⸺¿Y bien? ¿No vas a decirme nada después de todo lo que hiciste para que yo estuviera aquí? ⸺La voz de Gabriel estaba llena de esa pedantería típica, había cierta burla en su voz, pero era cálida, alegre. Una melodía que hizo a Aion sentirse en casa nuevamente.
Le faltaba el aire. Apenas podía mantenerse de pie. Aion se dio la vuelta lentamente y lo vio allí, su padre, que parecía de carne y hueso, como si nunca se hubiera ido.
No dijo nada. Sus extremidades temblaban de la conmoción. Gabriel estaba allí.
Gabriel realmente estaba allí.
Él sonrió apenas, con miedo. Se miraron a los ojos, sin palabras. Gabriel le dio un breve asentimiento de reconocimiento, como diciendo «Sí…, soy real, al menos en este momento». Sus ojos de acero brillaban, su expresión era un poco burlona. Su cabello ondeaba con la brisa de la ventana.
Aion dejó caer el libro que sostenía en su mano.
«No puede ser», pensó entre sollozos. Empezó a acercarse a él.
Gabriel yacía cruzado de brazos, reclinado contra la barandilla de las escaleras de ébano. Borcegos tácticos, pantalones de lanilla y un pullover con cuello de tortuga que se ajustaba perfectamente a su contextura atlética.
La misma ropa con la que Aion lo había visto por primera vez.
Gabriel Samaras le dio una sonrisa ladeada. Pellizcó su labio inferior, divertido ante el evidente estado de shock por el que estaba pasando su hijo.
⸺Te estaba esperando, agóri. ⸺Volvió a hablar.
Aion avanzó un paso más para poder abrazarlo, pero se detuvo de inmediato. Sus brazos cosquilleaban mientras él apretaba y aflojaba sus manos. Gabriel parecía expectante.
No. No podía tocarlo. Porque en el momento en que lo hiciera, su padre desaparecería otra vez. O peor aún, no podría sentir su calor, su olor, sus moléculas… Y eso sería devastador.
La idea de que no podía abrazarlo lo llenó de angustia. Intentó hablar, pero se le hizo un nudo en la garganta. Se limitó a asentirle con la cabeza, casi como una reverencia. Y después de lo que le pareció un segundo congelado en la eternidad, finalmente logró hablar.
⸺Gabriel… ⸺jadeó. Sus ojos se llenaron de más lágrimas mientras su cuerpo entero temblaba⸺. Papá…
Abrigaba un sinfín de sentimientos diferentes al mismo tiempo, su estómago estaba revuelto. Sentía una felicidad inmensa y al mismo tiempo, un dolor y una desesperación terribles.
Gabriel estaba vivo. Estaba aquí. Era real. Y eso era todo lo que le importaba en ese momento.
⸺Sam… ⸺Gabriel sonrió⸺. Soy yo. Estoy aquí. Siempre he estado aquí contigo.
Aion tragó saliva y apretó los puños al oír aquello. La voz de su padre clara y nítida. No lo estaba imaginando. Gabriel le estaba hablando.
⸺N-Necesito tu ayuda… ⸺dijo Aion en un graznido⸺. Te necesito a ti.
Gabriel dio un paso más cerca. Parecía curioso con esta petición desesperada.
⸺¿Qué necesitas? ⸺preguntó. Su sonrisa aún permanecía en su cara, pero sus ojos se turnaron un poco más serios que antes.
Aion apretó los labios, dudando. Tenía miedo de hablarle del hijo que había tenido con Gris. Tenía miedo de que este fantasma se fuera si le contaba todo aquello. Gabriel había odiado a Gris en vida… Pero esto tenía que ver con Nevan, se trataba del nieto de Gabriel.
⸺Mi hijo… fue secuestrado ⸺confesó, su voz temblaba de dolor y angustia, esperando la reacción de Gabriel.
⸺Un hijo…
Aion vio cómo cambiaba la expresión de su padre. Pasaba de estar conmocionado a horrorizado y a… algo más que no pudo identificar. Gabriel soltó un suspiro levemente tembloroso y luego cerró los ojos. Apretó la mandíbula antes de abrirlos para volver a enfocarse en Aion⸺. Dime quién lo hizo.
No era una pregunta, era una orden. Había hablado con una calma resignada en su tono… Y en su expresión. Como si esperara oír algo que ya sabía.
⸺Fue Ego ⸺confesó Aion⸺. Alguien que creo que conoces muy bien, desafortunadamente ⸺añadió con amargura.
⸺Ego. Por supuesto que fue ella. Por supuesto que lo fue. ⸺Gabriel dejó salir una risa breve, tensa. La risa que hace una persona antes de entrar en una pelea.
Aion no sabía si su padre estaba sintiendo ira, disgusto o rencor. Cuando Gabriel volvió a hablar, había cierta frialdad en su voz. Sin embargo, su expresión volvió a su habitual sonrisa que lo hacía ver seguro de sí mismo. El hombre continuó:
⸺Está bien. No te preocupes. Recuperaré a tu hijo.
Aion no supo cómo reaccionar ante aquellas palabras. Un leve surco se formó entre sus cejas mientras miraba a su padre, y se preguntaba si Gabriel era consciente de que ahora sólo existía en su mente.
⸺No puedes ⸺le dijo⸺. Ahora todo es por mi cuenta.
⸺No puedes hacer esto solo ⸺protestó Gabriel⸺. ¿En qué estás pensando, metiéndote de cabeza en una pelea como esa? ⸺Lo regañó, pero en su voz había preocupación por lo que podía pasarle a Aion⸺. ¡Tú necesitas mi ayuda! ¿Qué pasa si te sucede algo malo?
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Editado: 03.09.2025