Los pecados de nuestra sangre

Capítulo 10 Ep. 7

El auto de Romania estacionó en la entrada de su casa, pero él no volteó todavía. Aion observó la obra con parsimonia, sus trabajadores estaban reconstruyendo su residencia de Abcester tal como era antes de que Ego la destruyera.

Roma bajó del coche y caminó hasta que estuvo a su lado, mirando la casa.

⸺Están trabajando rápido ⸺mencionó.

Aion asintió. Supervisando el excelente trabajo que se estaba llevando a cabo.

⸺Realmente están trabajando rápido ⸺respondió.

Se volvió para mirarla. Romania tenía una sonrisa suave en su rostro mientras lo observaba. Sus ojos oscuros aún brillaban con ese amor platónico por él que nunca pudo ocultar en absoluto.

⸺¿Qué vas a hacer ahora que vuelves a ser libre? ⸺preguntó ella, incapaz de ocultar su interés.

Aion infló su pecho y exhaló lentamente, respondiendo:

⸺Todavía no lo sé.

Había muchas oportunidades que la vida traería, pero a él solo le importaba su hijo por ahora. Tenía que cuidarlo.

Romania asintió, mirando nuevamente hacia la construcción. No quería despedirse de él, no tan pronto, porque sabía que esta iba a ser la última vez que volvería a ver a Aion Samaras.

Él lo notó en sus ojos, las palabras atascadas en la garganta. Por un instante, Aion deseó poder detener el tiempo, quedarse allí un poco más con Romania… contemplar su delicado rostro, mirarla a los ojos… Sin embargo, había que decir adiós pronto.

⸺¿A dónde vas ahora que Ego está muerta? ⸺le preguntó a la joven exasistente.

Romania inhaló hondo. La muerte de Ego aún pesaba sobre sus hombros como un costal de piedras. Volvió a mirar a los constructores y sacudió la cabeza en un gesto de incertidumbre.

⸺Tengo suficiente dinero para vivir con tranquilidad por un par de años más antes de preocuparme por eso ⸺respondió⸺. Y... Tengo que seguir huyendo… ⸺Hizo una pausa⸺. Ego tenía muchos enemigos.

Aion sonrió levemente ante su respuesta.

⸺Iván Prado está reclutando más agentes. Buen pago, no trabajas los feriados, así que… ⸺Aion dejó que las palabras se mantuvieran en el aire mientras le sacaba una risa a Roma.

Era una sugerencia para ella, una que quizá le decía que no tenía que irse tan lejos todavía. Pero Romania puso los ojos en blanco aún con una sonrisa.

⸺No… Debo seguir… avanzando ⸺dijo mordiéndose el interior de la mejilla.

Miró al suelo, como si supiera lo que él estaba pensando. Y, aun así, estaba esperando algo de él que él no podía descifrar de inmediato.

Romania apretó los labios. El silencio reinó sobre ellos una vez más, pero esta vez estaba lleno de palabras pendientes. Sabía que no se trataba de una despedida casual. Aion estaba a punto de romper esta incómoda parada, sin embargo, ella suspiró y rompió el silencio primero.

»⸺¿Confías en mí ahora? ⸺le preguntó, tomándolo desprevenido.

Aion la miró pensativamente. Y luego de considerar ciertas cosas, la tomó de la mano lentamente.

⸺Sí ⸺respondió con solemnidad, mirándola a los ojos.

Ella mantuvo la mirada en sus ojos grises, una expresión de sorpresa mientras contenía la respiración antes de hablar en un tono más suave:

⸺Yo siempre confié en ti. Incluso cuando no querías que lo hiciera.

Aion contuvo el aliento. Su rostro encendiéndose cuando ella dijo esas palabras. Apretó su mano un poco más. Ella siempre había estado presente, ayudándolo, incluso cuando él no quería que ella estuviera allí.

Sonrió, aliviado.

El espacio entre ellos se encogía mientras se miraban el uno al otro. Los ojos oscuros de Roma bajaron a sus labios antes de volver a sus ojos. Entonces Aion comprendió lo que ella estaba esperando antes de dejar su vida para siempre.

Su corazón se entibió un poco, y luego, se inclinó hacia delante para besarla. Sus ojos cerrados, sus labios acariciaron los de Roma antes de que se convirtiera en un beso intenso y apasionado.

La abrazó, atrayéndola hacia él, no queriendo dejarla ir tan pronto. Se dedicó a sentir su sabor, el calor de su boca, la textura de sus labios. Quería recordar ese momento con ella. Quería aprovecharlo al máximo.

Romania se puso de puntillas y le rodeó la nuca con las manos, acercándose a él mientras se dejaba llevar por ese último beso, dulce y romántico. Aion conocía bien sus sentimientos, Roma quería prolongar ese beso, permitiéndose saborear ese momento, sentir su calidez y proximidad, sabiendo que era lo último que obtendría de él.

Rompió el beso, lo miró profundamente a los ojos, sus respiraciones eran rápidas y superficiales. Tragó saliva. Observó bien su rostro, sus ojos, para recordarlo con claridad, para recordar su cercanía, su gusto, su aroma. Se frotó el labio inferior. Sus ojos brillaban de deseo.

⸺Yo… quiero… ⸺empezó.

Quería pasar más tiempo con él, quería ser parte de su vida. Quería proponerle una vida juntos… y él adivinó sus pensamientos. Aion la sostuvo unos segundos más, como si quisiera robarle al tiempo la posibilidad de detenerse.




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