Los pecados de nuestra sangre

Capítulo 1 Ep. 5

Consiguió un buen reparo contra un respiradero subterráneo con una pequeña bombilla, que parpadeaba cada pocos minutos. Soplaba un aire gélido, y el olor agrio del ambiente le causaba extraños escalofríos. El sonido de las cucarachas marchando por todos lados y las ratas chillando en las tuberías que pasaban por encima ellos eran espeluznantes, y las extrañas sombras que formaban sus figuras en las torcidas paredes no le traían calma.

Wally estaba afirmado contra la pared más cercana, observando a un agotado Aion, pálido y sin energía.

Él podía sentir los ojos cansados, pero curiosos de Wally mientras se quitaba el torniquete que se había hecho en el brazo y la ropa más pesada que llevaba encima.

Su brazo comenzó a cosquillearle cuando su corazón empezó a bombear sangre, restaurando el flujo sanguíneo hacia el mismo, y una espantosa ola de dolor lo colmó donde había impactado esa bala perdida en la pelea con los agentes. Tenía que quitarla, de otro modo, aquel sería un dolor eterno e inaguantable; pero si lo hacía, corría el riesgo de infectar la herida o provocar una hemorragia mucho más grave que comprometería su vida. En todo caso, ambas opciones eran bastante malas.

La sangre volvió a fluir fuera de la herida, obligándolo a quitarse el resto de la ropa que tenía puesta para descubrir la gravedad del daño. Se llevó una gran sorpresa cuando Wally exhaló con asombro al mirarlo.

⸺¡Guau!, sólo… ¡Guau! ⸺exclamó, para mayor incomodidad de Aion⸺. Tienes más marcas que la puerta de un baño público, Rabioso.

Aion lo miró con reproche.

Sí, tenía muchas lastimaduras y viejas cicatrices que parecían nunca sanar. Cada noche, sus propias manos recorrerían su cuerpo, tocándolas, sólo para confirmar que estaban ahí como un doloroso recuerdo; una lección de vida sobre lo que pasa cuando tomas demasiadas malas decisiones. No se sentía contento por eso.

Se llevó una mano instintivamente a la parte superior del pecho, hacia la derecha, donde la última gran herida aún se resentía bajo sus dedos. El recuerdo del hierro congelado, atravesando su carne, le provocaba náuseas; si pensaba mucho en ello, aún podía sentirlo atravesando su piel, rasgando sus músculos, rompiendo arterias y huesos…

Apartó el pensamiento y trató de ignorar a su amigo, pero Wally estaba realmente aturdido por lo que estaba viendo en ese momento, y qué demonios…, no podía culparlo.

⸺Eso no se ve bien… ⸺murmuró el chico, señalando la herida de bala en su brazo.

Era sin duda la herida más preocupante que Aion tenía, a pesar de que había otras que sanarían mucho más rápido. Aion rebuscó algo qué decir para no sentirse tan incómodo bajo los ojos escrutadores de Wally.

⸺Necesito que me ayudes ⸺dijo⸺, tengo que sacar la bala, o puede hacerme más daño.

Wally ensanchó los ojos, su mandíbula cayó al suelo.

⸺¿T-tienes una… una bala en el brazo? ⸺tartamudeó⸺. ¿Cómo es que aún estás consciente?

Aion jadeó con frustración, bajando la mirada a su brazo lastimado.

⸺He pasado por cosas mucho peores, Wal. Recibir un balazo sólo añade una marca más…

⸺Ya veo… ⸺dijo Wally en un susurro desalentado, mientras recorría sin escrúpulos cada cicatriz en su torso descubierto. Aion apartó la vista, incómodo, se alejó del foco de luz tratando de ocultarse un poco. Wally pareció darse cuenta de su propia conducta grosera, y agregó: ⸺Lo siento, es que… es… un poco increíble.

⸺Eh… Sí… Hum… no-es…  noesalgoquemegustemostrarlealagenteasique… ⸺Aion habló rápido y sin detenerse, y dejó escapar un torpe e inútil murmullo sin sentido, porque no sabía qué más decir.

Wally frunció las cejas y se acercó aún más, para la mayor incomodidad de Aion. Lo miró directamente a los ojos y examinó su rostro, buscando algo que él no podía descifrar.

Su voz fue apenas un susurro consternado y su aliento caliente chocó contra su cara cuando Wally le preguntó:

⸺¿Quién eres?

Aion rápidamente miró al piso y se movió hacia el otro lado, nervioso, y sintiéndose arrinconado.

⸺Yo…, Yo- eh… ⸺Los ojos de Wally brillaban en la penumbra, atónitos por algo que Aion no entendía del todo, y al cabo de unos segundos, Aion se aclaró la garganta y le preguntó exasperado⸺: ¿Vas a ayudarme con esto o no?

⸺Eh, sí… Sí, claro… ⸺respondió Wally, y se acercó para estudiar la herida. Aion estaba agradecido de que él se concentrara ahora en una sola cosa, y que no le hiciera más preguntas estúpidas⸺. Parece que no ha tocado ningún nervio o arteria importante ⸺murmuró con tranquilidad⸺, es puro músculo, pero aun así… dolerá bastante.

Aion jadeó y asintió con la cabeza.

⸺¿Puedes quitarla?

⸺Eh, sí… ⸺dijo Wally lentamente, mirándolo a los ojos⸺. Sólo déjame subir a buscar un cuchillo o algo afilado para... Bueno, ya sabes. ⸺Se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia las escaleras fijas al concreto que se dirigían al alcantarillado de la calle arriba.

⸺Wal… ⸺lo llamó Aion y Wally se detuvo un momento⸺, ten mucho cuidado.

Para cuando Wally regresó, Aion ya estaba listo para lo que estaba a punto de suceder. Ambos se prepararon para aquel procedimiento peligroso. Aion había arrancado una de las mangas de su camiseta y la mordió, mientras Wally afilaba un trozo de metal muy puntiagudo que había hallado afuera, y luego lo lavó por incontables minutos en agua limpia y potable. Aion miró el objeto con desconfianza y decepción, haciendo que el chico lo mirara casi disculpándose por no haber encontrado algo más útil.




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