8
URANIUS
De cómo me convertí en el ser más inteligente del universo.
Si con lo que les he contado hasta ahora no les ha quedado clara la anormalidad atemporal de la civilización de Farland, tal vez debería citarles algunos pasajes del libro de Historia de Farland. Más exactamente, aquellos que hablan de las civilizaciones previas a la que conocemos en la actualidad:
CAPÍTULO 56: LOS ANTIGUOS FARLANDIANOS
Si bien la civilización farlandiana tiene más de 32 millones de años de haber aparecido en la tierra, se sabe que antes de ellos existían razas incluso más avanzadas sobre distintos puntos del planeta. Civilizaciones que convivieron con dinosaurios antes de la extinción de estos, e incluso vivieron antes de que estos aparecieran en la tierra. Prueba de que estos seres existieron son los residuos petrificados de maquinarias ultra avanzadas fosilizadas que son tan comunes de encontrar en todo el mundo, en especial en la isla de Farland. Hasta hoy se desconocen las razones por las que la mayoría de estas civilizaciones desaparecieron, pero diversos escritos espaciales hablan de un gran desastre mundial hace unos 50 mil años, es decir, aproximadamente 20 mil años antes de la aparición de la nueva raza que predomina actualmente en la tierra, el homo sapien. Testigos presenciales afirman que se debió a un diluvio que cubrió toda la tierra para purgarla, por lo que muchas civilizaciones desaparecieron para siempre. Esta teoría ha sido confirmada por muchos escritos, incluso entre la literatura rudimentaria de los homínidos más primitivos del planeta.
Se sabe que tras este desastre, los farlandianos, así como otras civilizaciones que sobrevivían en la tierra, permanecieron casi diez mil años en el espacio hasta que la falta de recursos en el espacio los obligó a regresar a la tierra. Para entonces, los homínidos ya se habían dispersado por todo el mundo, por lo que, para evitar intervenir en su desarrollo evolutivo, los espaciales se asentaron en una isla apartada de ellos, la que hoy se conoce como la Isla de Farland.
CAPÍTULO 213: LOS EXILIOS
Hacia finales de la Guerra de Farland hace poco más de 40 años, tras las célebres batallas en las que destaca la participación del ahora reconocido Caballero Legendario Célery, la paz fue recuperada en Farland siendo el único impedimento para ésta los juicios pendientes hacia criminales de guerra.
Con Célery retirado después de finalizada la Guerra de Farland, la prisión Punishwall, creada para la retención de enemigos de los Guardianes, se convirtió en la prisión por excelencia para los enemigos de los héroes. Sin embargo, había algunos individuos demasiado “poderosos” o “hábiles” para ser contenidos, por lo que se decidió recurrir a la vieja costumbre de exiliarlos al espacio.
Esto fue inspirado en el primer caso documentado de un criminal exiliado al espacio, que como dijimos hace algunos capítulos, fue un peligroso dictador conocido en Farland como Sesram[1], quien, habiendo vivido hace más de 5,000 años, aprovechó una misión diplomática hacia el exterior de la isla para asesinar y suplantar a un faraón. Durante décadas, sometió a la civilización y la aterrorizó obligándolos a adorarle como un dios. Ramsés, como se hizo llamar ante los primitivos, fue tan esclavista y cruel que al ser atrapado por el gobierno farlandiano, se decidió exiliarlo al espacio.
Con este evento en mente, se llevaron a cabo juicios y exilios durante casi una década, siendo sentenciados y condenados cerca de trescientos criminales que fueron lanzados al espacio sin más provisión que comida y agua para un mes. Entre ellos destacan el Dr. Wally Wretch, criminal de guerra que realizaba escabrosos experimentos con cuerpos de víctimas de la guerra, así como su colaborador, el doctor Mucke Forforum.
…
Farland, en resumidas cuentas, contaba con más ironías de las que me hubiera podido plantear alguna vez. Las civilizaciones más antiguas eran las más avanzadas (Eso sin tomar en cuenta que la consola más avanzada de la isla tenía menos memoria que un juego portátil), en el pasado la gente domesticaba dinosaurios, y en la actualidad les huía. Los habitantes de Farland desconocían lo que había más allá del mar, pero las fronteras entre la Tierra y el espacio eran poca cosa para ellos. ¿Por qué de repente estoy contando estos escabrosos detalles disponibles en cualquier libro de Historia en la isla? Creo que serán más importantes para comprender el desenlace de esta historia.
Desde nuestro encuentro con el profesor Seus y mi extraño episodio con mi reloj, habían ya transcurrido dos días en los que no supe nada de Lily y Abraham. Por si eso no hubiera sido ya lo suficientemente malo, el malhumorado dueño de la nave espacial semienterrada en mi patio trasero parecía haber decidido también que era demasiado bueno para dirigirme la palabra.
Mañana, tarde y noche, llamé a su puerta esperando que me abriera, incluso intenté hacer que mi todopoderoso reloj electrocósmico volviera a abrir la puerta, pero al parecer Netman había encontrado la manera de aislar su energía para evitar el control de su nave. Incluso, esa mañana, le pedí ayuda a Cadmio, otro de los empleados robots. Este era de un color azul y cromado, y sus manos parecían estar rodeadas por cañones.
–Disculpe…
–¿Sí?– respondió, con una voz un poco malhumorada.