Los pecados de nuestra sangre

Capítulo 1 Ep. 7

La tormenta lo alcanzó a mitad de camino, y tuvo que detenerse bajo un enorme sauce blanco cuyas hojas caían hasta el suelo, donde descansaron. Aion se las ingenió para recolectar agua de lluvia, consiguiendo que Wally tragara los medicamentos. En tal circunstancia, era la única manera de obtener el agua que necesitaban para beber.

Gracias a la vasta vegetación que los rodeaba, no tuvo que preocuparse por caminar sobre lodazales debido a la tormenta, y el fuerte olor que desprendían los árboles de eucalipto alrededor despejó su mente cuando continuó unas horas después. Cayó de rodillas muchas veces durante el recorrido, aun así, caminó con Wally a cuestas hasta el amanecer.

El sol salió con todo su resplandor, el tiempo que hacía era caluroso y muy húmedo, horas después hizo una nueva pausa y se refugió con Wally bajo otro sauce pequeño. Permanecieron allí durante la mañana y mitad de la tarde, y se dedicó a atender la herida de su amigo.

Wally gimió y se retorció de dolor en su sueño cuando él serruchó con su cuchillo la flecha incrustada en su pierna y luego la vendó con un retazo de su propia camisa. Tocó la frente del más joven para sentir su temperatura, y supo que los medicamentos ya estaban haciendo efecto en su cuerpo.

Lo dejó dormir un poco más mientras observaba alrededor, reconociendo el lugar. Estaba seguro de que iba en la dirección correcta. Instintivamente supo que estaban cerca. Regresó al árbol y se recostó contra el enorme tronco.

⸺Vamos bien ⸺le dijo a Wally, que dormía tranquilo⸺. No falta mucho para llegar.

Si sus suposiciones eran acertadas, los federales aún lo estaban buscando aguas arriba. Y, si tenía suerte, se desviarían por las numerosas ramas del cauce principal hasta dispersarse, de modo que era imposible continuar buscándolo con esa estrategia de seguir el río; pero si eran tan astutos como parecían serlo, los federales notarían que su ciudad estaba cerca, y que él probablemente se dirigía allá.

Continuó al caer el sol, ya más descansado y tranquilo porque Wally había despertado varias veces, con mayor lucidez. Aún lo llevaba a cuestas, y su amigo parecía no protestar contra eso. Su fiebre era aún alta, pero estaba dentro de un rango aceptable y ya no se quejaba del dolor.

Aion Samaras recorrió gran parte del trayecto con los ojos fijos en el suelo hasta que alzó la vista y sus ojos se ensancharon de la sorpresa.

Pequeños destellos de luz parpadeaban entre los cerros y los valles que serpenteaban hacia el oeste, y Aion creyó reconocer el pequeño pueblo. Era apenas un lugarcillo oculto y remoto; más allá reconoció las vías de tren que iban de oeste a este en un camino ondulado.

⸺¿Será…? ⸺empezó, pero no pudo terminar de preguntarse.

Estaba escéptico, sin creer en sus propios ojos. Pensaba que lo más probable era que estaba teniendo una alucinación, pero cuando Wally abrió poco a poco los ojos y murmuró sobre su hombro, sabía que habían llegado.

⸺¿Qué son esas linternas? ⸺preguntó el chico débilmente.

Aion sonrió.

⸺Es el pueblo de Greenvalley. Es a donde vamos.

Wally intentó incorporarse en sus pies, incómodo al notar que Aion lo estaba cargando sobre su espalda, trató de liberarse, pero Aion no estaba seguro de si debía soltarlo.

⸺… Déjame bajar ⸺le pidió con tranquilidad.

⸺¿Estás seguro? ¿Puedes caminar?

⸺Sí, eso creo… ⸺contestó Wally aletargado.

Aion asintió con la cabeza y bajó con cuidado a Wally. Éste apoyó primero su pierna buena y bajó despacio la otra, probando su peso sobre ella. Gimió y flexionó la rodilla cuando restos de esa flecha aún incrustada lo abrumó, y Aion lo sostuvo justo a tiempo antes de que cayera al suelo.

⸺¿Estás bien? ¿Crees que puedes caminar?

⸺Estoy bien ⸺contestó Wally con prisa. Aion le dio una mirada muy poco convincente que pareció ofender a Wally, pero el chico lo ignoró⸺. Mi garganta está prendida fuego…

⸺… Espera… Aquí tienes…

Aion buscó algo a su izquierda y un instante luego le pasó una bolsa de agua improvisada que había atado a su cintura.

Wally alzó una ceja.

⸺¿Es en serio?

⸺Mejor que nada, Wal ⸺dijo él un poco más animado ahora que podía hablar con su amigo otra vez.

Wally bebió toda el agua de una sola vez, con dos píldoras más que Aion le ofreció para tratar su herida. Luego infló sus pulmones con el aire puro del campo y observó alrededor.

⸺¿Cuándo dejamos…?

⸺¿…el bosque? ⸺terminó Aion por él y respondió⸺: Casi un día completo desde que provoqué el incendio.

Wally lo miró pasmado.

⸺¿Incendiaste el bosque?! ⸺casi gritó.

⸺Eh, sí… Fue lo único que se me ocurrió para ganar tiempo y así poder cargarte hasta acá…

Wally alzó aún más las cejas con asombro.

⸺¿Me cargaste todo el camino hasta aquí? ⸺preguntó con incredulidad.

⸺Sí…, sí. Lo hice. No es como si levitaras dormido, sabes. ⸺Wally bufó rodando los ojos⸺. Bueno, ¿qué podía hacer? ⸺siguió Aion, encogiéndose de hombros⸺. No iba a dejarte tirado y que las hormigas y otros animales se hicieran una fiesta contigo.




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