Los pecados de nuestra sangre

Capítulo 5 Ep. 5

Autostop. Sebastián le había enseñado lo que eso significaba.

A diferencia de él, Sebastián había sido un sujeto normal, que había viajado a lo largo y ancho del país antes de decidir que iba a estudiar a tipos como él en un hospital mental.

«Haces autostop levantando tu dedo pulgar así, y extendiéndolo hacia la calle. Luego alguien con transporte se detiene, y si tienes suerte, no es un asesino en serie que te llevará a un descampado, y te acercará en su coche a la próxima ciudad. Es divertido». Aion había contenido una risa sardónica cuando Sebastián mencionó eso.

Ahora caminaba por el costado de la carretera, y lo hizo por varias horas. La humedad y la frescura peculiares después de una gran tormenta eran una bendición, sin embargo, con cada paso que daba sentía que iba a colapsar por el dolor insoportable de su costilla rota, mientras se sujetaba el costado y hacía autostop.

Un coche se detuvo un poco más allá, y al alzar la mirada, reconoció de quién era.

⸺No puede ser ⸺Sam jadeó de sorpresa.

⸺No puede ser, ¡Sam! ⸺gritó la mujer, saliendo rápidamente del auto para saludarlo.

⸺Karen... ⸺Él sonrió falsamente.

Kevin hizo sonar la bocina del auto y Karen tomó a Sam de la mano, tirando de él con fuerza para correr hasta el coche, cosa que lo hizo gemir por el dolor.

⸺Ups, lo siento… ¿Estás bien? ¿Qué… ⸺Ella lo miró de arriba abajo⸺… te pasó?

⸺Me caí por un barranco ⸺contestó él con sátira, pero Karen lo tomó literal.

⸺Oh, dios mío… ⸺susurró llevándose una mano a la boca del horror. Kevin volvió a tocar bocina con impaciencia⸺. ¡Kevin, no lo vas a creer!

El chico se asomó por la ventanilla y vio a Sam casi siendo empujado por su hermana. Le frunció el ceño mientras se quitaba unos auriculares.

⸺¿Sam?

⸺Hola… ⸺Él intentó sonreír.

⸺¿Estás perdido?

⸺Algo así…

⸺¿Te llevamos?

⸺Por favor…

«Entonces sigo en Pergamino», pensó Sam mientras avanzaban por las calles vacías. El sol se había ocultado hacía tiempo y él miraba tras la ventana, cansado y hambriento. Karen había hablado todo el día, y Kevin comprobaba a cada rato su aspecto desaliñado por el espejo retrovisor. Sam se había dado cuenta de esto, pero fingió que no le importaba.

Por lo que Karen le había comentado, ellos eran mellizos. Kevin se dedicaba a la fotografía y Karen vendía artesanías de vidrio caseras, en una feria rural a varios kilómetros de distancia de casa.

⸺Ustedes viajan mucho ⸺murmuró él.

⸺Y a ti te gusta caminar mucho, para estar en un lugar que no conoces. ⸺Kevin sonrió⸺. ¿Qué pasó con Morfeo?

⸺Lo dejé con unos parientes. ⸺Sam tragó saliva y volvió a apartar la mirada.

Recorrieron la ruta en silencio antes de que Karen dijera algo más.

⸺¿Y bien?, ¿dónde estás viviendo?

⸺¡Karen! ⸺la regañó su hermano⸺. Eso no nos importa.

Karen se encogió de hombros y le dio una sonrisa tranquilizadora a Sam, haciéndole entender que estaba acostumbrada a hablar de más y preguntar cosas un poco personales a los demás.

⸺De hecho… ⸺empezó Sam⸺. Me alejé tanto de mi casa que tendré que quedarme en otro lado esta noche ⸺mintió⸺. Si conocen una pensión por aquí cerca donde pueda hospedarme…

⸺¿Pensión? Ni hablar, te puedes quedar con nosotros ⸺dijo Karen, tomándolo a él y a Kevin desprevenidos.

Sam miró a Kevin, el chico lo miraba con seriedad, pero no la suficiente como para que estuviera siendo grosero con él.

⸺Seguro. ⸺Le sonrió apenas.

⸺Y justo a tiempo… ⸺dijo Karen al mismo tiempo que el coche se estacionaba en el ingreso de una vivienda. Era enorme.

Sam se preguntó si había más gente desconocida allí dentro, y empezó a sentirse claustrofóbico y paranoico. Se obligó a relajarse. Sin embargo, Kevin no parecía contento con la ayuda que su hermana estaba ofreciéndole.

Es comprensible, pensó Sam. Ellos no sabían nada sobre él.

⸺Se los agradezco ⸺dijo una vez que Kevin apagó el motor del coche y salieron del auto⸺. Pero no puedo. Debo seguir.

Karen parecía asombrada, pero Kevin no se alteró. Empezó a caminar de regreso a la calle, fingiendo que no se estaba muriendo de dolor en ese instante y no le costaba respirar.

⸺¿A dónde vas, Sam? ⸺preguntó el chico.

Sam exhaló con su mirada en el suelo, y apretó los labios antes de girar para enfrentarlos de nuevo.

⸺Debo viajar lejos ⸺respondió.

⸺Viajas al sur, a Constanza, ¿verdad?

⸺… Sí, allá es donde voy ⸺respondió.

Kevin asintió, sus ojos eran cautelosos aún, pero parecía más tranquilo ahora. Sam se abrazó su costado herido con mayor convicción mientras el chico se acercaba a él.

⸺Quédate aquí esta noche y te llevaré mañana allá ⸺le dijo con una suave sonrisa.




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