Los Niños De Alambre

Agua por todas partes

Nada.

Eso era justo lo que había quedado de los niños, nada.

Ni una masa de carne fundida, ni un cabello, nada. El hierro estaba tan exageradamente caliente que fue imposible recuperar los cuerpos.

Ya había pasado una semana tras esos acontecimientos, una semana de tranquilidad sin saberse nada del Bombardero.

David termino de armar una cuna de madera con listones blancos en los bordes, coloco una malla casi translucida sobre la cuna, coloco un pequeño colchón color celeste y a su alrededor cientos de peluches de distintos animales, todos de color blanco.

— ¿No crees que es muy pronto? ¿Y si sufrimos un aborto? — David sonrió ante tal posibilidad.

No es que no quisiera un hijo, al contrario, David deseaba formar una familia más que nada en el mundo, pero no con Loren, se imaginaba así mismo como un padre amoroso y protector, la clase de padre que amenazaría con una escopeta a la pareja de su hijo independientemente de su genero, la clase de padre que correría por asistir a una obra de teatro y usaría un helicóptero de ser necesario para llegar a un partido de futbol. Tampoco es que le asustará el compromiso. Al haber sido criado en UML (Un Mundo Libre) y más como una persona de "alta alcurnia" la absurda idea de obtener el amor a toda costa siempre estuvo allí. En UML existía la creencia de que ciertas personas selectas por los "dioses" (aunque en realidad solo eran los ricos y poderosos de la comunidad) tenían el derecho de obtener el amor y placer a toda costa, mientras que el resto de los pobres mortales debían conformarse con cumplirlos, era su DEBER sagrado con su comunidad. Si David se hubiera quedado hubiera podido tener cuantas mujeres quisiera e incluso hombres, sin importar la edad, incluso niños podían volverse sus parejas, nadie lo juzgaría, ya que David pertenecía a la familia Lovec, una familia escogida por los "dioses".

La verdad es que David no quería eso en lo más mínimo. No quería mirar a una mujer o a un hombre de hermosa apariencia y simplemente decir "Quiero a este" e inmediatamente lo tendría en su cama. No, David quería enamorarse, quería amar y ser amado. Se había imaginado muchísimas veces estar casado, mucho más desde que conoció a Loren.

Se imaginaba caminar tranquilamente por un parque y de repente verla: la mujer más hermosa de su vida; aunque no tenía porque ser principalmente hermosa físicamente, quizás lo primero que notaría de ella sería su extravagante vestuario, su alocado maquillaje o solo se fijaría en ella porque notó que leía uno de sus libros favoritos; quizás simplemente estaba muy aburrido y ella fue la única que quiso hablar con él; aunque en situaciones muy locas (pero posibles) una joven se estaría mudando pero por accidente se caería por la ventana y el desafortunado (o afortunado) que la atraparía (literalmente) sería David, posiblemente terminaría en un hospital con las costillas rotas al igual que todas las extremidades y la chica responsable de sus fracturas iría para hablar con él, entre factura medica y factura medica se enamorarían. Pero no fue así, David conoció a Loren porque se estaba congelando, no pensó que era bonita, tampoco vestía de forma extravagante o tenía un inusual maquillaje, solo se estaba congelando.

Aún así David se imaginaba estando casado con ella, se imaginaba a Loren con un vientre más grande que ella, así mismo con las nauseas tan características del embarazo, Loren postrada en cama sin poder moverse y David corriendo a las tres de la mañana a una tienda buscándole ositos de goma con pepino que comer. 

Pero no ahora, ahora era literalmente el peor momento para tener un bebé.

— Bueno, estaba en oferta asi que...— David se enderezó y besó la frente de Loren —, descuida, linda, todo saldrá bien.

En caso de que perdieran al bebé posiblemente le daría la cuna a Tabares, según tenía entendido Tabares tenía tres sobrinos, no conocía sus edades pero a juzgar por la forma en la que hablaba de ellos parecían ser niños pequeños, además así tendría más posibilidades de un ascenso. 

— Tengo que irme.

Loren al instante pareció decepcionada.

— ¿A dónde?

— A un funeral...bueno, a varios, va a ser un memorial en la costa.

Loren al instante cambio su expresión, muchos funerales, muchos atentados, aunque pareció incómoda por un momento.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

— Porque es un secreto.

— ¿Hasta con tú novia? — Loren parecía molesta.

— Amor, literalmente acabo de enterarme del funeral hace dos horas.

— ¿Y en esas dos horas no me lo pudiste decir?

David tomó su corbata y empezó a atarla alrededor de su cuello.

— Loren, no entiendo porqué estás tan enojada.

— Estoy enojada porque contaba contigo para pasar la tarde juntos, pensé que discutíamos el tema del bebé.

— Debo ir, entiende — David termino de hacer el nudo de la corbata y la ajusto alrededor de su cuello, casi como la cuerda de una horca —. Son mis compañeros quienes serán sepultados...o conmemorados, no lo sé, según tengo entendido no se tienen cuerpos, partes sí, pero cuerpos no.

Loren se puso de pie y lo abrazó.

— Lo siento, no quería ser tan controladora — la hermosa joven arregló la corbata torcida —. Esta bien, cuidate y por favor vuelve sano, salvo y con unas gomitas por favor — Loren tomó la mano de David y la coloco sobre su vientre plano —, sé que es muy temprano para los antojos, pero realmente quiero gomitas, ya sabes, amo los dulces.

David le dio un último beso y fue a cambiarse, colocándose un traje gris, al bajar encontró a Loren doblando alambres, uno a uno, haciendo formas de adultos.

— Nunca supe para que es eso.

— Ya te lo había dicho — respondió Loren alzando una ceja.

— ¿Así? Lo olvide.

Loren pareció molesta por la falta de interés de David en su vida, aún así se mantuvo callada y tranquila.




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