Los Ojos De Mi Otra Mitad | Asura #1

Capítulo 28: Micah, el Chef

ALEXANDRA

Entramos en el apartamento donde vivían los gemelos y creo que tanto Emma como yo quedamos asombradas de lo estupendo que era, toda la decoración era hermosa y era un lugar espacioso. Los chicos no nos habían dejado ayudar con ninguna de las bolsas, así que se dirigieron a la cocina mientras que ambas veíamos la sala un poco desorientadas.

Nos miramos las dos y sonreímos, estábamos a punto de dirigirnos a la cocina desde donde se escuchaban las voces de los chicos, cuando del pasillo salió un hombre alto, rubio y de ojos azules con una sonrisa divertida en su rostro, detrás de él iba una mujer más pequeña e igual de rubia, pero de ojos verdes.

Emma y yo nos quedamos de piedra por unos segundos mientras que la pareja nos examinaba con atención. Una vibración en el ambiente me dijo que eran asuras y el collar de piedra luna en sus pechos me lo confirmó. Parpadeé rápidamente y me adelanté un paso con una sonrisa tímida.

–Buenos días… Ahm… Ustedes deben ser los padres de los gemelos. –tartamudeé un poco y extendí la mano, el hombre me dio una sonrisa cálida y la estrechó firmemente. –Yo soy Alex y esta es mi amiga Emma.

–Hola, señor. –dijo Emma con voz pequeña, mi amiga estaba roja como un tomate. –Perdón por llegar sin avisar.

–Por favor, llámenme Damián. –su sonrisa era sincera y me veía como si supiera algo que yo no. –Esta es mi esposa Lyssa. –señaló a la mujer a su lado que ahora nos sonreía abiertamente, la travesura en sus ojos le daba un aspecto de duendecillo.

–Es un placer por fin conocerlas a ambas, –dijo. –los gemelos nos han hablado mucho de ustedes dos. –se acercó y nos encerró en un abrazo apretado, no pudimos evitar sonreír por su actitud tan abierta. –Son más hermosas de lo que imaginaba. –comentó al alejarse.

–Oigan, chicas… –Bill llegó rápido y se detuvo al ver a los padres de los gemelos, Damián viéndonos con diversión y Lyssa cerca de nosotras. –Ah, veo que ya se conocieron.

–Sí, bueno. –dijo Lyssa lanzándole una mirada significativa. –Al parecer, mis hijos siguen siendo unos tontos y se olvidaron de avisar que venían con amigos. –Lyssa volteó sus ojos con diversión, tomó mi mano fijándose en el tatuaje y sonrió con complicidad. –Tardaste mucho en presentárnosla, Bill, es bellísima.

–Ya me conoces, Lyssa. –respondió con una sonrisa apoyado desde el marco de la puerta. –Quería darle tiempo, pero se presentó la oportunidad. –se acercó y nos rodeó a Emma y a mí con los brazos. –Vamos, hay que avergonzar a los gemelos. –dijo, seguimos a los padres de André y Micah.

Emma ahora se tapaba la boca conteniendo la risa, la idea de avergonzar a los gemelos, sobre todo a Micah, era algo que nos encantaba hacer. Nada como ver sus lindas caritas llenas de sonrojo.

–Veo que se escaparon de clases. –soltó Damián en tono de severidad, si no fuera por la chispa de diversión en su mirada, en serio me habría asustado.

Micah saltó e hizo malabares con un vaso de vidrio que tenía en la mano en un intento de no lanzarlo al piso, pero André permaneció impasible y solo volteó a abrazar a su madre. Apoyó la mejilla en la coronilla de Lyssa dando una imagen demasiado tierna para esta vida, el otro gemelo quedó observando a su padre con asombro.

–Hola, mami. –dijo André con ese tono característico de él y sonrió. –Veo que conocieron a las chicas, ¿qué te parecen?

–Las conocí no gracias a ustedes, jovencitos maleducados. Eso no fue lo que les enseñé. –soltó haciendo morros, le devolvió el abrazo a su hijo viéndose diminuta. –Son unas lindas chicas. –sonrió, Micah se acercó y se unió al abrazo.

–Eso es porque siempre estoy rodeado de chicas lindas. –bromeó Micah en tono de suficiencia, se echó a reír cuando su madre le soltó una palmada en la nuca. –Ok, ok.

– ¿A qué debemos el honor de la visita? –preguntó Damián, agarró una manzana de un cuenco que estaba sobre la encimera de la cocina.

–Cancelaron las actividades de hoy en la universidad. –explicó Emma con suavidad. –Hubo otro ataque.

Un pequeño silencio se asentó en la habitación mientras la noticia caía. Lyssa se acercó a su esposo y, con una mirada, parecieron comunicarse millones de cosas. Mi atención se fue a sus manos cuando la de ella se posó en el brazo de Damián y observé claramente el tatuaje de media luna en el dorso de su mano derecha. Era distinto al mío y al de Bill, su media luna era de un azul traslucido con unas ligeras líneas rojas; ahora que lo pensaba, nunca había visto el collar de los gemelos.

– ¡Bueno! –soltó Micah dando una palmada que nos sobresaltó a todos, vi como André volteaba los ojos y reí. –Si no van a serme útiles en la cocina, háganse a un lado.

–Ah, o sea, que ahora si cocinarás. –dijo Lyssa colocando sus manos en sus caderas supuestamente indignada. –Admite que solo quieres impresionar a las chicas.

–Me atrapaste. –rió este, colocó sus manos sobre su corazón y le hizo una reverencia a su madre. – ¿Qué puedo hacer, madre mía, para ganarme tu afecto nuevamente?

–Me debes un mousse de parchita, si no mal recuerdo. –sonrió maliciosamente.

–Oh, vaya. –el gemelo abrió los ojos como platos y todos reímos cuando Lyssa salió de la habitación dando la vuelta dramáticamente, Damián pisándole los talones.




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