Los Originales

Prólogo

Hace cientos de años, antes de que el tiempo se pudiera contar con calendarios y la historia fuese dividida por "el mesias" existió una niña. Ella era pequeña, y solitaria, pues sus padres jamas le permitian salir del bosque que rodeaba su casa, aunque ellos lo hacian con regularidad, esta niña no conocia nada ni nadie mas allá de los arboles y sus padres, pero ella tenia un espiritu aventurero que la llevo a ir mas allá de lo que deberia y así fue como conocio a su primera amiga, Cleo era su nombre y siempre que sus padres salian del bosque, esta niña corria al rio para ver a su amiga.

Ambas eran inocentes criaturas que no conocian la maldad del mundo y la terrible maldición que las precedia y eran felices de ese modo, nadando en el rió, recorriendo el bosque y acostadas frente a la pequeña choza de la niña soñando con el día en que ambas pudieran dejar ese bosquesillo e ir a recorrer el mundo, y ese día llego pronto para la pequeña Cleo, que por cuestiones ajenas a su control tuvo que irse lejos, dejando a su pequeña amiga solo con la promesa de que cuando volviera, seria para sacarla del bosque.

algunos años despues la pequeña Cleo volvio al bosque y busco a su amiga pero ella no estaba sola, y la niña tampoco tampoco.

 La niña estaba con sus padres, Cleopatra tenia a los Elite de Niebla con ella.

La pequeña niña fue testigo de la justicia que fue impartida a dos de los mayores traidores que ha conocido la historia, Niebla fue tan implacable como siempre y Katherina Valendia y Christobal Swan pagaron por sus crímenes contra Los Originales.

La niña suplico piedad por sus padres a su vieja amiga, le rogó de rodillas en medio de lagrimas que los dejara ir, pero Cleo simplemente la miro,  se inclino de modo que estaban cara a cara como tantas veces antes cuando juntas recorrían los bosques, y por un breve instante la niña vio un atibo de su vieja amiga, de la niña escondida tras esos impresionantes ojos de gato y sin interrumpir ese significativo contacto visual, le susurró: "Parece que ya no podre llevarte a mi pueblo, Ravena."

Ese día Cleopatra no lo sabía, pero había alimentado la bestia salvaje que vivía dentro de Ravena y la había hecho explotar como nunca antes revelándole a la pequeña niña quien era en realidad...

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.