Los pensamientos de una joven

Por necia

 

Hablar con él son dos pasos 

delante; sus palabras, un 

dedo en la frente y dos 

cruzados en el corazón.

 

Intranquilo en el rincón

 del olvido, alejándose 

lentamente por las vías 

de su tren, llega donde sus 

labios son un espejismo, y

 su liza espalda tentación.

 

Embustero de las poesías, 

soñador en el interior. 

Hombre de laguna 

salvaje, de frágil pisar.

 

Hablar con él es formatear

 el alma, y apedrear nuestro espíritu.

Canalla en su vida, cobarde

 en la montaña rusa.

 

Si fue él quien con tanto 

esfuerzo se metió en el cajón, 

dile que por favor ya no

 traiga más pesar a mis lágrimas.

 

Porque ese hombre es culpable 

de haber roto el jarrón. 

De pervertir su mente

 hasta hacerla carbón.

 

Hablar con él son dos golpes 

a la puerta, y un grito

 en el interior.

 

Pesadas sus pestañas dejo 

caer, la vio crecer hasta el 

sol; lejano, sus amargos 

pensamientos se vieron caer

 ante la ingenuidad repleta de deseos.

 

Él quien con tanto esmero

 se hizo víctima en su cristal

 de tiempo; su pelo suelto 

bailo al compás del viento, 

se burlaba de su desespero.

 

Hablar con él es vaciar 

el tanque de gasolina, 

y ahogarse en sangre.

Por ser hombre, ella por ser 

mujer, se dejaron manchar 

por las gotas melancólicas del atardecer.

 

Él quien la miraba con 

adoración, se sabe bien 

que vino de cuentista... A 

elogiarla y obstruirla de su 

propio amor, de sí misma.

 

Por necia es culpable, por

 hablar con él, y dejarse querer.

 




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