Los pecados de nuestra sangre

Capítulo 10 Ep. 4

La parte más compleja estaba a punto de comenzar. Aion bajó del helicóptero y un equipo lo llevó trotando hacia una de las bases de Ego, donde lo esperaba el equipo de sistemas. Sus manos temblaban mientras recuperaba el aliento; uno de ellos se sacó el auricular para mirarlo.

⸺Jefe, estábamos esperándolo para que interceptara los permisos en la red ⸺dijo el hombre.

Aion soltó un jadeo pesado y asintió. Su trabajo aún no había terminado. El peso de la responsabilidad recaía sobre sus hombros como una presencia tangible, pero intentó concentrarse en la otra parte de su misión.

⸺A trabajar, entonces ⸺replicó en un tono neutro y calmado.

El tipo frente a la computadora asintió y se volvió a poner el auricular, ordenando a su equipo que comenzara a preparar todo; miró a Aion por encima de su hombro.

⸺Una vez enviado el mensaje de que Aleksei ha muerto, los permisos serán transferidos a su sucesor, un hombre de 36 años que está en Praga en este momento, en un viaje de negocios. Tenemos que esperar a que el otro francotirador lo mate; los permisos no podrán transferirse y entonces tendremos nuestra ventana para robarlos y enviárselos a Ego ⸺explicó el tipo.

Aion apretó la mandíbula y asintió. Conocía el plan, pero que este sujeto se lo repitiera en voz alta, lo ponía aún más nervioso que antes.

El asesinato del serbio tuvo el impacto que Ego quería, pero el siguiente paso en el plan podría convertirlo a él en el principal objetivo de cualquier represalia de la organización que habían atacado.

No se asombró, por supuesto. Ego siempre lo pondría a él en el blanco, como lo hizo con los hombres leales de Zeta. Un hombre al que él no quería matar en primer lugar.

Sacudió sus pensamientos, enfocándose en el presente. El serbio estaba muerto. La sucesión sería rápida. El otro hombre recibiría el mensaje sobre la muerte del serbio y ese era momento en el que ellos tenían que interceptar los permisos del armamento. Tenía el corazón en la garganta, pero confiaba en que podían hacerlo.

Aion suspiró, y vacilante, sacó el dispositivo donde disponía de Pandora para obtener la ayuda de la IA.

El líder del equipo técnico miró aquella posesión como si supiera que esa tecnología que Aion tenía era demasiado poderosa.

La mirada de Aion aterrizó sobre el hombre, notó cierta envidia proveniente del sujeto antes de que este volviera los ojos a su pantalla, dando más órdenes.

Lo dejó pasar. Instaló el dispositivo y las pantallas de la computadora que habían dispuesto para él reconocieron el sofisticado software. El equipo técnico parecía atento y asombrado por aquel foráneo y novedoso sistema de IA.

Aion no se sentía feliz sabiendo que un puñado de desconocidos ahora sabían de la existencia de Pandora, pero intentó no reaccionar. Tenía que concentrarse en su propio trabajo por ahora.

Se puso un auricular diferente en el oído para escuchar las instrucciones de la IA. Su corazón latía frenéticamente porque sabía que, una vez con esos permisos en su poder, se iba a desatar aún más caos. Estaba a punto de traicionar a Ego y desviar esos permisos a otro lado, entonces tendría a todo el ejército de Ego intentando obtener su cabeza.

Era un enorme riesgo. Ego podría incluso matar a su hijo, y no sabía lo que iba a hacer si eso sucedía.

Se enfocó en la pantalla frente a sus ojos. Su rostro endurecido no traicionaba el conflicto y el miedo que sentía en su interior. Simplemente guardó silencio y esperó.

En aquella tortuosa espera, oyó comentarios entre miembros del equipo sobre el ataque a la organización criminal de Ego. Iván había desmantelado varias guaridas secretas de la mujer, había ejecutado y trasladado a una decena de sus aliados, y también había vaciado una tercera parte de sus activos digitales. Eran cientos de millones de dólares que ahora podían usarse como evidencia. Y entre tantos nervios, Aion sintió una pizca de satisfacción.

Pero no dejó que aquel pensamiento lo distrajera.

⸺El mensaje fue enviado ⸺dijo el líder del equipo técnico. Aion estaba concentrado en su pantalla⸺. Tenemos que esperar la confirmación de la muerte del sucesor y entonces podremos entrar.

Una inyección de adrenalina recorrió cada fibra de su cuerpo. El miedo le respiraba en la nuca y sentía una línea de sudor recorrerle la espalda. Apretó los dientes intentando mantener la calma, pero la tensión en su cuerpo se estaba volviendo insoportable.

Un par de segundos de silencio críptico llenó la habitación. Todo lo que se podía escuchar allí dentro era el sonido de los monitores y el aire acondicionado sobre ellos.

Aion contuvo la respiración.

⸺¡Muerte confirmada, ahora! ⸺exclamó el técnico.

Los dedos de Aion volaron sobre el teclado, comenzando a trabajar y escribir código mientras escuchaba a Pandora, por un lado, y al resto del equipo en el auricular izquierdo. Estaba extremadamente nervioso una vez que todo aquel espectáculo empezó. La traición se acercaba, y él estaba a punto de robar esos permisos y enviárselos a alguien más.

Sudor bajaba por su sien mientras el resto del equipo supervisaba su trabajo. Aion intentó no pensar más en la posibilidad de ser descubierto en ese instante. Cada segundo que pasaba, corría el riesgo de que le volaran la cabeza de un disparo.




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