Sentí que alguien agitó mi hombro, y cuando abrí los ojos, aún me sentía dormido. Todo lo que había vivido, solo parecía un sueño, o al menos la realidad, y está vista, frente a mí, con el marco de la ventana, y los colores claros del cielo, y la gente caminando por la calle. Nada me parecía real.
—Mamá dijo que te vas a caer, si sigues en esa ventana —comentó mi hermano mayor Amit, con sus ojos celestes, curiosos por mí, y toda la situación extraña. Yo sonreí, mientras me estiraba.
—Mierda —me queje, y pude ver en mi mano izquierda, una raspadura, del momento en que esa magia extraña me lanzó.
—¿Cómo te lastimaste? —me preguntó preocupado. Era entendible, ya que Amit, era un sanador, un pequeño ser mágico con intensas necesidades de sanar a todos a su alrededor. Él me miraba con su ojo destapado, y luego, se levantó el flequillo que tapaba su ojo izquierdo—. No parece nada grave, pero igual tenemos que curarlo —ante eso, sentí un fuerte cansancio, que me hizo recostarme contra la ventana.
—Estoy bien, simplemente se me entumecieron las piernas por dormir así —aclaré, y mi hermano me miró dudando, pero al final soltó mi mano, no sin antes, murmurar algunas palabras que no pude entender, y el dolor en mis piernas y mi mano, desaparecieron.
—Ten cuidado, no quiero que algo malo te pase —aclaró, y yo asentí. Él salió, y consigo se llevó una canasta de ropa sucia.
Salí de mi habitación. Y una de mis hermanitas, Ilaisa, pasó corriendo la escalera vieja de madera. Y cuando me vio, se tropezó, intenté atraparla, aunque al final, su magia evitó que tocara el piso.
—Lo siento Ciro, ¿Estás bien? —me preguntó preocupada, mientras subía para tomar mi mano, y yo le sonreí, restándole importancia.
—Tengo hambre, ¿No sabes si ya desayunaron todos? —pregunté y ella negó, y bajó para encontrarse con mis primos.
Debido a todo el problema que hice y a la guerra fría. Casi nunca desayuno en familia, eso no significa que no estemos unidos. Solamente estamos muy ocupados para pasar tiempo en familia.
Cuando llegué a la cocina, pasé por la sala y ahí estaba mi abuela, con una linda sonrisa, tanto que me hacía sonreír. Ella me tendió un plato hondo, lleno de comida, algo que no quise preguntar que era. Y ella exclusivamente me dijo.
—Todos están en la reunión, así que lleva esto. Y si alguien te dice algo, dile que yo te mandé, y que no te molesten, cariño —comentó y me acarició la mejilla. Yo nada más la abracé y besé su mejilla.
—Está bien, abuela —dije y me fui con los demás.
Mi casa era una enorme mezcla de estructura. Al principio era de un único piso, y con una habitación central y rodeada de habitaciones. Luego nacieron mis abuelos, y ellos querían hacer de esta base, algo más familiar. Y por ello se hicieron dos pisos, arriba estarían las habitaciones y abajo estaría todo lo que tenía que ver con la guerra, desde la armería hasta la sala de estrategia, y eso se quedó así, hasta que mi madre tuvo su primer hijo, y por ello, se creó la sala, una cocina funcional y debajo de nuestra casa, estaban las salas de tortura.
Yo caminé pasando por la sala, hasta una habitación a la izquierda, donde estaban todos reunidos. Intenté entrar en silencio, pero el piso me delató, y todos me miraron interesados.
—Lamento llegar tarde —fue lo dije. Y cuando tomé asiento, cerca de mi hermana Nia, pude ver "esa" mirada de algunos, no todos, al menos no de mis hermanos menores, que me vieron como si fuera un estorbo.
En mi cabeza podía escuchar ecos de unas palabras, pero no podía entenderlo bien. Entonces, frente a los ojos, la oscuridad se devoró todo a mí alrededor, quise mantenerme calmado y luego escuché en mi cabeza —No... No estoy familiarizado con los sentimientos humanos— y esa era la voz del príncipe de ojos tristes. Luego de eso, todo volvió a la normalidad. Mis ojos se ajustaron a la nueva luz del lugar. Y un escalofrío pasó por mi espalda, como si mi energía fuera cargada de repente.
—¿Estás bien? —preguntó mi hermana, tocándole el hombro. Y yo solo asentí, ignorando la mirada fija de Sion.
—Ahora lo más importante, nuestro objetivo que la última vez... Se escapó —dijo mi tío, y frente a todos apareció la imagen del príncipe.
—¿Por qué tenemos que matarlo? Es el más débil de toda su familia —dijo mi primo Streve y en mi cabeza apareció su voz diciendo —. Yo podría matarlo con solamente chasquear mis dedos.
—No es una estrategia, es un mensaje —aclaro mi tío seriamente mientras hacía desaparecer la imagen. Esa imagen proyectada por las "mentalistas" de la familia. Algunas de mis primas y mis tías, eran capaces de crear y recrear escenarios en su mente y mostrarlo en el exterior. Mi hermano Sion, era una rama de los "mentalista", pero no puede mostrar lo que piensa, sino que puede ver lo que otros piensan, y por ello, es uno de los miembros más importantes de la familia, a nivel estratégico, y para mí, porque es mi hermanito menor.
—Casi no utiliza magia —fue lo dijo una de mis tías, Strom era su nombre, y aun con su cabello celeste, y su baja estatura, tenía su carácter explosivo
—Aun así, no quiso defenderse cuando Ciro lo tenía en la mira —comentó otro de mis primos, Sverd.
—¿Por qué tiene que morir? —pregunté. Y todos me miraron, entre ellos mis padres que me veían con pena, mis primos y hermanos que me miraban confusos. Y luego estaba mi tío quién me estaba mirando de manera impaciente.
—Porque es lo que hay que hacer por el bien de nuestra raza —me aclaró.
—Creí que le luchábamos por la justicia y para evitar que nos repriman de nuevo, no para asesinar a alguien a sangre fría que no sabemos si ha hecho algo malo realmente —le debatí
—¿Malo realmente? ¿Hablas en serio? Ese príncipe, al que no asesinaste, incineró un pueblo entero, y solo se quedó ahí mirando como todo a su alrededor se moría, sabías que en ese lugar nunca volvió a crecer algo con vida. Quedó inhabitable, por la magia que uso —me comentó. Y sin esperar respuesta, me mostró las imágenes de la destrucción, y algo en mí se removió. Como si tocara algo personal mío, las imágenes vividas pasaron por mi mente. Y junto a ellas un cúmulo de sentimientos, entre tristeza, sorpresa y dolor, mucho dolor.