Los Ojos De Mi Otra Mitad | Asura #1

Capítulo 9: Reencuentro

ALEXANDRA

Estaba comprando con Emma algo para desayunar, había una cafetería frente a la universidad que nos gustaba y tenía un ambiente muy cálido. Las paredes recubiertas de piedra color crema y las mesas de madera me gustaban bastante, a veces solíamos venir aquí a tomar algo luego de un día largo o tomar el desayuno antes de entrar a clases.

La chica detrás de la barra me entregaba nuestra orden cuando llegó Dylan abrazándome por la espalda, ni siquiera tuve que voltear para saber que era él y me concentré en tomar los platos mientras que Emma tomaba el café ayudándome. Nos dirigimos a una mesa cercana a la ventana.

–Hola, corazón de melón –dijo plantando un beso en mis labios cuando colocamos todo en la mesa, pude ver a Emma sonriendo de forma pequeña mientras nos veía. Supongo que éramos como su telenovela personal o algo así.

–Hola, cuatro ojos –le devolví el saludo, nos sentamos todos y de inmediato colocó su brazo sobre el respaldo de mi silla.

– ¿Cómo te fue con Maya ayer? –preguntó Dylan robando un sorbo de mi café– ¿Si pudo darte algo para los dolores de cabeza? –se reacomodó en su silla para verme de frente a través de sus lentes, Emma prestaba atención mientras comía con calma.

–Sí, me dio té de tilo por si lo necesito –expliqué–. Dijo que era relajante y traje hoy, por si acaso –señalé el termo a un costado de mi morral.

–Entonces, eso es el mejunje feo que hacías esta mañana –dijo Emma, arrugó la nariz fingiendo disgusto.

–Es solo té –reí, continuamos comiendo tranquilamente.

El sonido de la campana de la puerta hizo voltear a mi amiga con curiosidad, una pequeña sonrisa se asomó en sus labios y se enderezó en su silla.

– ¡Eh, André! ¡Aquí! –dijo, levantó un poco la mano y luego la bajó rápidamente, como si no quisiera llamar tanto la atención.

Vi a un chico rubio alto voltear a verla cuando la escuchó, abrí mi boca como tonta por lo apuesto que era, pero tenía un ojo de un gris extremadamente pálido y eso sí que llamaba la atención. Sentí como Dylan se tensaba a mi lado y lo miré extrañada, él veía hacia donde estaba el amigo de Emma y volví a mirar para ver que lo incomodaba tanto. Estoy muy segura de que palidecí, Bill estaba junto al amigo de Emma hablando con este.

Aunque estaba de espaldas a mí, no resultaba difícil reconocerlo. Su altura es foco de atención y tiene un magnetismo que se me hace imposible de ignorar, la creciente opresión en mi pecho dejándome sin aliento ante su presencia. Reconocía fácilmente su espalda ancha y el brillante cabello negro, mi mente podía representar a la perfección su físico con tan solo cerrar mis ojos.

Quería salir corriendo del lugar y huir muy lejos de allí, un lugar escondido en el planeta como Tombuctú o algo parecido. Sin embargo, también quería ir hacia él y encerrarlo en un abrazo apretado para no alejarme nunca, lo cual me hacía pensar que no tenía razones para desear algo así, pero al verlo fue como si una parte muy profunda de mí se sintiera completa.

Bill escogió ese momento para voltear y encontrar directamente mi mirada, ni siquiera tuvo que ojear el lugar. Probablemente sintió cómo le taladraba la nuca con la mirada. Hubo sincera sorpresa en su mirada al verme, pero me otorgó una sonrisa de medio lado que causó estragos en la boca de mi estómago, era la misma que esbozó cuando nos conocimos en el parque de diversiones, pero se borró de inmediato al fijar su mirada en Dylan. Algo dentro de mí se rompió.

– ¿Por qué te sonrió de esa forma? ¿Se conocen? –me preguntó Dylan, me costó un poco caer en cuenta que su tono era de celos, nunca antes los había tenido que yo recordara.

–No lo sé, yo… –empecé.

– ¿Cómo la va a conocer? ¿No recuerdas cuando lo conocí en la oficina el primer día? –me cortó Emma, miraba a Dylan como si fuera tonto. Fui salvada por mi mejor amiga sin que esta supiera, sentí como me ruborizaba.

–Entonces, era de él de quien me hablabas ese día –mencioné mirando a Emma, ¿qué hacía aquí? ¿Es en este momento que debo empezar a asustarme de un posible acosador?–. El chico de Suecia.

–Sí –mi amiga sonrió, sus ojos verdes brillaban y realmente se veía alegre–. Oh, allí vienen –dijo, me encogí un poco en mi asiento viendo como Bill y André se acercaban para sentarse en nuestra mesa.

Evitando mirar a Bill descaradamente, me fijé en André. Era extraño, no de una mala manera, pero si de una forma llamativa. Tenía el ojo izquierdo de un gris tan pálido que parecía traslucido, relucía un poco mientras que el otro era de un bonito azul bebé. Apenas tomó asiento, me sonrió de forma cálida y se presentó. Me sorprendió aún más notar que mi amiga parecía estar teniendo un pequeño ataque al corazón, nunca la había visto así antes. Desde que la conozco, nunca ha estado interesada en salir con alguien y siempre se centraba en sus estudios, salir conmigo y leer. No fue difícil concluir en este momento que Emma tiene un muy severo flechazo por este chico, interesante.

–Emma me ha hablado mucho de ti, Alex –dijo André con una sonrisa que apenas alteraba sus facciones, tenía una voz calmada y varonil, no pude evitar sonreírle de vuelta–. Este es mi amigo, Bill –señaló al susodicho–. Viene de Suecia y está terminando su carrera aquí en la universidad.




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