Los Peleadores de Quetzal - El Lobo de Frizia

08. Venganza

 Lycanhearth se apretó tan fuerte la cara que casi se exprime los ojos. Además de que la luz del alba le había dado con todo, justo de frente.

 Se había acabado todo.

 Al final todo a final se redujo a una espantosa pesadilla, lo que pudo calmar un poco su desbocado corazón.

 Pudo ver así que sus amigos seguían plácidamente dormidos, sobre todo Isabel, que reposaba sobre los muslos del joven como un polluelo sobre su nido.

 Es mejor no despertarlos. Se dijo. Por lo que se mantuvo quieto, mirando aquella antigua marca que se alojaba en su palma.

 Hace mucho que había dejado de pensar en ella, en esa raya horizontal de aspecto ceroso. Al igual que había dejado de pensar en ese día. Y en especial, en Vradfor.

 ¿Qué le había pasado? Se preguntó. ¿Qué habían hecho con él para que renegara de su gente de forma tan radical? ¿Simple avaricia, o existía algo más?

 Pero sus incógnitas, tuvieron que posponerse.

 No muy lejos de ahí, un peculiar olor alertó al licántropo, quien al instante recordó las palabras de Ionna dentro de su sueño. “Él ya viene, ¡corre!”.

 -¡Chicos, despierten!- Exclamó de pronto el joven.

 -Ly, ¿qué tienes?- Protestó Mark, incorporándose lentamente junto a Isabel.

 -¡Tenemos que irnos!

 -¿Ahora?- Se quejó Isabel. -¡Pero aún es muy pronto!

 -¡Ya!- Replicó el lycan.

 Y tomándolos de las manos se lanzó hacia el frente sin dejar de mirar hacia ambos lados. Mas sus compañeros no aceptaron tan hosco trato, y aunque no pudieron poner mucha resistencia, no pararon de protestar frente al repentino actuar de su camarada.

 Pero entonces, los sentidos de Ly estallaron de pavor.

 Se detuvieron frente a unas enormes rocas, a lo que el lycan, con tan sólo una mirada, les indicó a sus hermanos que guardaran silencio.

 Alguien los observaba.

 -¡Sorprendente!

 De golpe, un joven de aspecto maltrecho y grandes ojeras se deslizó de pronto frente a los muchachos, su frívola sonrisa los asechó con cada paso, mientras que el licántropo se ponía en frente de sus amigos, decidido a protegerlos a toda costa.

 -Imaginé que sería un poco más fácil encontrarte.- Comenzó a decir el joven. –Pero a pesar de tu desgaste, admito que me costó muchísimo seguirte el paso. ¡Pero en fin! Ya estoy aquí. Justo frente a ti…valió la pena ponerle empeño, ¿no?

 -¿Quién eres?- Inquirió Ly.

 -¡Ah!- Resopló el perseguidor. -¿No me recuerdas? ¡Oh, claro! En ese estado careces totalmente de conciencia, así que no me sorprende que te hayas olvidado de mí. Pero bueno, tampoco  me viste en mi otra forma, así que es lógico que no me reconozcas.

 En eso, Ly tuvo un vago indicio de quién era él. Incluso, esa cara, ya la había visto antes. Años atrás. La mañana en que asesinaron a toda su gente.

 -Escucha, de verdad no sé quién eres y en serio tenemos prisa. Así que, buen día.

 Sin embargo ¡fosh! el dragón se desliza cual soplo y corta el paso del joven lycan.

 -¡Oh, por favor!- Insiste. –No hace falta que se retiren por mí. Es una linda mañana y me apenaría mucho que se la perdieran por salir tan apresurados.

 El joven ya no podía más con la tensión, pero aun así se mantuvo lo más calmado posible. A pesar de que ya no podía contener las ganas de romperle a golpes esa burda sonrisa.

 -¡Déjalos ir!- Disparó finalmente. –Esto es entre tú y yo, ellos no tienen nada que ver…Mira, entiendo por lo que estás pasando, pero hagas lo que hagas, tu jinete no volverá. Así que por lo menos haz algo que valga la pena y deja a mis amigos fuera de esto.

 Niro soltó una cruenta carcajada y con una engreída mueca le respondió:

 -Mira, pequeño. Mientras seguía tu rastro tenía pensado matarlos frente a ti para que sintieras lo mismo que yo. Pero en los últimos dos días no he comido, no he dormido, ¡y de verdad estoy muy cansado, así que seré breve!

 Y ¡fuam! apartó a Ly con el brazo y con el puño en alto lanzó una ráfaga de hielo. Mark e Isabel salieron volando hasta estrellarse a la distancia contra el césped.

 -¡No!- Exclamó él.

 Niro regresó su mirada hacia el muchacho, y formando en su mano derecha una pica de hielo se abalanzó contra este, pensando en su corazón.

 Ly, por supuesto, no se iba a dejar vencer así nada más y sujetando ese brazo luchó con todas sus fuerzas para detenerlo. Se quita así al dragón de encima, brindándole un fuerte cabezazo en toda la nariz, además de quebrarle esa pica de hielo con parte de la mano, la cual luego es recubierta por otra capa helada.

 Niro se vio forzado a retroceder.

 Y limpiándose la sangre, este dice:

 -De acuerdo… te subestimé… ¿Quieres que lo haga a la mala? Pues bien, ¡hagámoslo a la mala!

 Sin pensarlo dos veces Ly saltó a la batalla, lanzando contra Niro una lluvia de sus mejores puños. Mas este los esquivó con simples movimientos de hombro al ritmo de una mortífera danza. Una danza lúgubre con la que el dragón quería componer la muerte de aquel muchacho.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.