Los Ojos De Mi Otra Mitad | Asura #1

Capítulo 10: Planes

BILL

Tenía muchas cosas en las que pensar. Los asesinatos causados por brujos a través de draugar, lidiar con profesores odiosos, pensar en Alex mientras trato de no parecer acosador –un trabajo muy difícil, sinceramente–, controlar mis terribles celos cada vez que Dylan está revoloteando alrededor de ella. Sí, probablemente me vuelva loco.

Verla hoy en esa cafetería me dejó con la cabeza en las nubes, seguro parezco un tonto en medio la clase de Inmunología, ¿qué estaba diciendo el profesor? No puede ser, ya me distraje y ahora tendré que fundirme el cerebro estudiando… De nuevo.

Después de unos largos quince minutos, la clase terminó. Cuando salí noté que el día había pasado rápido y necesitaba hablar con André urgentemente, era la única clase que no compartíamos. Quería saber que vio esta mañana, la mirada de alarma que me dio me dejó preocupado.

Iba distraído buscando las llaves de mi auto en el bolso que no me fijé por donde iba y choqué contra la espalda de alguien. Solté un gruñido y levanté la mirada, me encontré con nada más y nada menos que Micah. Recogí mis llaves del suelo, me fijé en el bolso que llevaba y subí una ceja mirándolo interrogante.

– ¿Estudias aquí? –pregunté.

–Hola para ti también, Billy –dijo rodando sus ojos–. Me alegro mucho de verte –su voz estaba llena de sarcasmo haciéndome voltear mis ojos también, me sonrió travieso.

–Sí, sí. Hola –me crucé de brazos, Micah soltó una carcajada.

–Respondiendo a tu pregunta, sí, estudio aquí.

– ¿Cómo es que no te he visto antes por los pasillos? –lo miré extrañado.

–Tal vez porque tú y mi copia andan muy ocupados oliéndose los traseros. –rió–. Además, suelos salir siempre de clases directamente a casa o meterme en la biblioteca.

–Oh, bueno. Eso lo explica –acaricié mi mentón, empezamos a caminar juntos a la salida.

–Probablemente mi hermano te esté esperando, me crucé con él hace un rato y mencionó que tenía que hablar contigo.

–Sí, es importante –jugué con las llaves en mi mano y se me ocurrió algo en ese momento–. Oye, ¿por qué no vienes con él? Creo que podrías ayudarme con tu opinión –dije, Micah levantó las cejas sorprendido.

–Está bien –asintió.

–Ok, ve a mi casa con André y hablaremos allá, ¿está bien? –sugerí, él solo me dio un asentimiento para luego alejarse.

Me dirigí al auto para ponerme en marcha, necesitaba pasar por la tienda primero. No necesitaba muchas cosas, así que sería rápido. Manejé con calma e hice la compra rápidamente para ir luego a casa a organizar todo.

Ya en casa, estaba terminando unas asignaciones de la universidad en la sala cuando tocaron el timbre. Fui a abrir para encontrarme a los gemelos con expresión seria, los hice pasar y nos dirigimos a la sala sin perder tiempo.

–Ok, directo al punto, ¿de qué va todo esto? –preguntó Micah tomando asiento en el sofá.

–Pensé que le adelantarías un poco en el camino –dije dirigiéndome a André, este solo se encogió de hombros.

–No me pareció correcto, no es mi historia para contar.

–Ok –volví a dirigirme a Micah, este nos observaba atentamente–. Hay una chica y… ¡¡Detente ahí!! –exclamé levantando mi mano para detener el comentario burlón que seguramente Micah haría, incluso había abierto la boca y le brillaban los ojos–. Es complicado, ¿ok? No la conozco por completo, pero hay algo en ella que me hace desear conocerla –continué, su expresión se hacía cada vez más emocionada con cada palabra–. Tú y André pueden ayudarme con su habilidad para ver las auras y conexiones.

–Bueno, me esperaba de todo menos esto –dijo Micah, respiró profundamente antes de volver a mirarme con evidente diversión–. Veo que es algo serio para ti, tu aura volvió a brillar de esa forma extraña que te mencioné cuando hablaste de esta chica –su ojo brilló fantasmalmente.

–No solo su aura –concordó André.

–Fue eso lo que notaste en la cafetería, ¿cierto? –le miré, este asintió y su ojo pálido brilló al igual que el de su hermano gemelo, era una forma extraña de complementarse.

André se bajó del sillón donde estaba frente a mí para sentarse en el suelo con las piernas cruzadas mientras que su hermano se acomodaba más relajado en el sillón que ocupaba a mi lado, en cambio yo estaba nervioso y apoyaba los codos sobre mis piernas. Saber que veía André era una necesidad enorme, casi desesperante.

–A ver –continuó André–, tú y Alex están unidos por un hilo rosa.

– ¿Rosa? –dijimos Micah y yo al mismo tiempo, ambos con expresión confusa.

–Sí, al igual que ustedes estoy sorprendido –se pasó una mano con su cabello dorado–. Nunca había visto ese color antes en una conexión y provenía de ella –levanté una ceja interrogante y este se removió un poco incómodo–, este hilo la une a ti y a Dylan –explicó, fruncí el ceño inmediatamente al escuchar eso.

–Casi puedo oler tus celos hasta aquí –dijo Micah olfateando el aire, volteé mis ojos y le hice un ademán a André para que continuara, veía divertido a su hermano.




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