Los pecados de nuestras manos

Capítulo 4 Ep. 2 - "Rumores"

Eric la dejó en su apartamento con una pila más de casos qué estudiar, con la excusa de que había mucho trabajo, pero sabía que él solo estaba tratando de distraerla un poco del caso del que ya no formaba parte.

Gris mordió el interior de su mejilla mientras giraba la llave para entrar, un poco culpable de haberles ocultado lo que sospechaba de Aion por… ¿qué? ¿tercera, cuarta vez? Sin embargo entró a la casa y dejó los papeles que le dio Eric en la mesa de la sala de estar, junto a los que Iván le había dado esta mañana —cuando todavía estaba trabajando en eso— y se sirvió un poco de jugo.

En seguida se quitó las zapatillas, desprendió su cinturón, se quitó el brasier, ató su pelo en un desordenado moño y bebió el jugo con un analgésico y un antibiótico para su herida mientras buscaba algo para comer en el refrigerador, hallando solo un trozo de tarta de pollo de hacía dos días.

Se encogió de hombros, tomando la porción y empezó a devorarla camino a la sala a ver televisión pero sus ojos fueron directo a las dos pilas de registros del trabajo.

Una estaba sellada en un sobre papel madera con una nota adhesiva prolijamente impresa en letras pequeñas de máquina de escribir, y la otra era un folio lleno de documentos sobre la mesa rayado con marcador permanente en letras grandes y negras, a puño y letra de Iván y que decía:

 

Expdte NO. 220480 SAMARAS A.

 

Gris suspiró alzando la cabeza hacia el cielo de madera sobre ella, y dejó lentamente el control remoto en el brazo del sofá para tomar en cambio, los documentos.

Terminó de comer el pedazo de tarta y los acercó un poco más intentando decidir cuál de los dos bloques abriría primero y posó los ojos sobre los de Eric. Se detuvo un momento. Era inútil indagar en eso cuando lo único que le interesaba era seguir investigando a Aion.

Además, tenía la sensación de que todos los casos nuevos que entraban fácilmente podían estar relacionados con él, así que era absurdo que Eric intentara distraerla con algo distinto. Al menos eso no iba a ocurrir omitiendo el trabajo con más trabajo.

Fue por los de Iván. Estudió detenidamente la fotografía de Maga Dausset.

«Ella era hermosa, ¡igual que tú!» Recordó que le había dicho un Aion ebrio y triste el sábado, pero esta chica no parecía el tipo de Aion. De pronto la invadió la urgente necesidad de mirarse al espejo y compararse con ella.

«No, no, no». Sacudió la cabeza. «No estoy obsesionada con él.»

Gris retiró todo con calma. Leyó un par de cosas, nada que no supiera de él ya, así que se enfocó en Maga. Su declaración llamaba la atención por lo desprolijo de la letra y las palabras tan juntas que llenaban cada espacio del documento.

Analizó la grafía de Maga con cuidado. A primera impresión, parecía una nota de confesión escrita con apuro, como si hubiese querido deshacerse pronto de lo que tenía en la cabeza antes de que se esfumara de su mente, y había una cantidad de palabrerío exasperante.

Ojeó aquí y allá un par de oraciones que no parecían tener sentido —la letra de Maga no ayudaba—, hasta que distinguió que a lo largo del documento, no se dirigía nunca a Aion como..., bueno, Aion.

Sin embargo el papel estaba lleno de oraciones como: «él estaba ayudándome», «no entiendo por qué lo hizo», «no quería irme así», pero también otras más trágicas como: «estaba obsesionado con la muerte», «nos hicimos mucho daño», «por favor, no lo dejen solo. Él no quiere estar solo».

La manera en que hablaba de él, tan personal y privada, como si Aion Samaras hubiese sido el mundo para Maga, le hizo sentir que estaba haciendo algo malo mientras husmeaba en su vida íntima sin su permiso, por lo que decidió omitirlo.

Del folio sacó dos memorias flash de video. Una era de Maga y la fecha coincidía con la declaración escrita que acababa de leer. La otra en cambio era del último interrogatorio que le habían realizado a él.

—Carajo... —Profirió por lo bajo y corrió hasta la mesada de la cocina en busca de su computadora portátil.

Instaló el video con la entrevista de Aion y se mordió los labios ansiosamente, mientras esperaba a que se cargase en la pantalla. Él estaba sentado casi de espaldas a la cámara por lo que Gris no conseguía ver bien su cara y era más complicado leer la vasta paleta de expresiones que podía dibujar.

¿Cómo es que dicen ustedes cuando están investigando a alguien? —Preguntó Aion en el video. Transcurrieron varios segundos de silencio—. Vamos, a ustedes les encantan esas cosas.

Iván comenzó:

Tienes derecho a guardar silencio…

No, no. Eso es lo que dicen cuando arrestan a alguien. Yo no estoy arrestado —interrumpió Aion, afirmando su espalda contra la silla—. Cuando investigan a alguien suelen decir: «se presume inocente hasta que se demuestre lo contrario», ¿no es así? —Ni Eric ni Iván contestaron—. Detective Ross, ¿verdad que es así?

Es así —confirmó Eric, de pie detrás de Iván—. ¿Cómo sabes eso?




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