Los ojos también mienten #1

|•Capítulo 14•|

Felipe caminó conmigo hasta mi casa en medio de la noche, en silencio, como si intentara no incomodarme, pero en aquel momento yo solo tenía miedo de lo que podría ocurrir, así que también me mantuve en silencio intentando controlar mis lágrimas. Ni siquiera estaba llorando porque hubiera salido a la luz mi romance de verano con Eidan.

Lloraba porque toda mi vida había intentado pasar desapercibida y lejos de las relaciones sociales, todo el tiempo alejada de todo y todos, y de repente todos me miraban en medio de un baile escolar y mi hermana me gritaba que había besado a su novio, cuando la realidad era que ella lo sabía todo; sabía que yo había estado enamorada de Eidan, y en aquel momento yo no había sido capaz de enfrentarla.

Y ahora tampoco.

—Gracias por acompañarme— Le susurré al muchacho cuando nos acercábamos a mi casa en la oscuridad.

—Por algo— Respondió él poniendo una de sus manos en mi hombro derecho y sentí que quería decir algo más, pero no lo hizo, solo retiró su mano y suspiró— No iba a dejarte venir sola a estás horas. Sabes que si me necesitas puedes llamarme, tienes mi número, nos vemos el domingo en la iglesia.

—Gracias...

Él se giró en la dirección opuesta y durante unos minutos permanecí parada en la acera viéndolo alejarse, confundida. Si tenía su número, pero no entendía porque él quería ayudarme si no teníamos nada en común, y solo habíamos hablado por cuestiones académicas.

No lo pensé más y caminé entrando al jardín frontal de la casa, estaba cansada de pensar en la gente como algo y que luego con simples acciones todo se desmoronara.

Pasé por el callejón negándome a ser recibida en la sala de estar por toda mi familia siendo en aquel momento un completo y total desastre y me senté en la hamaca del jardín en la oscuridad.

Solté el suspiro que había estado conteniendo toda la noche, y me quedé mirando las estrellas que en aquel momento iluminaban el oscuro cielo, creyéndome dispuesta de amanecer allí.

—Debemos hablar— La voz de Josh me hizo saltar en mi posición y miré de inmediato en la dirección que había provenido.

—¿Qué haces aquí?— Pregunté mirándolo confundida y él salió completamente de detrás del árbol.

—Ya te lo dije, vine a hablar contigo. Arreglemos las cosas, no soy un niño y tu tampoco.

Él cogió una de las sillas del jardín y caminó con ella hasta quedar frente a mí, a pesar de que lo había visto beber, no parecía estar ebrio.

De no haber sabido que Jazmín era la autora intelectual de todas las fotografías presentadas en el baile y de que ella aún estaba allí, me habría puesto histérica por estar a solas con Josh en la oscuridad del jardín.

Hasta aquel momento no me había dado cuenta de lo peligrosas que podían llegar a ser las fotografías.

—No soy una niña— Consentí— Pero no creo que tengamos nada de que hablar, ya las cosas están bastante claras Josh, y honestamente no quiero tu amistad.

—A diferencia de ti y de Alex yo soy fiel a mí mismo y a lo que siento— Comentó tomando una larga respiración— Entiendo lo que estás diciendo, pero también sé que eso no es realmente lo que sientes. Aunque te niegues a aceptarlo.

—Tu arrogancia está hablando por ti.

—No Biangelis, justo ahora tu inmadurez habla por ti— Difirió— Axel está enamorado de ti desde que estábamos en cuarto grado, y es algo que obviamente no admitiría si le preguntásemos ahora, pero de lo que estoy muy seguro, incluso antes de que él mismo lo supiera. Jura que no te necesita, que nunca lo ha hecho y que nunca lo hará, cuando la realidad es que siempre lo ha hecho y que ahora lo hace más que nunca. Tu escuchaste lo que dijo cuando estábamos allá, pero ¿Te has detenido a pensar por qué lo dijo?

No lo había hecho.

—Josh, yo no puedo hacer nada... Ni por ti, ni por Axel, independientemente de lo que pase por su cabeza.

—Eso creí— Sonrió irónico jugando con sus manos— No lo habías pensado, y eso es porque piensas solo en ti, crees que encerrandote en tu burbuja y tus libros nadie podrá tocarte y no es así, tienes como ejemplo el día de hoy. Puedo imaginar todo lo que sentiste cuando estuviste allí, yo no soy esa persona insensible que tu piensas, estuviste ahí sola y sé que pensaste que lo estabas, sin embargo; yo estoy aquí. Y puedo jurar que tampoco has pensado el porqué.

—¿Por qué estás aquí Josh?— Miré sus ojos negros esperando una respuesta, pero hacía ya bastante tiempo que había comprendido que los ojos también mentían.

Y aun así quería creer en los suyos.

—Porque sé que me necesitas, porque si soy tu amigo.

—¿Qué quieres de mí?

Él tomó un suspiro y miró hacia otro lado.

—¿Sabes por qué te molestaba cuando éramos niños?— Negué con la cabeza intentando que de mis ojos no cayeran aquellas lágrimas que había contenido las últimas horas. Él sonrió y se acercó cogiendo una de mis manos— Alex siempre ha sido mi único amigo, durante toda mi vida, a decir verdad no recuerdo un solo momento de mi vida en el que no estuviera él, pero; cuando estaba contigo sentía que lo estaba perdiendo, te juro que lo veía como otra persona y te odiaba por eso— Ambos guardamos silencio por unos segundos y me sorprendió mucho ver como los ojos de Josh se cristalizaban— Ahora, él está luchando solo contra mil demonios que están en su interior, oscureciendo todo y yo no puedo ayudarlo, y me odio a mi mismo por eso. Yo solo quiero devolverle su luz...

—¿Y que te hace pensar que esa luz soy yo? Yo no... Él tiene a Nicole.

—Eres tú porque cada vez que lucha contra ellos te menciona a ti y no a nadie más— Me interrumpió— Él jamás lo va a admitir, pero te necesita.

»Y yo también.

Me levanté soltando su mano para coger una larga respiración, sintiendo su mirada sobre mí.

—¿Crees que en serio le importa Nicole?— Preguntó sarcástico— Ella es una manipuladora y solo quiere a Axel para su beneficio. Y él dijo toda aquella basura porque está aterrado y no quiere aceptarlo, tiene miedo de encariñarse con alguien y que esa persona lo abandone, como ella lo hizo.




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