Buscando respuestas ilógicas
te encontraste más de una vez.
En un macrocosmo tan enorme
como este te ahogaste, sin
saber aferrarte o dejarte ir.
Observarse las estrellas miles
de veces preguntándoles
porque tus pies pisan la tierra.
Murmuraste «¿quién soy?»
hasta cansarte de la pregunta.
Sólo te centraste en cosas exteriores.
Y tu microcósmo, tu
universo interior lo olvidaste,
quizás porque nunca
supiste de su existencia.
Y de que todas las verdades
a medias se completaban
al profundizar tus adentros.
Si vas lento o rápido, si caes,
si gritas, de pie o en el suelo...
Si vives aferrándote a la
materia finita, y borras
tu divinidad espiritual,
entonces animal eres y serás.
La libertad añorada es un
espejismo al apoyarte en tu propia cárcel.
Elegir volar es complicado,
algo que pocos logran.
Algo que pocos ven en sí mismos.