Sebastián sostuvo a Aion para que no desfalleciera allí mismo al ver a Gris.
⸺Lo sé, lo siento… ⸺dijo con pena.
Los ojos de Aion estaban fijos en Gris, acostada en la cama. Estaba conectada a un monitor de signos vitales. Había cables en su cuerpo, en sus brazos, y su estómago hinchado. Suero fisiológico goteando en una pequeña sonda conectada a su brazo izquierdo para mantenerla hidratada.
Aion trató de tragar saliva, pero su boca estaba completamente seca. Jadeó, dejando escapar un graznido de profundo dolor. Estaba tan conmocionado que ni siquiera encontró la energía para hablar o moverse.
Oyó la voz de Sebastián y miró a su amigo con desconsuelo en los ojos antes de mirarla a ella otra vez. Su embarazo era algo que nunca, nunca, habría imaginado.
⸺Tranquilo… Está durmiendo, ella está bien, ¿ves? ⸺dijo Sebastián despacio, dándole leves palmaditas en el hombro.
Aion asintió torpemente, y Seb lo acercó a ella. Le pasó un vaso de agua fresca para que bebiera y Aion tomó el vaso con sus manos que no dejaban de temblar con violencia.
Le estaba tomando mucho tiempo procesar lo que estaba viendo. No podía apartar la vista de ella. Escaneó su cuerpo, recorrió su rostro desmejorado e inflamado, las ojeras profundas en sus órbitas, sus delicadas manos pálidas, su pecho subía y bajaba con parsimonia. Entonces sus ojos se dirigieron a su vientre.
Gris estaba embarazada. Pero por más que intentaba procesar eso, no podía creerlo. Era imposible que ese bebé fuera suyo, aunque no sabía cuánto tiempo había pasado exactamente desde aquella última vez que estuvieron juntos. Estaba seguro de que había pasado al menos un año, ¿cierto?…
Se frotó la boca con una mano y miró alrededor, intentando ubicarse en el tiempo y el espacio. Sebastián ladeó la cabeza, observándolo cuidadosamente mientras él lidiaba con un sinfín de dudas e inseguridades en su mente.
Aion alzó una mano trémula y se detuvo justo antes de tocar su vientre. No estaba seguro de si debía o podía tocarla. Titubeó por unos segundos decidiendo si hacerlo o no. Pero cuando Gris despertó en ese momento, atrapándolo en esa posición, Aion retractó su mano, avergonzado. Sus miradas se encontraron, finalmente, luego de todo lo que habían vivido juntos.
Lo invadió el profundo deseo de llorar y tirarse a sus brazos, suplicándole perdón, pero se quedó helado, con su mentón temblando ligeramente y aguardando a que ella dijera algo.
⸺Hola ⸺dijo Gris en un susurro cansado, y le sonrió. Sus ojos verdes se estrecharon de alegría.
El corazón de Aion sangraba. Estaba abrumado por la situación, tantas cosas que sucedían en su mente y su alma. Se consideraba culpable del estado tan frágil y delicado de Gris. Abrió la boca, pero las palabras no salieron inmediatamente. La verdad es que no sabía por dónde empezar.
⸺Hola… ⸺Su voz salió como un ronquido lleno de aflicción.
Su mirada cayó al suelo mientras apretaba los labios, incapaz de mantener sus emociones bajo control. Sebastián suspiró despacio y se aproximó, poniendo sus manos sobre sus hombros en señal de apoyo, y luego Gris tomó su mano entre las suyas.
No se sentía bien. Aion no estaba cómodo. Eran las dos personas que mejor lo conocían, pero en ese instante, él se sentía como un impostor, un extraño fuera de lugar.
⸺Te tardaste mucho en llegar ⸺le dijo Gris con calma y él dijo «sí» con la cabeza. Sebastián apretó un poco más sus manos sobre sus hombros.
⸺Lo sé, yo… Lo sé, pero… ⸺Intentó continuar, pero verla tan débil hizo que lo invadiera la impotencia. Pretendió disculparse de nuevo; ni siquiera podía hablar. No podía evitar mirar el vientre de Gris, pensando si esto era sólo un sueño⸺. Yo… Yo… ⸺balbuceó torpemente y luego inspiró⸺. Pero ahora…
Gris asintió cansada, como si mantener una conversación la dejara exhausta.
⸺Sam ⸺musitó apenas⸺, estoy muy feliz de verte.
Aion todavía no encontraba las palabras que quería decir, aún le costaba aceptar que ella esperaba un bebé, y un sentimiento de profunda angustia y miseria brotó desde dentro de él. Sebastián pareció notar que estaba de más allí, y murmuró algo de ir a buscar comida antes de marcharse para dejarlos solos.
Aion apenas lo miró con un gesto de agradecimiento y volvió a fijar la vista en Gris. Estaba nervioso, ella estaba esperando que dijera algo, así que respiró hondo y se obligó a empujar las palabras fuera de su garganta.
⸺Me alegro de verte a ti también… ⸺Intentó sonreírle y tragó saliva con dificultad⸺. Yo… pensé que me odiabas…
Gris sonrió con una expresión comprensiva, parecía disfrutar su presencia, simplemente… le sonreía.
⸺Nunca he podido hacer eso. ⸺Apretó su mano y la llevó a su vientre⸺. ¿Cómo podría odiar al padre de mi hijo?
Aion contuvo el aliento durante unos segundos mientras las palabras de Gris se hundían en su pecho. Sus ojos se dirigieron a las manos de Gris que sostenían la suya sobre su vientre y cuando ella lo llamó el padre del niño, Aion se estremeció.
Se suponía que aquello debía darle algún consuelo, que debía llenarlo de felicidad, pero todo lo que sintió fue que la había defraudado profundamente. La había abandonado. Los había abandonado.
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Editado: 12.11.2024