Capítulo 14

Luego del anochecer llega un nuevo comienzo. Los rayos del sol entran por la ventana, el canto de los pájaros anuncian el amanecer, ¿Es este el día en el que se gana la batalla del amor?.

Gregory abrió lentamente sus ojos, en su cama aprecia una silueta, es increíblemente perfecta, su corazón amenaza con salir desbocado de su pecho, ¿Acaso es amor lo que brota de él?.

Se levantó del sillón visiblemente adolorido, su cuello y su espalda están resentidos, sin embargo se olvida del dolor, toma la manija de la puerta y sale de su habitación en silencio.
Recorre su hogar con dirección a la cocina, nadie más que él y Anastasia se encuentran en casa, al llegar en medio de la noche a su residencia de soltero con una dama desconocida corría el riesgo de levantar chismes, por eso pidió a todos los criados que se marcharan, él se encargaría de preparar los alimentos.
Busco minuciosamente en la despensa, no era la primera vez que debía prepararse el desayuno, pero era la primera ocasión que lo haría para su futura esposa. Pensó durante unos minutos en qué comida preparar, hasta
que a sus pensamientos se cruzó el desayuno americano típico; pan tostado, con tocino y huevo revuelto.

Se lavó sus manos, buscó una bandeja de plata, y comenzó a preparar la merienda.
Al cabo de un rato y tras finalizar con la preparación de los alimentos, se dirigió al patio; tomó una preciosa flor violeta y la puso sobre una servilleta.

Caminó a grandes zancadas hacia su despacho, tomó una hoja, lápiz y escribió:

"Mi mejor amanecer será cuando me despierten tus besos... sé que ahora no será posible, pero ¿Acepta desayunar conmigo?"

Miro el escrito y sonrió, ¿Él escribiendo notas románticas?, nunca se lo hubiera imaginado. En ocasiones encontramos nuestro destino en el camino que tomamos para evitarlo.

                         ~•~•~•~•~

Anastasia se encontraba profundamente dormida cuando el sonido de la puerta cerrándose la despertó, se sentó en la cama, sobó sus ojos, y vio a Gregory acercándose con una bandeja en las manos.

— Buenos días, espero no haberla asustado — se veía sumamente contento.

— No, para nada, por un momento me olvide que esta no es mi cama, es tan grande y cómoda. La mia es la mitad del tamaño de esta.

—Me alegro que se sienta cómoda... he preparado el desayuno, espero tenga tanta hambre como yo — dijo mientras se sentaba y ponía la bandeja sobre la cama.

—¿Usted?, ¿En serio?, ¿Cómo es que lo dejaron entrar en la cocina?.

—Anoche cuando llegamos, pedí a los criados que se marcharan, no quiero que comiencen con habladurías, además yo sé cocinar, en Estados Unidos el estilo de vida que llevaba era totalmente diferente.

—¡Oh, es usted maravilloso! — sorprendida por lo que acababa de decir se sonrojó y comenzó a mirar la bandeja con atención, vió la nota sobre la servilleta y con curiosidad preguntó — ¿Qué es esto?

—Lo escribí para usted, espero que no me considere atrevido — tomó las manos de la joven —. Es sólo que desde que la conocí ha provocado cosas en mi que aún no puedo comprender, cosas que nunca he llegado a conocer, hasta ahora. Siento que usted ha encendido una llama en mi corazón... sé que es precipitado y temo que mi declaración la espante, pero no puedo callar lo que siento — la miró fijamente a los ojos —. Si mis sentimientos no son correspondido, dígamelo por favor, y prometo dejarla en paz.

Anastasia abrió los ojos como plato, no sabía qué decir, pensó en lo sucedido la noche anterior, aquel beso que compartieron en el carruaje, ¿Por qué accedió a venir con él a su hogar?, no había ocurrido nada que comprometiera su virtud, todo lo contrario, había sido un completo caballero, no había vuelto a besarla, simplemente conversaron hasta que sus ojos comenzaron a cerrarse
Se sentía sumamente cómoda con él, es más, estar tan cerca de él provocaba en un cosquilleo en su estómago, sus rodillas comenzaban a flaquear cada vez que lo miraba, ~{¿Esto que siento es a lo que se le llama "amor"?, por primera vez en mi vida me arriesgare y lucharé por lo que quiero y por lo que me importa sin preocuparme de lo que piense o diga mi familia}~.

Con una sonrisa en su rostro habló:

—Yo...usted debe saber, que yo no soy conocedora del arte del amor, así como usted, tampoco puedo comprender en plenitud lo que me sucede,
sin embargo no puedo sacarlo de mi mente desde que lo conocí, desde que golpee su nariz, algo que lamento profundamente —Continuó—. Lo he pensado día y noche. El beso que nos dimos en su carruaje, fué mi primer beso, y para mi fué lo mas hermoso del mundo... disculpe mi franqueza — Se escondió rápidamente debajo de las sábanas, sentía sus orejas arder.

~{Debo parecer una niña pequeña}~.

Gregory tomó la bandeja, la dejo sobre una pequeña mesa de arrimo, y se metió debajo de la ropa de cama, busco el rostro de Anastasia con su mano, al encontrarla sonrió, acarició su cabello con suavidad, pasó los dedos por su frente, luego por su nariz hasta llegar a sus labios, gruesos y suaves. Recorrió cada milímetro con suavidad y deseo, aquel toque estremeció el cuerpo de la joven, se sentía en el mismo cielo, y deseaba mas, mucho más.

El muchacho puso una mano detrás de su nuca acercándola a él dejando muy poco espacio entre sus rostros, nariz contra nariz, respiraban uno el aliento del otro. Sus labios se rozaron y se besaron dulcemente, beso que se volvió explorador y pasional, se saborearon, se acariciaron, y se desearon con tal intensidad y desenfreno que un gemido salió de la boca de ella a la misma vez que un intenso calor se sentía en la entrepierna de él.

Gregory posó sus labios sobre su casto cuello, era delicioso, suave y cálido, no podía pensar con claridad, su cuerpo le exigía saltarse los límites, besar centímetro a centímetro el exuberante cuerpo de Anastasia, su virilidad se endureció de sólo pensarlo, y le pedía a gritos salir de aquel pantalón. La tomó de la cintura y la apegó a él, pero al instante ella sintió el bulto, se sobresaltó y se alejó tan rápido que en menos de un segundo cayó al suelo.