Los pensamientos de una joven

Último

En la esquina de los perdidos,

el ave quedó atrapada entre

sus rejas. Bebió las aguas

saladas del caribe, y

melancólico se abrazó

con sus alas.

Cantó en honor al egoísmo

de tu perdida alma.

 

Picoteó unas cuantas

cerezas hundido en la

frustración, y cuando

las estrellas surcaron

el firmamento, voló.

Como último grito

de dolor, se fue.

Jamás volvió porque

la soledad lo devoró.

 

Aceptó la muerte de su

antiguo masoquismo, y

resucitó en el llanto de la luna.

Aquella gaviota, aun pienso

en su triste mirada,

aun siento el roce del dolor

cuando me dio la espalda.

 

—Para el chico de los dibujos.

 




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