Los pecados de nuestra sangre

Capítulo 9 Ep. 13

Ego lo estaba esperando cuando él fue a confrontarla por lo que ella había hecho. Oyó los pasos de Aion acercándose con determinación por el pasillo antes de que la puerta de cristal de su nuevo despacho se abriera con un sonido automatizado, casi futurista.

Aion entró con una expresión dura en su rostro. Estaba furioso. Se detuvo frente al escritorio de Ego y se quedó allí parado, sin decir nada.

Ego alzó las cejas, había una pizca de diversión maligna en sus ojos crueles. Ella dejó su bolígrafo sobre el escritorio y traqueteó sus uñas pintadas de negro sobre el cristal.

⸺Entonces, ¿dormiste conmigo anoche y luego destruyes mi casa? ⸺Aion le reclamó en un tono lleno de la más pura rabia. Aún no podía creer que ella había hecho tal cosa.

Los fríos ojos azules de Ego se mantuvieron fijos en los suyos, su expresión se tornó neutra. La indiferencia en su mirada solo enfureció aún más a Aion, y comenzó a gritarle con aún más ira:

»⸺¡Contéstame, maldita sea! ¡¿Por qué me hiciste esto?! ¡¿Cuál es tu maldito problema?!

⸺Sabía que me estabas ocultando algo, no sabía qué, hasta que descubrí tu linda residencia secreta en Abcester ⸺explicó Ego con una actitud fría y tranquila, sin ningún signo de remordimiento por lo que había hecho.

Ella se inclinó hacia atrás en su silla ejecutiva y cruzó las piernas, meciendo su pie de forma relajada. Tenía un aura de arrogancia confiada mientras Aion la miraba con incredulidad e indignación.

Aion Samaras jadeó y miró a un lado, preguntándose cómo ella había descubierto la residencia secundaria de su padre en Abcester.

»⸺Nada de lo que hagas puede estar fuera de mi control. Y, si tienes una propiedad a tu nombre de la que no estoy enterada, tomaré medidas drásticas, Aion ⸺siguió hablando Ego.

La mirada de Aion se ensombreció. Pensó en su casa en Hyoga Village y se dio cuenta de que, si Ego aún no lo había mencionado, significaba que ella no lo sabía, y él tenía que asegurarse de mantenerlo así.

»⸺No se puede confiar en ti, ni tú confías en mí ⸺terminó Ego con fatalidad.

⸺No confiamos el uno en el otro, eso es cierto ⸺Aion estuvo de acuerdo, pero su tono todavía estaba mezclado con amargura por los crueles actos de Ego.

A estas alturas, no le quedaban muchas opciones, y aún necesitaba encontrar la manera de razonar con ella y convencerla de que le dijera dónde estaba su hijo. Así que inhaló hondo y volvió a hablar:

»⸺Si voy a morir después de hacer el trabajo de todos modos… es mejor que me digas dónde está mi hijo.

Ego arqueó una ceja.

⸺¿Y por qué te diría dónde está tu hijo? ⸺Se puso de pie⸺. ¿Qué obtengo a cambio?

Aion se enderezó un poco cuando la vio levantarse de su asiento. Sabía bien que estaba tratando con una mujer despiadada, a quien no le importaba su bienestar ni el de su familia. Sin embargo, no podía irse hasta que viera a su hijo por última vez.

⸺¿Qué obtienes a cambio? ⸺Aion repitió la pregunta y reflexionó en ello por un instante. Debía ofrecerle a Ego algo que fuera lo suficientemente bueno para que ella accediera a su oferta. Apretó los labios, sabiendo qué era eso⸺. Bueno­…­, supongo que puedo entregarte a Pandora.

Dijo aquello y sintió una punzada de arrepentimiento, pero no podía retractarse ahora. Observó a Ego con cautela: la había tomado desprevenida con la mención de la IA. Sus ojos brillaban con aún más interés, como si él acabara de decirle que un mito en el que había creído toda su vida era real.

⸺¿Pandora? ⸺preguntó, incapaz de ocultar su interés en esto⸺. He oído a Gabriel hablar de Pandora una o dos veces en mi vida. No sabía que tú tenías acceso a ella también. Gabriel era… cuidadoso.

Aion se tensó al enterarse de que Ego no ignoraba la existencia de la IA. No estaba seguro de si debía o no permitirle saber más sobre Pandora, pero lo consideró una oportunidad para negociar con ella.

⸺Pandora, sí… ⸺confirmó de forma desdeñosa, como si tuviera poca importancia. Pero en el fondo sabía que estaba arriesgando demasiado en esto. Pandora era su mejor carta⸺. Es una maravilla tecnológica ⸺añadió.

⸺¿Así es como obtuviste la información que te pedí? ¿Y la información sobre mí?… ⸺preguntó Ego con cuidado.

⸺Sí ⸺admitió Aion⸺. Con Pandora, no hay información en el mundo a la que no pueda acceder. ⸺Hizo una pausa⸺. Lo puedo saber todo, de todo el mundo… Incluso sobre ti.

La mirada de Ego mostraba escepticismo e interés. Todavía no confiaba en él, pero la oferta que le estaba poniendo Aion sobre la mesa era mucho mejor de lo que pensaba. Al menos, Aion se aseguró de que así fuera.

⸺Tu hijo está aquí, en una de mis mansiones, en el corazón de las Montañas Anfibias, donde nace el río Pomeroy.

Aion exhaló lentamente el aire que estaba conteniendo al escuchar las palabras de Ego. La tensión en su cuerpo se disipó apenas. Su hijo estaba en una de sus mansiones, que probablemente estaba bien vigilada y escondida. Pero, al menos… Aion tenía más indicios del paradero de Nevan.

Asintió con la cabeza a Ego.

⸺Gracias. No te arrepentirás ⸺le dijo con una leve sonrisa.




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