Cerré los ojos, me sentí
flotar por mi habitación.
Abrí los ojos, te sentí
a mi lado abrazándome.
Cerré los labios, y te escuché...
Abrí los labios, para besarte.
Cerré el puño, para golpearte,
Abrir mi puño, para acariciarte.
Siempre es así, sólo en la imaginación...
Te odio, para después amarte.
En la mente, encerrada en mis dilemas.
Siempre volviendo a ti otra vez.
Mi círculo vicioso, mi encanto.
El brujo y yo tu aprendiz.
Mi coñac, el elixir de mis penas.
Cerré mi corazón para olvidarte,
Abrí mi corazón para extrañarte.
Caminando en círculos,
perdiéndome en tu bosque.
Esperandote, corriendo hacia a ti;
Mi neblina, las olas del mar.
La orilla de mi playa,
y las ondas de mi cabello.
Cubriendo todo, tomando nada.
Cerré la puerta, para impedirte el paso,
Abrí la puerta, para volver a tus brazos.
Divagando entre tus historias.
Durmiendo con tus cuentos.
Sentada en la banca,
deshaciéndome en tus desiertos.
Y...
Vuelvo a aquel dilema, y
otra vez caigo en esta pena.
—Para el chico de los dibujos.