Los pensamientos de una joven

Tres días

Tres días para llorarte.

Tres días para Extrañarte.

Tres días para pensarte.

Tres días para ti.

 

Sólo a ti,

espectro de mi corazón.

Lamentos lejanos,

te daré tres noches y tres días;

para que pienses,

te calmes y te libres

de esta pequeña alucinadora

que sólo sabe recordarte en sueños.

 

Quizá, para que me olvides.

Te arrepientas de amarme,

de quererme entre tus brazos...

Sí, déjame deambular por la tierra

en busca de tu presencia.

Déjame sufrir por amor.

 

Tres días para escribirte.

Tres días para buscarte.

Tres días para cantarte.

Tres días para ti.

 

Sólo a ti, dibujaré tu

sonrisa inexistente

en las paredes de mi cuarto.

Te regalaré este

preciado tiempo

para que te encuentres

a ti mismo.

 

Si llegas extrañarme...

mi pobre corazón de hielo

volverá a restaurarse.

Regresaré a mi lugar,

a tu encuentro.

 

Pero sé que lo mejor

será olvidarme,

darme la espalda como

todos lo hacen;

Pues ya me acostumbré

a la fría soledad,

a levantarme del barro,

a iluminar la oscuridad.

 

Aun así te amo,

tal vez te parezca

que no es cierto,

pero mentiría si dijera

lo contrario amor mío.

Por está razón,

te obsequio estas tres noches.

 

Si me olvidas o amas

con más intensidad,

incluso en la distancia mi

espíritu sentirá tu dolor.

Y esta piedra insensible

estará completamente

a tu merced,

bajo tus alas, ya no habrá

nadie en la tierra,

ni ella misma podrá levantarse

ésta vez de tu amor.

 

Porque he perdido,

si me dejas ahora con algo

de suerte podré seguir.

Si lo haces en un futuro

lejano... serás el ragnarök de mi vida.

 

—Para el chico de los dibujos.

 




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