Los patines blancos

“Brina tenía doce años y estaba en séptimo grado. Una tarde al salir del colegio se encontró unos patines usados que estaban sobre el canasto de basura de una vereda. Se los puso y salió andando. Pero ella no iba por donde quería sino que los patines eran los que la guiaban. Al principio sintió un poco de miedo pero enseguida empezó a disfrutar del paseo. Atravesó toda la ciudad hasta que los patines se detuvieron frente a una casa que tenía un portón alto. Brina tocó el timbre y una señora canosa descendió a atenderla.

-Sí, querida ¿que necesitas?

-Nada, es que encontré unos patines y ellos me trajeron hasta aquí – dijo la niña un poco avergonzada y mirando hacia el suelo.

La mujer miró los patines blancos que tenía la niña y los reconoció.

-Esos patines eran de mi hija pero ya no sé nada de ella. ¿Puedes llevarme adonde los encontraste, cariño?

Entonces Brina y la mujer fueron hasta la casa de donde provenían los patines. La señora golpeó a la puerta y su hija la atendió.

-¡Mamá! – dijo la mujer.

Ambas se abrazaron y lloraron. Hacía muchos años su madre le había regalado esos patines, pero luego habían discutido y jamás habían vuelto a hablarse. En este reencuentro se perdonaron todo. Brina se alegró mucho de que pudo ayudar a esta madre e hija a estar juntas. Aunque en realidad los patines habían hecho todo. De manera silenciosa Brina empezó a patinar hacia su hogar. Cada vez que la niña se ponía los patines, éstos la llevaban a una aventura tras otra.”

por Valeria O.

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Escrito el 12/06/2019

F A C E B O O K: “Escribiendo entre las nubes”

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