Los Ojos De Mi Otra Mitad | Asura #1

Capítulo 27: Tensión

BILL

Llegué a la universidad temprano como siempre y me dirigí al patio, pero ralenticé el paso cuando a lo lejos vi a Emma. Metí las manos dentro de los bolsillos de mis jeans decidiendo qué hacer, torcí los labios en un gesto y terminé yendo a su encuentro casi con un suspiro resignado. Se veía pálida y un poco decaída, sabía por Alex que no habían hablado mucho desde la pequeña discusión que tuvieron y era notable cuánto les afectaba a ambas.

–Emma. –dije y me senté rápidamente a su lado para no darle tiempo de reaccionar sobresaltándola en el proceso, me miró confundida y dejó caer los hombros en señal de cansancio.

–Hola, Bill. –susurró tímida.

No respondí al instante y la estudié. Usualmente, siempre viste como muñeca, Emma era femenina y delicada de una forma sencilla, pero hoy parecía haber confabulado con Alex usando un atuendo de pijama. Los jeans grises se veían desgastados por el uso y el suéter negro gigante la hacía ver diminuta, además de resaltar su cabello rubio y ojos verdes.

– ¿Cómo estás? –murmuré finalmente, pasé una pierna sobre el banco quedando directamente frente a ella. –Te ves pálida y algo me dice que no has comido aún.

–Bueno, –parpadeó rápidamente y se sonrojó. –en ninguna de esas cosas te equivocas, no fue una buena semana. –pasó un mechón de cabello detrás de su oreja.

–Ven. –me levanté y le tendí una mano.

– ¿A dónde? –preguntó, aceptó mi mano con un poco de reticencia.

–A la cafetería, aún es temprano y yo también tengo hambre. –expliqué, eso último no era mentira.

La guié de la mano hasta la cafetería donde Alex descubrió mi presencia en España, ella se mordía el labio en un gesto nervioso. Pedimos algo para comer y nos sentamos uno frente al otro. Observé como Emma solo jugaba con su comida y no levantaba la mirada, no sé por qué esto me hizo pensar que, de todas las veces que la he visto comer, lo hace muy lento y como si midiera cada bocado. Deseché la línea de mis pensamientos, se le notaba incómoda y que quería decir algo,  que al parecer, se negaba a salir.

– ¿Te puedo preguntar algo? –dije decidiendo romper yo el silencio.

–Eso es una pregunta. –hizo un mohín, al levantar la mirada vi la chispa de diversión en sus ojos al bromear, pero esta se fue rápido y volvió a bajar la mirada.

– ¿Qué opinas de mí?

– ¿Huh? –parpadeó y me miró confundida. – ¿A qué te refieres?

–Sé que Alex y tú tuvieron una discusión a causa de su ruptura con Dylan. –expliqué. Ahora se le veía sonrojada y avergonzada, no era ni media mañana y Emma ya era un manojo de nervios. –También sé que no apruebas lo nuestro. –murmuré.

–Lo suyo… –susurró, apretó los labios suavemente. –Entonces, si tuviste algo que ver en todo. –concluyó. Ouch.

–No. –negué con calma. –Mira, no te juraré nada porque las palabras se las lleva el viento, pero si te puedo asegurar que en ningún momento convencí a Alex de terminar con Dylan o la engatusé para que lo engañara conmigo. –hablé seriamente y Emma me miraba con atención, era importante para mí que ella entendiera tanto que Alex como yo nunca quisimos dañar a nadie. –Mi intención de decirte todo esto, es porque sé cuánto le duele a ambas estar peleadas y porque no quiero que pienses que actuamos con malas intenciones. –tomé una respiración profunda, ella había levantado un poco sus cejas sorprendida.

–Bill… –susurró, levanté mi mano para detenerla.

–Ella es importante para mí y, tal vez cuestiones eso, pero créeme cuando te digo que haría cualquier cosa por ella y lo que menos deseo es verla lastimada. –me incliné un poco hacia el frente apoyando mis brazos en la mesa, mis palabras calando hondo –No me agrada que a causa de mis intenciones con ella, acabe su amistad que, por lo que sé, es muy importante… Para ambas. –mi corazón iba rápido, todo lo que decía lo sentía en mis entrañas y soltarlo en voz alta era embriagador.

–Yo… –carraspeó, claramente afectada. –No esperaba eso de ti, o sea, pudiste seguir con tu vida y hacer como que si nada hubiera pasado, pero… –murmuró, suspiró viendo por la ventana y una pequeña sonrisa se asomó en sus labios. –Supongo que debo abrir más mi mente y borrar todos los malos pensamientos que he tenido hasta ahora de ti. –volteó a verme y ahora sonreía abiertamente, levanté mis cejas sorprendido por el cambio tan rápido.

–Uhm… Admito que pensé que no fueras tan receptiva e ibas a golpearme por mal influenciar a tu mejor amiga. –acepté.

–Oh, vamos. –rió suavemente, lucía como una chica adorable para ser sincero. –Ese no es mi estilo, pero lo haré si es necesario. –dijo con un brillo en sus ojos.

–Ahh, okey. –sonreí captando la indirecta. –Quedó claro.

La puerta de la cafetería se abrió y mis sentidos se pusieron a flor de piel, volteé inmediatamente al sentir el leve cosquilleo en la nuca y vi que Alex entraba seguida de los gemelos, se dirigían a nosotros. Micha no dejaba de fastidiar a Alex meneándole el cabello, alborotándolo más de lo que ya estaba. André reía unos pasos más atrás y se sentó junto a Emma luego de darme una palmada en la espalda, contuve una sonrisa al ver como colocaba su brazo sobre el respaldo de la silla de Emma con naturalidad y como esta se sonrojaba rápidamente.




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