La luz tenue de mis alegrías;
aquellas lágrimas imaginarias.
Ese silencio melodioso,
un nudo en la garganta que me impide soñar...
Ese día nublado, esas lluvias con sol,
ese aroma embriagador.
Mis memorias las recuerdan,
emiten sus dulces notas
al encender el toca discos.
Entonces, sólo entonces bebo
de aquella copa repleta en
deseos de volver a vivir,
para luego arrepentirme
en deforestación de mis bosques.
Unas cuantas horas pintando
el tiempo, contando
cada copo de nieve en mis
ilusiones. Gritando sin voz,
atentando contra los miedos apagados,
cayendo desde la punta de
un risco, hasta dar contra
lo suave de unas hojas amontonadas.
Inerte, escondida, adolorida;
entre las sombras, las
despedidas son más claras.