Los pecados de nuestra sangre

Capítulo 1 Ep. 4

Sepultaron a Tebi a quince metros más allá de una de las ramas del río Pomeroy, que los guiaba aguas arriba a su lugar de nacimiento: Wintercold.

Llevaban varios días viajando por las carreteras desoladas del país, hacia ningún lugar en específico. Algunos de los convictos ya habían decidido tomar diferentes caminos. Un tercio de los presos que habían escapado ya habían sido recapturados, pero ellos se encontraban muy lejos, en algún sitio olvidado que ni ellos conocían.

Aion decidió abandonar aquel autobús de criminales unos días después de eso. El conductor de turno detuvo el vehículo para dejarlo en una ciudad sin nombre, y despedirse de todos ellos. Ahora usaba una playera azul de algodón, un par de jeans azules gastados y una cazadora negra de lanilla; aún conservaba los borcegos tácticos que le había robado a uno de los guardias en prisión.

Cuando se acercó a Nabil, el hombre lo aplastó en un abrazo, dándole palmadas en la espalda que le quitaron el aliento mientras Nabil reía flemáticamente. Aion sonrió, con el rostro rojo y embrollado por aquella acción afectuosa y extraña, y luego miró a Wally.

El chico estaba apartado en una esquina del bus, alejado del resto de los criminales que los habían acompañado durante todo este viaje, y Aion no tuvo corazón para dejar a Wally solo con ellos.

⸺¿Qué harás tú? ⸺le preguntó.

⸺No tengo ningún lugar a donde ir ⸺contestó Wally amargamente, sin mirarlo.

Aion permaneció en silencio durante unos segundos, con un poco de tristeza y remordimiento al verlo tan perdido y abandonado, luego abrió la boca para decir algo, pero no tenía, ni había nada que decir. Se acercó un poco más al chico y notó la incertidumbre en su expresión alerta, le recordaba a sí mismo. Tal vez por eso lo había protegido todo este tiempo, y ahora… pensó que podía seguir haciéndolo.

Continuó mirando a Wally con una expresión preocupada y compasiva que no tenía nada que ver con su personalidad insensible.

⸺¿Quieres venir conmigo? ⸺le preguntó finalmente. Habría deseado continuar solo, pero por alguna extraña razón, necesitaba que el joven de veinte años lo acompañara.

Wally lo miró con sorpresa y a la vez esperanza, apenas podían considerarse amigos, pero Aion notó en su lenguaje corporal que el chico estaba al menos agradecido por su propuesta. Él le extendió una mano para ayudarlo a ponerse de pie y salió del bus, esperando que Wally lo siguiera.

Al cabo de unos minutos, ya se encontraban camino a su próxima aventura.

No tenía importancia a dónde se dirigían, Aion tenía una muy vaga idea de hacia dónde ir, pero eso no le preocupaba por ahora. Estaba aliviado de aún tener a alguien cerca para no perder la cabeza hablando solo y con sus pensamientos atormentándolo. De lo que sí estaba seguro, era que no podía regresar a Saint Vincent, ni mucho menos a Hyoga Village.

La primera parada de aquella aventura, fue en una casa deshabitada que se encontraba en un suburbio marginado, a unos cuatrocientos kilómetros de donde creía que estaba Saint Vincent, en Wintercold. No sabía por qué había elegido su ciudad natal como referencia para moverse, pero era mucho más fácil orientarse así, al menos hasta que consiguiera un teléfono móvil y un sitio donde pudieran esconderse de manera permanente.

No quería irse muy lejos; algo que había aprendido de Gabriel, era que aún podía desaparecer y armarse de una nueva identidad, un nuevo comienzo, una vida distinta que podía conservar por muchos, muchos años más.

Un nuevo fantasma. Sólo tenía que esperar.

La casa era sólida, no era linda, pero podían quedarse unos días en el lugar. Wally estaba en silencio, pensativo, y Aion le tuvo que ordenar que comiera algo y se tumbara en el sofá para dormir, mientras él se echaba en la alfombra a su lado y usaba su cazadora como almohada.

No podía conciliar el sueño esa noche, pero no le importaba. Estaba concentrado en las sombras que dibujaban los árboles sobre el techo cada vez que un vehículo pasaba frente a la casa.

⸺¿Estás despierto? ⸺lo distrajo la suave voz de Wally en la oscuridad al cabo de un largo rato. Aion se demoró unos segundos en contestarle. Sentía su lengua pesada y no tenía ganas de hablar.

⸺… Sí.

Wally suspiró con pesadumbre y luego susurró:

⸺Lo siento mucho.

Aquella disculpa le hizo fruncir el ceño a Aion, y movió su cabeza hacia Wally como si quisiera ver su rostro, aunque estaban en completa oscuridad.

⸺¿Por qué? ⸺preguntó.

⸺Tebi… ⸺respondió Wally, e hizo una pausa⸺, no merecía lo que le pasó.

Aion no habló de inmediato. Tebi había sido el primer tipo que se le acercó a hablarle cuando él era nuevo en prisión, y cuando Aion le había dejado en claro que nunca pasaría nada entre ellos, a Tebi no le importó, e incluso después de eso, le dio información útil y muy importante acerca de la vida en aquella prisión y le advirtió de los sujetos de los que debía cuidarse allí dentro.

Le había dado muchos consejos, y desde entonces lo había ayudado, sirviendo como una especie de intermediario entre él y los demás prisioneros. Por medio de él había conocido a Nabil, a Wally, y al resto, pero el apego con Tebi había sido mayor.




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