo. Viste un documental en la tele y querías "seguir el paso de los grandes" decías —dijo Neo.

—Si, hace mucho tiempo. Ahora mirarnos, a punto de que tu y Silvia se vayan a la gran ciudad a seguir sus sueños.

—¿Por qué?, ¿no quieres ir?

—No es eso, ya sabes que la escuela nunca fue mi fuerte, no se como me vaya en el examen.

—La escuela tampoco es mi fuerte —dijo Neo—, pero no ayuda a no hacer tarea ni estudiar. "Todo es difícil…

—…hasta que lo hagas. Si, lo decía tu papá todo el tiempo. Creo que al fin lo entendiste.

Neo se quedó callado después del comentario de Erick. Observó el camino y notó como Silvia se había detenido y estaba observando el camino.

—¿Qué pasó Silvia? —preguntó Erick en cuanto se habían acercado.

En cuanto estuvieron a la misma distancia observaron un puente desgastado casi en ruinas en donde estaba el camino.

—¿Alguna vez habían visto este puente? —preguntó Silvia.

—Hemos asistido a todas las inauguraciones de la ciudad desde los cinco años y nunca habíamos visto este puente —dijo Neo.

—Lo habían construido antes de la ciudad —dijo Erick.

—No había nada en los terrenos de la ciudad, no había poblados, ni mucho menos algo de ríos para construir un puente.

El puente estaba completamente destruido en la parte central, dejando una apertura de más de dos metros de distancia, en ancho de la estructura podría indicar su uso para transportes más pesados.

—No importa, veré en donde estamos y buscaremos otra manera de llegar al parque.

Silvia busco en su teléfono, revise los mapas de la zona y trato de actualizar el GPS para saber su localización. El teléfono indicaba buena señal, pero no era capaz de conectarse al Internet. Intento llamar a casa, pero únicamente se escuchaba un extraño pitido. Le quería decir a sus amigos, pero ellos mismos hicieron lo mismo en cuanto observaron el rostro de Silvia.

—Muy bien, ¿alguien observó algún conocido en el parque cuando veníamos para acá? —Silvia les preguntó con tranquilidad.

 



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En el texto hay: mayas, mayas y aztecas, criaturasmagicas

Editado: 29.09.2023

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