BILL
Ya me había establecido en casa, el ambiente familiar me hizo sentir tranquilo e hizo que mi llegada fuese muchísimo mejor. Era el momento de empezar clases, había llegado el día. Todo este fin de semana, solo pude pensar en que retomaría mi carrera de Bioquímica y que Alex andaría cerca, tal vez en una carrera muy diferente, pero estaría a mi alcance. Me sentía como un estudiante de bachillerato a punto de invitar al baile a la chica que le gusta, la expectativa era grande.
Por lo menos, tener a André cerca haría las cosas más sencillas. Habíamos quedado en encontrarnos en la entrada de la facultad y allí estaba cuando llegué. Me sonrió ladeadamente y se notó la diferencia entre él y su hermano, mientras que Micah solía tener una expresión burlona y arrogante, André era más tranquilo y otorgaba una sensación de paz a quienes lo rodeaban.
– ¿Te persigue alguien? –preguntó cuando llegué a su lado. –Miras a todas partes como si esperaras que saltara un tigre en cualquier momento hacia ti. –palmeó mi espalda y empezamos a caminar por el pasillo.
–No, es solo que hace mucho que no estaba aquí. –dije. En el fondo, sabía que la razón de que estuviera a la expectativa era que esperaba ver en cualquier momento a Alex.
–Uhm. –André entrecerró sus ojos hacia mí dudando, solo lo miré lo más inocente que pude. –Bueno, ya me contarás luego. –se encogió de hombros. Actuando tan raro como Micah, volvió a sonreír tan sereno como siempre y nos dirigimos a la oficina para buscar mi horario.
Entramos y me encontré con que todo seguía igual, incluso la misma secretaria de lentes enormes. Me apoyé contra la encimera que separaba los archivos de la zona de espera hasta que la secretaria se dignara a atenderme, a mi lado André me dio un ligero golpe con su mano en el brazo y lo miré interrogante.
–Casi lo olvido, toma esto. –rebuscó en su mochila. –Te lo manda mi padre. –sacó un sobre grueso y me la entregó.
– ¿Los casos? –pregunté, ya se me había hecho raro que Micah no me los entregara cuando me recogió en el aeropuerto.
–Sí, así puedes echarles un vistazo y saber a qué nos atenemos. –asintió.
Guardé el sobre en mi bolso y volví a apoyarme contra la encimera a esperar, ¿Qué tanto busca esa mujer entre los archivos? ¿Los expedientes X? La puerta de la oficina se abrió a mis espaldas y una linda rubia se colocó a mi lado. Era bajita y su cabello liso estaba recogido en una trenza, sus labios llenos me ofrecieron una pequeña sonrisa para luego ponerse pálida al ver más allá de mí.
– ¡Eh! Hola, Emma. –dijo André con una sonrisa.
–Ho-hola André. –dijo con una voz delicada, levanté las cejas sorprendido con el intercambio. Al parecer, André tiene una admiradora. – ¿Cómo estás? –ella se reacomodó el cabello detrás de la oreja, parecía más un gesto nervioso que coqueto.
–Genial. –mi amigo parecía no estar consciente de que le iba a causar un ataque a la chica y lo peor es que yo estaba en medio. –Este es mi amigo, Bill. Volvió de Suecia para retomar sus estudios aquí. –dijo haciendo un ademán hacia mí.
–Oh. –sus grandes ojos verdes se abrieron con obvia sorpresa. Me ofreció su mano, todo en ella es delicado por lo que veo. –Es un placer Bill, soy Emma. Qué casualidad, mi amiga fue a Suecia estas vacaciones. –sonrió mientras yo sentía que me tensaba.
–Es un placer, Emma. –sacudí su mano antes de lanzarme a preguntar. –Y, ¿ella estudia aquí? –inquirí como quien no quiere la cosa. Lo sé, soy todo un sutil.
–Sí, tal vez algún día la conozcas.
–Eso sería genial. –le sonreí.
–Disculpe, ¿es usted el señor Ahlgren? –la secretaria por fin se dignó a reconocer mi presencia.
–Sí. –olvidé por completo a Emma mientras le prestaba atención a la secretaria, tanto que no me di cuenta que otro chico había entrado y hablaba con ella. Recibí los papeles de la secretaria mientras me daba la información de mis clases, hasta que mi oído captó algo que llamó mi atención.
– ¿Has visto a Alex hoy, Emma? La he estado buscando, pero no la encuentro y no atiende a su teléfono. –dijo el chico. Me tensé más de lo que ya estaba, parecía un resorte estirado, ¿quién era este chico? André me miró curioso dándose cuenta de mi actitud.
–Sí, salimos esta mañana temprano de casa y ella se dirigió a comprar algo de comer para las dos, tal vez tiene su celular en el bolso como siempre. –respondió Emma. Al parecer vivían juntas, dato anotado.
–Sí, tienes razón. –suspiró el chico.
Volví mi atención a la mujer frente a mí, luego que terminó de darme las indicaciones le di las gracias y me dirigí nuevamente a Emma.
–Fue un placer conocerte, Emma. –le ofrecí una sonrisa pequeña que ella respondió tímidamente. –Si algún día necesitas ayuda con alguna materia, estoy a la orden. –aproveché esa oportunidad para medir al chico.
Era una cabeza más bajo que yo, delgado y un poco desgarbado. Sus ojos oscuros se escondían detrás de unos lentes de montura negra, resaltando su piel pálida y se asomaba un mechón de cabello negro debajo del gorro tejido. Ugh, definitivamente no me agrada. Me miró extrañado, pero no dijo nada.