Los pensamientos de una joven

Por ti, soy poesía negra.

Hoy fue un día estresante.

Llegué a casa y me sentí tan cansada,

pensé que el mundo que me rodeaba

se derrumbaba a mi pies.

 

De repente quiero llorar,

jamás me había sentido tan estresada.

Y me pregunté,

«¿Cuándo llegará el amor a mi vida?»

 

Durante toda mi existencia

he estado sola,

tan sola que me pregunto

si el amor es lo que realmente deseo.

 

¿Cómo saber si es lo que quiero,

si nunca lo he tenido?

Quizás sólo deseo probar,

para después anhelar debidamente,

y quererlo de verdad.

 

Vaya desdicha.

 

Siento que amo,

pero no estoy segura.

Quiero arriesgarme,

pero no está.

Deseo probar,

pero no hay oportunidad.

 

¿Entonces?

 

Me convierto en una caja

en cuyo interior

guarda una gran roca.

Una roca, la cual

no sé que pueda ser,

quizás se trate de un fósil,

quien fue una vez un corazón.

 

Fue tan estresante,

estaba perdida,

sofocada,

asfixiada,

destruida.

Jamás debí fijarme en él,

me esta matando.

 

Me consume,

he intento ser un fénix

que renace de las cenizas.

Quería gritar, golpear algo.

 

Sentí la necesidad de buscar

un lugar en donde descansar,

y cerrar mis ojos eternamente.

Deseé, aun sabiendo

que los deseos

traen sufrimientos.

 

Llegué a casa,

me encerré en mi cuarto,

y ahora escribo,

narro,

siento,

vivo,

y vuelvo a ilusionarme

con sus ojos negros e infinitos.

 

¿Estoy loca?

 

Soy una despechada

que se sienta a tomar

una copa mientras le expresa

el dolor a un amigo.

 

Lo siento,

siento que fallo.

Morfeo me absorbe

con los encantos de un sueño,

me desvanece en el viento.

 

Y aquella obsesión

por esos ojos negros,

se transforma en un dolor

pasajero y placentero.

 

Me aferro al dolor,

porque sino lo siento

entonces seré un corazón fosilizado.

 

Mi dolor, es producto

de algo hermoso,

de una mentira,

de una atracción,

de un sentimiento

al que llaman amor.

 

Sí, quizás ya he probado

el sabor de su dulzura.

Tal vez he rosado una parte de ellos,

pero es triste saber que está lejos,

que siempre será algo inalcanzable,

que tendré que correr por la tierra

para buscar ese amor perdido.

Ese amor con cuyo cincel

moldeé esta roca endurecida.

 

—Para el chico de coro.




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