La noche del primer «evento» que debía ocurrir, llegó.
Aion estaba en su apartamento provisorio, un pent-house en un edificio cercano a las instalaciones de la organización criminal de Ego.
Se sentó en la cama, mirando el traje azul tendido que Romania le había dado unos días antes, y el bolígrafo en una mano. Extendió la palma para examinarlo bien, frunciendo el ceño mientras se preguntaba para qué carajos necesitaba eso.
Lo arrojó sobre su hombro a la cama y comenzó a vestirse para la fiesta de Ego.
El traje le quedaba pintado.
Aion se observaba a sí mismo a los ojos mientras acomodaba los puños de su camisa, asegurándose de que todo estuviera a la perfección. Debía admitir que se veía muy bien vestido de gala, el azul profundo resaltaba el color pálido de sus ojos, lo hacía parecer alguien importante y exclusivo.
Sus ojos se desviaron a un pequeño oso de felpa sobre el sillón beige de la sala, y su corazón se contrajo al recordar a Nevan otra vez.
Suspiró. Lo tomó entre sus manos, observándolo por un momento más antes de guardarlo en un bolsillo de su traje, como un recordatorio de lo que estaba en juego en su vida.
Se acomodó el cabello bien arreglado hacia atrás, revelando su rostro, hasta que se detuvo en su propia mirada en el espejo una vez más.
Seguía siendo el mismo hombre por dentro. Pero el hombre que pretendía ser ahora, vestido con algo que debía valer al menos unos cuantos miles de dólares, se veía distinto al hombre que había dormido en alcantarillas apestosas, en granjas junto a los pollos y su mierda, y en lóbregos sótanos húmedos llenos de olor a orina, cucarachas y ratas.
Aion arrugó la nariz ante el pensamiento justo cuando Ego entraba a su sala de estar. Alzó los ojos y la avistó a través del reflejo. La imagen de ella le hizo tragar con fuerza.
⸺Guau, déjame verte más de cerca ⸺dijo ella, extendiendo una mano y haciendo un ademán.
Aion volteó y la miró de arriba abajo mientras ella se acercaba despacio. Ego estaba espléndida.
Había adivinado su elección: ella tenía un vestido color rojo oscuro, entallado con encajes de seda y pequeños diamantes que dibujaban figuras agraciadas y suaves. Los contornos de su cuerpo eran más pronunciados, su cintura se veía mucho más pequeña de lo que era, aumentando visiblemente la percepción de sus pechos voluptuosos, y su cadera ancha y sensual.
Ego se afirmó en el peso de un solo pie en sus zapatos dorados, la línea media de sus largas piernas se advertía a través de la tela.
Aion apartó la vista de nuevo a sus muñecas, fingiendo que aún arreglaba su camisa. Este no era el momento de desearla a ella.
⸺Estás espléndido. ⸺Ego sonrió, acercándose sensualmente como aquellas modelos elegantes de pasarela⸺. Ahora sí te ves como el hombre que necesito que seas esta noche.
⸺¿Y quién seré esta noche para ti, Ego?
⸺Un joven heredero de una gran fortuna, y con mucha clase, por supuesto.
Aion sonrió sardónicamente. Debía ser quien ella quería que fuera.
⸺¿Seré tu hombre esta noche? ⸺preguntó, alzando una ceja.
No le costaba meterse en el papel del joven interesado en ella, pero por dentro lo odiaba con todas sus fuerzas.
Ego soltó una risilla discreta.
⸺Siempre eres mi hombre ⸺contestó, acercándose para estudiar su rostro. Alzó su mano, y con una larga uña tocó el arco de Cupido de él, arrastrándolo hacia abajo y haciendo que él entreabriera un poco sus labios⸺. Pero te falta algo.
Pasó por su lado y Aion la siguió con la vista mientras ella se dirigía a la mesa de cristal en medio de la sala. Se sintió abrumado al sentir su olor dulce y exótico que lo volvía loco, sus ojos recorrían su figura de arriba abajo.
Sí la deseaba.
⸺¿Dónde está el bolígrafo que te envié con Roma? ⸺preguntó.
⸺Está en la cama ⸺dijo tranquilo.
Ego sonrió. Caminó hacia a la cama y gateó sobre ella con sensualidad.
Aion observaba fascinado la línea de su espalda, sus delicados músculos y los huesos de su espina, sus escápulas y costillas parecían hacer una hermosa coreografía bajo su piel. La gran cicatriz de serpiente que se enroscaba en ella, de alguna manera, la hacía cien veces más atractiva.
Cuando Ego tomó el bolígrafo, caminó de regreso hacia él. Afirmó una mano sobre su hombro, y con la otra guardó el bolígrafo en el bolsillo interno de su traje.
⸺No lo pierdas, tal vez lo necesites ⸺dijo, sus pupilas dilatadas y destellantes.
⸺¿Qué importancia tiene? ⸺Aion frunció el ceño, pero no le importaba realmente la razón por la que debía mantener consigo ese objeto.
⸺No tiene importancia ahora mismo ⸺respondió Ego, y comenzó a caminar hacia el ascensor.
Una vez allí, le sonrió con una mirada siniestra antes de que se cerraran las puertas, y Aion quedó solo de nuevo.
Sacó su móvil y vio el mensaje que le dejó Iván luego de que él le había enviado el video de Nevan, y la pista que le había proporcionado Ego acerca del paradero de su hijo:
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Editado: 03.09.2025