Los pecados de nuestra sangre

TERCERA PARTE

«¿Comprende usted…, comprende usted lo que significa no tener ya adonde acudir?»

—Fyódor Dostoyevsky, Crimen y castigo.

«Lo peor de perder a alguien, es que lo pierdes en un instante, y a la vez muy, muy lentamente. [...] Te abandona toda luz, toda esperanza. Quedan nada más los recuerdos, y estos te matan también, a medida que los dejas morir dentro de ti.»

—Selene M.J., Los pecados de nuestras manos.




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