Los Ojos De Mi Otra Mitad | Asura #1

Capítulo 16: Entre Celos y Posesividad

ALEXANDRA

El día había amanecido nublado. Amaba los días nublados, no había sol y no había que preocuparse por quedar achicharrado por el calor. Además, de alguna manera, subía mi estado de ánimo. Sonreí recordando el día de ayer, aún tenía dudas de si era correcto haber aceptado acompañar a Bill, pero había sido perfecto pasar ese tiempo con él, sin tener tensiones de por medio.

Llegué a la Plaza de Cataluña, que estaba ubicada a unas cuantas cuadras de la universidad. Todos habíamos quedado en encontrarnos aquí y luego dirigirnos a un Starbucks que había cerca, al parecer fui la primera en llegar dado que recorrí el lugar y no vi a ninguno de los chicos.

Me dirigí a una fuente que tenía una estatua blanca, de una mujer arrodillada, en el centro. Me senté en el césped que la rodeaba y me dediqué a observar a mí alrededor mientras escuchaba música con mis audífonos favoritos, me daban mi propia burbuja personal de tranquilidad. Había varios grupos de personas, muchos de ellos solos o en pareja. Ver algunas de estas parejas concentradas en sus melosidades y cursilerías me hizo pensar en Dylan con cierta nostalgia. Cerré mis ojos soltando un suspiro.

Últimamente, andábamos distanciados y ni siquiera existía una razón en concreto, desde que empezamos las clases era como si cada uno estuviera en su propio mundo. Me causaba cierta sensación de tristeza y calma a la vez, era una combinación de sentimientos extraña. De igual forma, Bill también era un enigma para mí. Lo conocía hace prácticamente dos meses y no podía negarme a mí misma que sentía algo por él, ¿Qué era? Ese era el dilema.

Abrí los ojos nuevamente, rebusqué en mi morral y saqué una barra de chocolate. Solía tener dulces en mi morral a veces para momentos así, Emma decía que era como un morral mágico. Estaba concentrada en mi manjar de los dioses cuando alguien saltó sobre mí desde atrás haciéndome gritar.

– ¿Qué comes que no me das? –dijo Micah sentándose frente a mí, se notaba que se habían acercado corriendo a mí.

–¡¡Me dieron un susto de muerte, Micah!! –me quejé aún con alguien sobre mi espalda, por las manos era Emma.

–Me habrías escuchado si no estuvieras volando tus oídos con esas cosas. –señaló mis audífonos y tomó uno con una sonrisa. –Entonces, ¿qué comes?

–Seguro es un chocolate. –dijo Emma, se bajó de mi espalda de su modo koala y se sentó a mi lado sonriendo.

–Tú me conoces. –reí.

Corté el chocolate en varios pedazos y les ofrecí. André se había sentado entre su hermano y Emma mientras que Bill se posicionaba a mi otro lado invadiendo la mayoría de mi espacio personal.

–Hola, lindura. –me dijo con tono jocoso aceptando el chocolate que le ofrecía.

– ¿No sabes lo que es el espacio personal, sueco? Aléjate. –lo empujé riendo haciendo que cayera de espaldas, él solo rió y volvió a enderezarse. Me dio una mirada llena de complicidad que evadí con un leve sonrojo.

–Dylan dijo que llegaba en unos minutos, estaba terminando un trabajo de Farma… Farma algo. –dijo Emma despreocupadamente, posé mi atención en ella justo cuando lamía el chocolate restante de su dedo y apreté los labios al ver como André miraba fijamente su acción.

– ¿Farmacología? –sugerí.

– ¡Sí, eso! –sonrió.

Me encogí de hombros. – ¡Oh, bueno! Ok.

–Supongo que podemos estar aquí un rato mientras llega, entonces. –dijo André suavemente, se acostó de espaldas apoyando su cabeza en las piernas de Emma.

Le lancé una mirada a Emma subiendo y bajando mis cejas de forma sugestiva, había intentado sacarle el tema de André hace un tiempo, pero solo conseguí que se pusiera como un tomate y evadiera el tema. Si alguien puede ganarme en tonos de rojo a la hora de sonrojarse, era ella. Me dio una mirada de alarma y me empujó, caí en brazos de Bill riendo a carcajadas y Micah no se perdía detalle con diversión.

–Bueno, min själ. –dijo Bill con un murmullo juguetón. –Si quieres ser rodeada por mis fuertes y musculosos brazos solo tenías que pedirlo. –me rodeo desde atrás pegando mi espalda de su pecho, ahora Emma y yo estábamos sonrojadas por completo.

–Se ven adorables cuando se avergüenzan. –se rió Micah, nos miraba con una sonrisa amplia.

Reímos y continuamos hablando de todo un poco: la universidad, el clima, la familia –aunque Emma evadió un poco ese tema, la entendía, no se llevaba bien con su madre. –, películas. En ningún momento Bill me soltó, me estrechó un poco más y yo me obligué a relajarme. Debía alejarme y hacer espacio entre los dos, pero se sentía tan bien estar rodeada por él y, después de todo, si noté que sus brazos son musculosos.

– ¿Qué estudias tú, Micah? –pregunté. –Te conocimos no hace mucho y sabemos que estudias en la universidad, pero me doy cuenta que ni sé que cursas.

–Eso es porque nunca preguntaste, preciosura. –me guiñó un ojo y casi pude sentir como Bill volteaba sus ojos detrás de mí, Emma y André los miraban atentamente. –Estudio Gastronomía, me encanta cocinar. –dijo, su expresión se suavizó un poco.

– ¡Eso es genial! –dijo Emma. Es mi imaginación o Micah acaba de sonrojarse. –Yo también adoro cocinar.




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