Aion dejó una carpeta marrón sobre el escritorio de Ego, el movimiento brusco hizo que sonara un chasquido contra el cristal del mueble. Allí estaba toda la información que la mujer necesitaba para matar a ese político serbio. Ego contempló el documento por un instante, y luego alzó la vista para mirarlo a los ojos.
⸺¿Cómo lo conseguiste? ⸺preguntó, sus ojos azules brillando con curiosidad.
⸺No es necesario que lo sepas por ahora. Tengo la información que querías, eso es todo lo que importa.
Aunque Aion no quería probar su suerte con Ego, conocía su lugar en la jerarquía de poder en aquella organización de criminales, y de alguna forma, intuía que estaba apenas un poco más abajo que ella, casi al mismo nivel de Roma.
Ego sonrió con petulancia antes de levantarse lentamente de su silla.
⸺Gabriel… debe estar retorciéndose en su tumba al ver que usas su tecnología para mí ⸺mordió con acidez y añadió⸺: Solía decirme que nunca me dejaría usar sus preciosos algoritmos, pero aquí estás… Su propio hijo… traicionándolo.
Aion la miró con odio ante aquellas palabras. Un músculo de su mandíbula tensándose evidentemente en su rostro. Odiaba ser subestimado. Odiaba que ella siguiera mencionando a su padre, y que en sus ojos él solo fuera «el hijo de Gabriel» y no el hombre en el que se había convertido.
Mantuvo sus ojos fijos en ella, sin vacilar.
⸺No estoy aquí para honrar la memoria mi padre, estoy aquí para hacer el trabajo. Y eso es lo que he hecho. Tu político serbio está casi muerto.
⸺Eso está por verse. ⸺Ella le sonrió maliciosamente, sus ojos brillaban con anticipación⸺. Cuéntame cómo conseguiste la información ⸺insistió.
⸺Eso no es asunto tuyo ⸺respondió él contundentemente, negándose a hablarle de la tecnología de su padre y de la existencia de Pandora⸺. Tienes lo que querías y es de una fuente fiable. Eso es todo lo que nos concierne.
Se dio la vuelta para marcharse por donde vino. No quería perder más tiempo con ella, no cuando aún se sentía profundamente enojado y atraído por la misma mujer letal que lo estaba usando a su antojo y tenía secuestrado a su hijo. Sin embargo, al alcanzar el pomo de la puerta, oyó a Ego alzar la voz:
⸺Dime ahora mismo cómo obtuviste la información o mataré a tu hijo con mis propias manos ⸺amenazó.
Aion agarró el picaporte de la puerta de cristal con mucha más fuerza. Sus dientes apretados hasta era doloroso de soportar. Volteó lentamente hacia ella, sus ojos grises clavándose en los de Ego, el odio que exhumaban podría haberla calcinado por combustión espontánea.
Se enderezó un poco y soltó el picaporte, guardando silencio por varios segundos. Ego lo miraba con curiosa calma. Aion había aprendido a no reaccionar explosivamente a todas sus amenazas.
⸺Yo también sé cosas de ti. Es mejor si no nos amenazamos unos a otros. No voy a revelar mis fuentes, y te sugiero que tampoco intentes profundizar demasiado en ellas. De lo contrario, es posible que encuentres algo que no te guste de ti. Eso es todo lo que tengo que decir.
Lo dijo seriamente, y aún así, Ego soltó una breve risa sardónica. Se cruzó de brazos, entretenida de ver que Aion parecía pensar que tenía otras opciones aquí además de obedecer.
⸺Ah, ¿sí? ¿Qué sabes? ⸺Arqueó una ceja.
Aion mantuvo su expresión estoica, su rostro sin delatar nada de lo que estaba pensando.
⸺Sé más de ti de lo que crees.
⸺Hm, lo dudo… ⸺Ella pretendió dar un paso más cerca cuando él habló.
⸺No eres tan invencible como crees, Egorath.
Ego quedó congelada cuando oyó su nombre en los labios de Aion Samaras. Solo una persona en el mundo sabía su identidad, y esa persona estaba muerta.
Aion sonrió con autosuficiencia, y continuó:
⸺¿Qué? ¿Creíste que no sabía que estaba lidiando con una Dangerov? El clan con más criminales en su nómina que en toda Europa Oriental.
Egorath Dangerov avanzó hacia él con determinación y Aion sintió escalofríos. No pudo evitar sentir un subidón de adrenalina cuando la mirada feroz de Ego se clavó en él, y luego ella puso una mano en su nuca, tirando de su cabello negro y atrayendo su rostro peligrosamente cerca del suyo. Parecía que iba a devorarlo, y no en un sentido figurado. Sino que realmente parecía que quería hacerle daño.
Sin embargo, ella abrió sus ojos de par en par cuando el filo del cuchillo que Aion llevaba consigo se afirmó contra su cuello. Por su expresión, él supo que no lo había visto venir. Una pequeña mueca en forma de sonrisa se formó en los labios de Aion al verla tan sorprendida, sin palabras.
En ese instante, sintió que tenía una ventaja.
⸺Creo que a estas alturas ya deberías saber, Ego, que ya no eres esa figura misteriosa e intocable que una vez fuiste. No eres tan invencible como crees. Este cuchillo está a solo un desliz de cercenar tu cuello, por lo que debes tener cuidado con tus palabras y tus amenazas. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?
Su voz no vaciló en ningún momento. Mantenía el cuchillo firme contra su garganta. Hablaba en un tono oscuro y escalofriante que jamás había usado con nadie antes. Estaba dispuesto para usar la violencia si ella intentaba algo.
#396 en Thriller
#1304 en Otros
#242 en Acción
crimen corrupción redención, drama suspenso acción, tristeza muerte dolor trauma
Editado: 03.09.2025