Los ojos también mienten #1

|•Capítulo 1•|

[Biangelis Marie Collings]

Tal como me lo imaginé así fue.

Mirarlo ahí sentado dolía.

Confirmar que solo había sido un juego dolía.

Mirarlo acariciando el dorso de la mano de mi hermana mientras la miraba a sus ojos negros como la oscuridad, me dolía. Me quebraba.

Y lo peor no es saber que fui su juego, si no ver la convicción con la que ahora muestra su amor por ella. 

Conmigo no era así.

Y ahora entendía por qué.

Llevé la mirada a mi plato, sabía perfectamente como estaba mi rostro en estos momentos y me dolía como los mil demonios tener que formar parte de esto.

No la odio, claro que no, jamás lo haría, pero es terriblemente agonizante ver a tu hermana estar con esa persona que creíste diferente.

—Entonces le dije... ¿En serio? No puedo creer que estés saliendo con el mismo payaso que te golpeó hace una semana con un globo en forma de espada— Eidan Smith terminó su anécdota y toda mi familia rió en la mesa.

Excepto yo.

No había prestado atención a sus palabras porque me había detenido a observar como sus manos se deslizaban sutilmente sobre la piel de mi hermana y como sus ojos parecían adorar cada detalle en ella.

Mi garganta sentía una incesante presión que me provocaba gritar, pero estaba tan enfocada en contenerme que no había notado que mis manos habían provocado un agujero en el borde inferior de mi blusa negra.

Clavé mis ojos nuevamente en los de él, que eran de un intenso y precioso verde.

—Yo no puedo creer que tú seas tan idiota —Dije sin percatarme escuchando como las risas y los comentarios graciosos se evaporaban.

Movida por la reciente impulsividad arrastré mi silla que hizo eco, y caminé fuera, en medio del silencio solo perturbado por mis pasos al chocar en la baldosa, para alejarme del comedor.

Y pude distinguir la voz de mi madre disculparse con él *Lo siento por ella... Lo que sucede es que...*

¡Él no merece disculpas!

No escuché nada más porque me había ido por completo.

Mis ojos picaban llorosos, ya había experimentado muchas de las clases de dolores, menos una decepción amorosa. Eso era algo nuevo.

Al instante me metí en mi cama y mis pensamientos no se detuvieron hasta media hora después cuando escuché su auto alejarse de la casa.

Conocía el sonido perfectamente bien, había sido mi compañero durante los últimos cinco meses.

Entonces comencé a contar mentalmente preparándome para el caos.

El caos que era Jazmín cuando no obtenía lo que quería.

5... 4... 3... 2...

—¡¿Qué te pasa?! —Gritó ella entrando a mi habitación, era de esperarse— ¡¿Por qué le dijiste idiota?! ¡No te ha hecho nada! ¡Es mi NOVIO! ¡Que hayas convertido tu vida en una auténtica basura no te justifica a querer convertir mi vida también en una! No es mi culpa que seas una aburrida que se la pasa encerrada en su habitación viéndose en el espejo porque tiene graves problemas de inseguridad.

Auch...

—Relájate, no es para tanto —Fruncí el ceño restándole importancia con mi mano derecha. Fingiendo no sentir nada cuando realmente estaba destrozada por dentro, ese quizás habría sido un buen momento para decirle que era mi ex novio. ¿Pero cómo? El supuesto chico con el que salía ahora era novio de mi hermana y ella había estado toda la semana anhelante por su visita. No puedo creer que ayudé a cocinar para él— ¿Te doy un consejo? Aléjate de ese tipo, es un idiota.

Le aconsejé, sabiendo muy en el fondo que ella no me escucharía.

—¿Que me aleje de él? ¡Acabas de conocerlo! ¿Cómo puedes pedirme eso? —Preguntó indignada.

—No Jazmín —Susurré riendo sarcásticamente.

Como dicen por ahí, riendo para no llorar.

Teníamos lo mismo, pero ella tenía a la única persona que yo había querido.

Y no es su culpa.

—¿No qué? —Jazmín tomó una larga respiración y luego me miró exigiendo comprensión— Compartimos casa... Instituto y amigos... ¿No puedo tener algo independiente de ti? ¿Algo propio? —Hizo una pausa— Lo siento, pero merezco querer, y que me quieran, y no vas a arruinar esto cuando te lo he consentido todo.

—Nunca dije que eso quería —Respondí con indiferencia— Al contrario, te pedí que te alejaras de él. Y si a cosas que tenemos que a la otra le falta nos referimos ¿Qué te parece si hablamos de cerebro? Porque es algo de lo que estás carente en los últimos días.

El problema en esta situación era todo el tiempo que había estado perdiendo con Eidan los últimos meses. Me sentía como si me hubieran echado un frasco con hielo en la cara.

Herida, traicionada, lastimada, no eran palabras suficientes.

—Si no es por eso ¿Entonces por qué? —Ignoró que le dije descerebrada—  Acepta como son las cosas, yo no me voy a alejar de él, soy su novia y tú no puedes...

—¡YA BASTA! —Gritó papá entrando a mi habitación y mirándonos mal— Ya dejen de pelear, por todo pelean, Jazmín, vete a tu habitación... —Mi hermana titubeó y papá endureció la mirada, sus bonitos ojos verdes muy distintos de los míos que eran color marrón y verdoso, como los de mi abuela Marie Jean Collings, su madre—. ¡Ahora! —Mi hermana salió mirándome mal.

Ella tenía los ojos negros, como Camila Andruel, la madre de mi madre.

Era extraño, lo único que tenía parecido a mis padres era el cabello castaño de mi padre, al igual que Jazmín.

—Como quieras Edward.

Lo llamó por su nombre, como acostumbraba cuando se enojaba.

—Biangi, sé que estás pasándola mal por todo lo que ha sucedido, y hasta cierto punto toleramos eso. pero tú hermana tiene razón, ella tiene derecho a ser feliz, y si su felicidad es ese chico nosotros no podemos quitársela.

—¡Que no me importa ese chico! —Dije remarcando el "ese" tratando de convencerme a mí misma— ¡No me importa! Él es un idiota, y ella una estúpida si lo agrega a su vida, ahora por favor, déjame sola, tengo sueño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.