Los ojos de un caído -Capitulo martes y viernes 2:00 pm-

Capitulo 11

Me estaba tomando muy en serio mis clases en la universidad, los trabajos y tareas me mantenían ocupada y al mismo tiempo aprendía sobre los humanos aunque aún me parecía un poco aburrido trataba de encontrarle la gracia, había podido socializar un poco pero todo parecía un sueño, nada era real solo era un cristal que me distorsionaba la realidad, mi realidad. En unas de las conferencias que daba la universidad acerca de drogas y alcohol mire hacia el fondo de la clase y ahí estaba él, garabateando en su libreta mientras revolvía su cabello, llevaba una camiseta blanca y pantalones negros, pensé en lo que Levi y Elemiah me había sugerido, tenía que hablar con él, ya no podía estar más lejos, me había resistido tanto pero se me acababan las fuerzas, tenerlo a unos metros, kilómetros o incluso si estuviera del otro lado de la tierra no podía evitar el magnetismo que me generaba, me atraía hacia el cada pequeña célula de su ser, recordé lo que había sentido al contacto con Sebastián y no era nada comparado a esto, era diferente, era calma y paz, me hacía sentir tranquilidad pero anhelaba el remolino que Santiago me hacía sentir.

¿Podemos hablar? –le pregunte cuando nos encontramos en el intercambio de clases, él sonrió sereno

Claro, dime –dijo con su sonrisa de lado, ahora llevaba encima su chaqueta negra

En el olimpo

¿Qué planeas Lehahel? –pregunto Azrael, el mayor súbdito y seguidor de Lehahel

Visitaremos a un viejo amigo –respondió Lehahel con sonrisa maliciosa y sus vasallos sonrieron de la misma manera

Siempre he querido ver como es la tierra y esos humanos de los que todos hablan –dijo Sariel

No vamos de compras, vamos por lo que nos interesa que es deshacernos de Samara y Santiago ahora que ella es vulnerable, si descubre cómo usar el guardapelo tendremos problemas

Bueno los caídos que contrataste para buscar el guardapelo son un fracaso –dijo Azrael

Es por eso que iremos a hacerle una visita a alguien que nos pueda ayudar con eso –dijo Lehahel con aires de asesino

Pov Samara

¿De qué quieres hablar? –pregunto Santiago, habíamos ido a su casa porque le pedí que estuviéramos en algún lugar tranquilo

De nosotros –dije con nerviosismo

¿Qué hay que hablar acerca de nosotros? –cuestiono Santiago con una sonrisa de irónica

Santiago por favor –pedí con tristeza

Tú fuiste quien me dejo –respondió Santiago con ira contenida, sentí su rabia

¡Me aleje de ti por tu bien! –le grite con frustración

Pues entonces ¡vete de nuevo por mi bien! –me grito también explotando

Sé que no lo dices en serio –le dije y sentí las lágrimas acumularse en mis ojos, trate de contenerlas pero mi corazón se estaba haciendo añicos

No lo sé –confeso Santiago y camino de un lado a otro, yo sonreí con dolor, baje la mirada y después lo volví a mirar a los ojos con decepción

¡No me mires así! ¡Tú fuiste quien me dejo!, ere tan egoísta no pensaste en cómo me sentiría al irte –dijo y en la última parte se le quebró la voz, sentí que las lágrimas me mojaron las mejillas- tuve que buscarle sentido a la vida sin ti –termino de decir, el lloraba y yo también ¿qué era lo que yo había hecho? No sabía pero lo había hecho tan mal que ahora él estaba roto. No pudimos continuar hablando, salí de la casa de Santiago sollozando y sintiendo que no tenía más sentido nada, llegue a casa de Levi y me tire en la sala, todo el mundo había salido a buscar algo que nos pudiera ayudar, estaba sola y no quería estarlo…

¿Qué fue lo que paso? –pregunto una voz detrás de mí, una mano cálida instantáneamente me hizo sentir tranquilidad, me gire para mirar de quien era esa paz

Sebastián –dije sorprendida

Estuviste con Santiago, ¿no es así? –pregunto, aunque pareció más una afirmación, yo asentí- supongo que las cosas entre ustedes no pudieron arreglarse –dijo y se me salieron aún más lágrimas, Sebastián me abrazo fuerte y solloce, me sentí humillada al no poder parar, sentí que era tan frágil que solo ese abrazo me mantenía para no desmoronarme como granos de azúcar

En alguna parte de Guanajuato

Lehahel –se sorprendió el chico

Hola… Dante –respondió el inmortal

¿Qué haces aquí? Pensé que no tenías permitido bajar a la tierra –pregunto Dante

Y yo pensé que tu estabas muerto –rio Lehahel- nada es lo que parece -Dante se puso nervioso

¿Que buscas? –pregunto Dante con temor

No te asustes demonio, vengo a pedirte un favor –Lehahel dejo ver algo de sus intenciones

Y por eso trajiste a tus perros guardianes –dijo Dante refiriéndose a Sariel y Azrael

Tú también tienes los tuyos –apunto Lehahel a Heiko, Cole y Patrick

¿Qué favor quieres? –Dante pregunto impaciente porque Lehahel se marchara

Necesito que encuentres el guardapelo turquesa y que mates a Samara y a Santiago –exigió Lehahel

¿A cambio de qué? –pregunto Dante aun sabiendo que él ya buscaba aquel guardapelo por su cuenta



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En el texto hay: angelescaidos, romance, ficcion

Editado: 27.07.2021

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