Los pensamientos de una joven

Apagado

El viento golpeó contra

mi piel suavemente.

El invierno en New York

se parece mucho al que yo siento.

Los días calientes en Panamá

se impregnaron en mi paladar...

 

Pero los atardeceres, esos

que aveces son nublados,

otras pintados con el jugo

de una naranja madura;

aquellos crepúsculos que

siempre he amado, hoy me

observan tristes, cabizbajos.

 

Me llevan al hemisferio norte, otras veces al hemisferio sur...

Nunca al Ecuador.

 

No hay balances, sólo

un clima que viene y va, un

tiempo que se detiene

para luego acelerarse.

Unas horas silenciosas, unas

noches repletas en sueños eróticos, un día deambulando por el espacio,

y un respiro en tu alma.

 

Me mezclo con la lluvia y

el sol, entre el verano y el invierno,

pero jamás quieta, perseguida,

ahogada por tormentas.

 

Allí en el desierto nocturno,

bajo alas doradas, amarrada

con las espinas de las bellas

rosas rojas, pulverizada sobre

tierra, intoxicada por el agua,

el dictador, traidor y

amante me recuerda a mi

primavera, a mis

bosques deforestados.

A mi fuego apagado.

 




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