Los pensamientos de una joven

La tarde no muere

 

La tarde no murió.

La mañana vive, el sol regresa

 cada día, semana, mes y año.

El crepúsculo es complicado.

 Nunca es fácil, pero es inolvidable.

 

No se olvida porque lo 

difícil siempre es quien

 marca; lo que llega sin 

problemas, sin nudos... 

son periódicos con 

miles de palabras que se

 desvanecerán de nuestras 

mentes. 

 

En el ayer.

Pero aquello que parece 

morir estando en medio del 

más fuerte huracán queda 

grabado en nuestra 

mirada, en nuestra alma.

Por eso, la tarde me persigue. 

Se adhirió a mí como un

 espíritu oscuro a un cuerpo.

Casi imposible evitar sentir

 el tacto de los últimos 

rayos solares que parecen 

querer rendirse ante la

 noche oscura y vacía.

Fue el cajón de recuerdos

 guardados, de pozos 

profundos repletos en 

aguas saladas, en fuego abrasador.

 

El sol nunca estuvo 

moribundo, brilló.

Iluminaron hasta la última 

nube blanca, y cegaron mi

 vista hasta sumergirla en oscuridad.

Y lo sé, así como el dolor

 sentido, sé que la tarde nunca murió.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.