Los pedazos de mi corazón | ~{amores Verdaderos #1}

Capítulo 9

~{ Su pelo ondulado, sus ojos tan azules como el mar, su nariz recta, su porte elegante y masculino, su cuerpo fornido y musculoso ¿había visto un joven tan bello como él?, no, creo que no... pero Anastasia, ¿Qué estas pensando?, ni siquiera lo conoces ~} sin darse cuenta un suspiro arrancó de sus labios, de inmediato la vergüenza la inundó, su rostro se comenzó a sentir caliente, incluso sus orejas. Sabía que se había sonrojado, ¿y como no hacerlo ante semejante varón?, llevó una mano a su boca y simuló estar tosiendo.

Mientras tanto Gregory pensaba...

~{ ¡No puede ser!, ¿quien es ella?, es preciosa, hermosa Su pelo castaño, sus ojos color miel, su mirada, la forma de su boca, labios gruesos; son perfectos, podría tocar el cielo con sólo besarlos, de eso estoy seguro, he visto tantas mujeres, pero ninguna como ella}~ vió cómo las mejillas de la joven se tiñeron de carmesí, de pronto comenzó a toser, preocupado se aproximó para socorrerla, con la palma de su mano dio pequeños golpes en su espalda, sin embargo la joven, al sentirlo, se tensó y de inmediato se irguio golpeando con su cabeza la nariz de Gregory, este se quejó del intenso dolor, y de un segundo a otro sangre comenzó a caer de esta.

—¡Oh cielos!, disculpeme, lo lamento, lo lamento tanto —con premura sacó un pañuelo celeste de su bolsillo izquierdo, lo colocó debajo de su nariz con cuidado y delicadeza. Sin querer rozó sus manos, y un cosquilleo se extendió por todo su brazo y parte de su cuerpo. Frunció el ceño extrañada.

—Descuide, no es nada grave —Gregory estaba sumamente nervioso, con un sólo efímero toque de sus manos un cosquilleo se hizo presente, algo que jamás había sentido en su vida. La cercanía de esa muchacha lo tenía desconcertado, y atontado. No estaba pensando en la sangre ni en el dolor, solo sentía sus manos sobre las de él, su rostro tan cerca del suyo, su boca con esa forma de corazón tan perfecta, que unas incontrolables ganas de besarla lo dominaron, aunque sabía que no debía ni pensarlo pero no podía dejar de mirar su boca, se veía tan apetecible y tentadora, que de seguro su sabor era semejante al mejor manjar de los dioses.

~{¿Que hechizo es este que no puedo dejar de mirarla?, si tan sólo su mirada me tiene hipnotizado de está manera, no puedo imaginar que sucedería si nos tomaramos de las manos, o peor aún, si nos besamos. Es inexplicable lo que siento. Necesito saber su nombre, no puedo dejarla ir sin saber quién es ella, si está soltera o comprometida. Espero que no tenga a nadie, realmente espero que esté libre }~

Gregory llevó la cabeza hacia atrás sosteniendo el pañuelo en su nariz, de esa manera el sangrado pararía. Al cabo de unos minutos, su método dió resultados, y la sangre se detuvo. El momento perfecto para conocer más de ella.

Anastasia estaba completamente avergonzada, además de haber quedado embobada con el joven, lo golpeó en la nariz.

~{ Oh Dios, ¿Que impresión le habré dado?, definitivamente no es mi día, debí haberme quedado en casa}~ —se llevó las manos a su cara y la vergüenza la embargo por completo, se giró para caminar hacia una banca con la vista clavada al suelo.

~{Maravilloso, se detuvo la sangre, ahora puedo platicar con ella, debo hacerlo antes de que se vaya}~ —pensó el joven al darse cuenta que se encontraba mejor, bajo su rostro pensando que la muchacha continuaba ahí, pero no la vio, miró a su alrededor buscándola con la mirada, y la vislumbro, sentada en una banca con el rostro compungido. Volteó su rostro y observó a Andrés; con el rostro sonrojado y riendose junto a Elise, negó con la cabeza, su amigo nunca cambiaría, siempre sería igual.

Volvió a mirar a la joven, y su corazón se estremeció al verla tan triste, guardo el pañuelo con cuidado, lo lavaria y mantendría junto a el.

Al instante recordó que al otro lado de la calle se encontraba una famosa y lujosa confitería. ¡Ya sabía que hacer!

Cuando el se sentía afligido o preocupado, el azúcar lo reconfortaba — ~{Le llevaré un dulce, de seguro que se sentirá mejor, ¿habrá sido el golpe en mi nariz lo que la hizo apenarse?, espero que no, porque me encuentro muy bien, es mas, no fue nada, y si tuviera que repetirlo lo haría, con tal de rozar nuevamente su mano. Además me he llevado un buen recuerdo}~.

Detuvo sus pensamientos y frunció el ceño, ¿Por qué quería que se sintiera mejor? ¿Por qué se preocupó al verla apenada?. Nunca le había importado una chica, de hecho, en Estados Unidos, su principal preocupación eran los estudios, deseaba ser un orgullo para sus padres, deseaba ser digno heredero del Ducado de Lancaster. Después de todo, era el único hijo, toda la responsabilidad caía sobre sus hombros.
Por esa importante razón decidió que las mujeres estaban prohibidas, no serían más que una distracción para su importante objetivo, y a pesar de que siempre era el centro de miradas de las damas nunca cortejo a ninguna, él aún no había dado su primer beso, a sus veinte años era un joven puro y casto en todo el sentido de la palabra.

Camino a paso rápido, emocionado ingresó al almacén, observó toda la clase de golosinas y chocolates, con su mirada buscó los más deliciosos y poco comunes, extasiado dejó ver una preciosa sonrisa que no fue indiferente para joven vendedora.

—Buenos días señorita, necesito el mejor dulce, el más inusual — sonrió de oreja a oreja.

— Si, por supuesto... es muy afortunada su prometida —declaro con pesar.

Gregory arqueo las cejas, aquel tono de voz le pareció extraño —. No, no tengo prometida, no aún, es para una muy buena amiga, está algo triste y se lo llevaré para que se sienta mejor, estoy seguro de que se pondrá muy feliz, ¿Quien no se alegraría con un delicioso golosina? —sus ojos brillaron al imaginar en la reacción que ella tendría. Esperaba que todo resultaba tal cual el lo pensaba.

— Oh, entiendo — ~{En donde se encuentran hombres así , la suerte de algunas~} pensó la muchacha haciendo un puchero con la boca —. Mire, este caramelo nos acaba de llegar, es un dulce de miel, exquisito y único, el precio es un poco elevado al ser algo exclusivo. Usted dígame.




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